Desde una concepción constructivista de la educación, es importante considerar dentro del acto didáctico los
procesos de enseñar a pensar y de enseñar a aprender, que en definitiva son mecanismos que favorecen el
conocimiento de uno mismo, ayudan al aprendiz a identificarse y a diferenciarse de los demás. Los estudiantes llegarian
así a ser conscientes de sus motivos e intenciones, de sus propias capacidades cognitivas y de las demandas de
las faenas académicas, llegando a ser capaces de controlar sus recursos y regular su actuación posterior.
(Trabajo importante de tutoría y orientación).
Querríamos incidir, también, en algunos términos implicados en este concepto:
De un lado se habla a menudo de técnicas de estudio y de su falta, como un factor negativo en el proceso
educativo. Es muy cierto que tradicionalmente el acto didáctico se ha caracterizado por una transmisión casi unívoca
de los conocimientos (con mucha frecuencia solamente conceptuales), sin pararse en los procesos
cognitivos que el alumno desarrolla en este momento. También se ha abordado el dominio de ciertas técnicas como
el aprendizaje de métodos para aprobar...
Y es que en realidad el conocimiento de unas determinadas técnicas no es sinónimo de éxito, pero ayuda a la realización y
concrección de trabajos educativos. No podemos pretender nada más enseñar y aprender técnicas y los procedimientos
algorítmicos de su uso. Hemos de procurar razonar y determinar la conveniencia de su utilización en función de
diferentes factores personales, ambientales, de la demanda del trabajo, etc..
Esta actitud de análisis previa de las condiciones que envuelven un hecho didáctico supone un nivel superior de
procedimentos de aprendizaje. Nos referimos, evidentmente, a una actitud estratégica hacia las cosas. Es aquello que
haría un experto delante de un tema de su dominio... Primero planificaría la acción y sus posibles consecuencias.
Más tarde desarrollaría y regularía el procedimiento escogido, para acabar evaluando todo el proceso.
La práctica estratégica genera inferencia y transferencia de los contenidos a otros ambitos semejantes, y por
consiguiente, esta negociación intra-inter psicológica (Metacognición) hace crecer la zona de desarrollo
próximo (ZDP) del individuo.
© 1996 Carles Dorado Perea
Inicio Página: 1-12-96
Última revisión: 25-2-97