ARTICLES D'INTERÈS PEDAGÒGIC

AUTOESTIMA

FERRAN SALMURRI, AUTOR DEL PLAN PARA LA SALUD MENTAL ESCOLAR

"La felicidad debe enseñarse en el cole"

LLUÍS AMIGUET LA VANGUARDIA -  25/09/2002

Tengo 55 años. Nací en Barcelona. Estoy casado y tengo dos hijos. Soy psicólogo del hospital Clínic y autor del programa de mejora de la salud mental en las escuelas. La felicidad es un sentimiento que se puede adquirir si aprendes y ejercitas una serie de técnicas mentales. Se debe enseñar felicidad en la escuela, igual que las matemáticas

-Se puede aprender a ser feliz?

-Se debería.

-¿La felicidad se aprende como las matemáticas?

-Pues claro. La felicidad es un sentimiento que puedes modular a voluntad si sabes cómo hacerlo.

-¿Cómo se consigue esa sensación?

-Con una serie de técnicas de higiene mental: autocontrol del pensamiento, relajación, autodominio y alivio de la ansiedad y el estrés que yo propongo que se enseñen a los niños ya desde el colegio.

-¿Cómo?

-Con ejercicios. Yo creo que esas disciplinas de control mental son imprescindibles para aprender con eficacia todo el plan de estudios. Fíjese que de nada vale que el niño sepa muchas matemáticas si luego los nervios le hacen bloquearse en un examen o la ansiedad o la falta de seguridad en sí mismo le impiden salir a la pizarra y exponer lo que sabe ante sus compañeros.

-Todos hemos sufrido pánico a que nos sacaran a la pizarra en el cole.

-Sí, pero podríamos habérnoslo ahorrado con un poco de ejercicio mental y autodominio. Enseñarle a un niño a dominar la propia mente y a conseguir una personalidad equilibrada es facilitar el conocimiento ahora y, además, darle la felicidad después.

-En el cole no nos enseñaron nada de eso.

-Lo sé. Y era un error. En cambio, las escuelas orientales dedican horas y horas de ejercicio mental a la concentración, la relajación, el autodominio...

-¿Y ahora usted qué propone en su plan de higiene mental escolar?

-Técnicas de respiración, relajación y autodominio, refuerzo de las capacidades cognitivas y de conducta y de las habilidades de relación al potenciar los valores de respeto, tolerancia y empatía. Y estoy convencido de que son cosas que profesores y alumnos pueden aprender juntos para mejorar en equipo.

-Hombre, suena bien.

-Sí, hoy empieza a ser posible y hay más interés en estas técnicas, pero en mi infancia gran parte de las escuelas de mi generación sustituyeron todas esas disciplinas de autodominio por el miedo. Se nos enseñaba miedo. Los niños buenos debíamos temer a "los mayores", a los curas, a todos los profesores, al guardia urbano y al vecino.

-Ahora el miedo se lo tienen algunos profesores a los adolescentes...

-Es que, para encauzar esa agresividad que tienen algunos jóvenes, no hay que infundirles temor, hay que enseñarles empatía desde que son niños. Los estudiantes tienen que saber cómo discernir y sentir como propios los sentimientos y las necesidades de quienes les rodean. Y eso se puede aprender.

-Todo eso está muy bien, ¿pero cuándo? Los horarios escolares están sobrecargados.

-Le aseguro que aprender a respirar correctamente y relajarse no va a sobrecargar de trabajo a profesores y alumnos. Al contrario, les va a facilitar enormemente la enseñanza, porque esas técnicas mejorarán el clima educativo y disfrutarán más de la vida en el cole.

-Antes decían: "Es que el niño es tímido" o "es que es muy nervioso" y ya está.

-Sí, pero ahora eso no es suficiente. Debemos ir más allá. Y ayudarle enseñando técnicas para que mejore. Ya no podemos sólo enseñar al niño a andar, hablar o pensar... Tenemos que enseñarle a andar, hablar o pensar, ¡bien! Eso es el progreso y yo creo en él.

-¿Puede darme un cursillito de felicidad?

-¿Ahora?

-Un minicursillo gratuito.

-Para empezar, debe usted tener alta la autoestima.

-¿Usted cree que tengo la necesaria?

-¡Ya empieza usted mal! La autoestima es eso: "auto" estima. No puede preguntarme a mí si usted es bueno o malo. Quererse depende sólo de usted. Debe usted aprender a reconocer sus virtudes y, si hace algo bien, el primero en felicitarse siempre tiene que ser usted.

-Eso no es difícil, pero, ¿me hará feliz?

-Bueno, para empezar calcule usted mismo su felicidad. Veamos su índice de felicidad (IF): tome cinco factores de su vida y autoevalúese. Dése una nota de uno a diez en cada uno. Estos factores son: autoestima, capacidad de pensamiento positivo, relaciones con los demás, autocontrol emocional y autocontrol de conducta.

-Tomo nota...

-Ahora divida el resultado por cinco y ya tiene una nota de su índice de felicidad.

-Buf... ¿Y si suspendo?

-Esto no es el cole, tranquilo. Reflexione y empiece a trabajar para mejorar.

-Por ejemplo, quiero mejorar en pensamiento positivo... Pero seguro que fracaso.

-Je, je. No, hombre, tenga más confianza.Es cuestión de técnica. Todo el mundo se preocupa mucho de la manera en que escribe: si hace faltas o no; muchos menos cuidan su forma de hablar... Pero nadie se esmera en pulir su forma de pensar. Y la higiene de pensamiento y el autocontrol mental son fundamentales para lograr la felicidad.

-¿Acaso el pensamiento no es libre por definición?

-Claro, pero no por eso debemos permitir que sea autodestructivo. Usted no debe abandonarse a pensamientos negativos.

-¿Por ejemplo?

-¿Cómo puede ser feliz alguien que cree que el trabajo es una maldición?

-Hombre, no siempre es alegría.

-Debe usted eliminar esas creencias profundas, limpiarlas de su mente igual que usted cuida su higiene dental. Tiene que aprender a conducir su pensamiento para crear un tráfico mental positivo.

 

BOSCO GUTIÉRREZ, NUEVE MESES EN UN ZULO DE UN METRO POR TRES
"A mayor rechazo, mayor angustia"
Tengo 48 años. Nací y vivo en México DF. Estoy casado, tengo nueve hijos y vengo de una familia de 14 hermanos. Estoy licenciado en Arquitectura. Mi postura filosófica y política se basa en lo que yo hago: una arquitectura en función del ser humano. Soy católico. He dado una conferencia en la UIC sobre la historia de mi secuestro
IMA SANCHÍS - LA VANGUARDIA 21/11/2005

 

- ¿Cómo se sentía?

- Me tuvieron desnudo cuatro meses. Los secuestradores iban con capucha y jamás oí sus voces, se comunicaban por escrito. Después de tenerme tres días a oscuras me pasaron un interrogatorio: "Hasta que conteste no comenzarán las negociaciones".

- Contestó, claro...

- Les conté detalles de la vida cotidiana de mi familia y me sentí un traidor, me abandoné y me dejé morir. Trece días tirado en el suelo, haciéndome las necesidades encima.

- ¿Salió de ese estado?

- Uno de los guardianes me mostró un papel: "¡Viva México! (era el día de la independencia), puede tomar lo que quiera".

- ¿Qué pidió?

- Un gran vaso de Chivas. Me lo trajo, yo me arrastré para cogerlo porque estaba totalmente entumecido y me fui al rincón como un animal con su presa. "Esto sí lo voy a gozar", me dije. Entonces, el otro Bosco que hay dentro de mí comenzó a hablarme: "¡A ver si eres tan hombrecito!, ofrece el whisky".

- ¿Y?

- "Yo ofrezco estar secuestrado", dije. "Eso no depende de ti", contestó mi voz interior, y tiré el whisky por el váter. Me quedé pensando que había hecho una estupidez y me dormí. Cuando desperté, cogí el papel sobrante del interrogatorio y escribí: "Hoy gané mi primera batalla, no todo lo deciden ellos". Así empecé a recuperar la autoestima.

- ¿Cómo consiguió que creciera?

- Pensé que no sería muy diferente lo que yo le diría a uno de mis hermanos si estuviera en mi lugar y decidí escribir una carta como si el secuestrado fuera otro. Me puse en pie por primera vez en 19 días y recé.

- ¿Olvidó la carta?

- Sí, pero cuando acabé el rosario la vi dobladita junto a la puerta y me puse a llorar como un idiota: "¡Recibí una carta de mis hermanos, qué maravilla!", grité. El Bosco realista me decía: "Ya te volviste loco".

- ¿Qué ponía en la carta?

- "Éste no es un problema personal, es un problema familiar, y lo vamos a resolver en equipo, pero tú eres el que tiene el trabajo más importante: cuidar de ti mismo".

- ¿Abandonó el papel de víctima?

- Sí, entendí que mi trabajo era entregar mi cuerpecito perfecto al equipo. Así estructuré mi vida, que dividí en tres columnas: salud mental, salud física y aprovecha el tiempo incluso en esas circunstancias.

- ¿Cómo aprovechar el tiempo en un zulo?

- Lo primero era no volverme loco. Entendí que cuanto mayor fuera el rechazo más crecería la angustia, y decidí aceptar mi circunstancia, limpiar mi cuartito y controlar la imaginación. El tiempo lo medía a través de una cinta de música que ellos ponían para que no los oyera, todo el rato la misma.

- Eso es muy mortificador...

- Yo lo convertí en un instrumento. Vivía días de 32 casetes y acabé ajustando la fecha, esas conquistas mejoran tu autoestima. También pedí una dieta muy sencilla que le recomiendo.

- ¿. ..?

- Fruta tres veces al día, cereales por la mañana, proteína al mediodía y yogur por la noche. Corría una hora y media al día (tres casetes) y hacía un casete de abdominales. Pero estoy convencido de que el músculo más importante es la voluntad.

- ¿En qué pensaba?

- En mi madre, que había muerto tres años antes. Recuperé un recuerdo de niño, un sueño. Estaba en el infierno, y un tipo me gritaba: "Estas aquí por no haber ayudado a nadie, fuiste egoísta, y yo estoy aquí porque nadie me echó una mano. Si me hubieras ayudado, los dos estaríamos en el cielo". Mi madre, que era muy inteligente, me dijo: "Te acabas de dar cuenta de tu responsabilidad como cristiano, hay que ayudar a los demás".

- ¿Temía encontrar en el infierno a uno de los secuestradores?

- Pues sí, y que me dijera: "Te pudres en tu perfección, porque nunca pensaste que nosotros somos tan dignos y valiosos para Dios como cualquiera".

- ¿Y empezó a hacer apostolado?

- Recé por ellos y cuando llegó Navidad les pasé un papelito: "Señores guardianes, hoy es Navidad y no hay ni secuestradores ni secuestrado, todos somos hijos de Dios y a las ocho de la noche vamos a rezar". A esa hora abrieron la ventanuca de la puerta y vi a cinco encapuchados blancos en un fondo negro.

- ¿Qué les dijo?

- Les hablé de la humildad y les leí el evangelio. Al terminar, uno por uno me dieron la mano y experimenté la felicidad más grande. Salir de mí mismo y pensar en los otros hizo que me sintiera valiente y útil. "Arquitecto Bosco - me escribió uno de los secuestradores-, díganos de dónde saca usted la fuerza".
- ¿De dónde?
- Había perdido el miedo, sabía que mi vida no estaba en sus manos, sino en las de Dios. Los cinco meses restantes fueron de gran profundidad espiritual.
- ¿Tiene nostalgia de esos nueve meses?

- En cierto modo. La sociedad nos mueve a interiorizar poco, vivimos muy en la superficie, no tenemos espacio para reflexionar y por tanto poco crecimiento personal, de manera que tus relaciones con los demás son atropelladas, y tus actitudes, no ponderadas.
- ¿Cómo salió de allí?
- Temía que me abandonaran dejándome morir. Durante meses estuve fabricando una ganzúa con un muelle del catre. La idea era usarla si me abandonaban, pero quise probarla, abrí y no pude volver a cerrar. Me veía muerto. Avancé, pasé junto a un guardián que dormía y salté por una ventana.

 

 

 

ÁLVARO MARCHESI, PEDAGOGO.                  EXPERTO EN FRACASO ESCOLAR


"Lea con sus hijos y no les suspenderán" Tengo 57 años. Nací en Madrid. Cada maestrillo tiene su librillo: el mío es la intuición. Casado, dos hijos: gestioné sus suspensos con comunicación y apoyo emocional. Trabajo para que la igualdad empiece en el cole. La familia que lee unida... No suspende. No sobra ni un día de vacaciones. Publico Los malos alumnos... (Alianza)

LLUÍS AMIGUET -  LA VANGUARDIA  20/12/2004

-Miles de chavales suspendidos, ¿qué hacer?

-Los padres tenían que haber hecho los deberes ya.

-¿Hacérselos o ayudar?

-Los padres pueden marcar la diferencia entre éxito y fracaso escolar, pero años antes de que lleguen las notas. Si les leen a sus hijos desde pequeñitos y luego leen con ellos, su rendimiento será muy superior al de los niños siempre aparcados frente a la tele.

-Consejo preciso y precioso.

-Si no se ha seguido, lo mejor es reaccionar cuanto antes.Un niño con un ligero retraso es fácilmente recuperable, pero la educación es como el pelotón del Tour: cuando te quedas descolgado, remontar cada metro requiere mucho más esfuerzo que mantener la velocidad habitual de la clase.

-¿Y una vez detectado el fracaso?

 -El colegio debe poner los medios: profesores con grupos muy reducidos de alumnos dos horas extra semanales de clase de apoyo.

-Las clases particulares son caras.

 -Más caro es recuperar sociópatas. El fracaso escolar es un camino hacia la marginación. El Estado debe pagarlas.

-¿Qué pueden hacer los padres?

 -Además de apoyar su refuerzo, deben asegurar al suspendido experiencias de éxito.

-¿Aplaudirle por fracasar?

 -No. Darle la oportunidad de que, aunque suspenda matemáticas o lengua, pueda triunfar en el cole en otras facetas.

-Por ejemplo.

 -En los deportes o tocando un instrumento o con su relación con los animales... Cualquier actividad que los demás aprecien.

-¿Por qué?

 -Sólo así el niño que fracasa en el cole reforzará su autoestima y verá en la educación una vía de gratificación, no sólo una mortificante degradación de su ego.

-¿Y el fracaso escolar de los profesores?

 -¿?

-Estresados, agobiados, cansados...

 -Para evitarlo deben anticiparse al conflicto, intuirlo y gestionarlo con cierta distancia.

-¿Sin implicarse emocionalmente?

 -Saber distanciarse no quiere decir pasar, quiere decir saber desconectar del cole cuando acaba y tener una vida aparte. Les ayudará mucho tener amigos compañeros.

-Colegas y sin embargo amigos: difícil.

 -¿Por qué algunos profesores que se enfrentan a los mismos alumnos están ilusionados y otros en cambio están agobiados?

-¿Por qué?

 -Porque han encontrado un grupo en el que se apoyan mutuamente y se motivan.

-¿Demasiadas vacaciones para los profes?

 -¡No!, sufren un gran desgaste emocional.

-¿Y los demás trabajadores, no?

 -La pelea diaria con los alumnos es agotadora. Son vacaciones necesarias. Como es necesario más apoyo del Estado a los centros con más inmigrantes en los barrios de nivel sociocultural más bajo. Las cifras cantan.

-¿Qué cantan?

 -Más presupuesto de educación, menos suspensos; más nivel sociocultural de los alumnos, menos fracaso. Y cuando hay menos fracaso, se asegura que el nivel sociocultural de todo el país será mayor en el futuro.

-¿Suspenden mucho nuestros chicos?

 -Tenemos una tasa del 25 por ciento.

-¿Suspendemos entonces como sociedad?

 -Sí. En la UE la media de suspensos es del 18 por ciento. En el Estado, las comunidades más ricas tienen menos suspensos: Navarra y País Vasco o Catalunya muchos menos que Extremadura y Andalucía. Lo mismo pasa en el planeta: los países prósperos aprueban.

-¿Existe una tasa natural de suspensos?

 -Podríamos aceptar hasta un 15 por ciento en los niveles obligatorios de enseñanza.

-Los niños ricos suspenden menos.

-Por eso los inmigrantes deben distribuiriles se por igual entre los centros de una misma zona. Es injusto que la enseñanza pública gestione en solitario el enorme coste de integrar a los inmigrantes, que es lo que está pasando en estos momentos.

-¿Qué propone?

 -Cada centro, público o concertado, debe recibir un trato específico. Un niño inmigrante llega sin saber la lengua: integrarlo exige un ímprobo esfuerzo personalizado. Es injusto que todos los centros reciban las mismas subvenciones, cuando hay institutos públicos con un 25 por ciento de inmigrantes y otros concertados que no tienen ni uno.

-¿Se está haciendo ese esfuerzo?

 -Hay miles de buenos profesores trabajando con resultados, pero necesitan más apoyo. También he encontrado a niños magrebíes que llegaron al cole público con 11 años y ninguna noción del idioma... ¡y les aprobaron!

-¿Las chicas son más listas?

 -Sacan mejores notas.

-¿Por qué?

 -Ellos maduran dos años después que ellas, así que sus problemas se prolongan en la secundaria. Además, la cultura de los chicos tiende a buscar su identidad en la rebeldía y eso afecta a su rendimiento. Se observa incluso en cuestiones menores.

-Por ejemplo.

 -Yo veo un examen y, sólo por la letra ilegible, ya sé que se trata de un chaval.

-La caligrafía ha caído en triste olvido.

 -Les suplico que se esmeren y nada:me llegan tarde, se pelean, chillan...

-Usted ha estudiado a las ovejas negras.

 -Les pregunté por los profesores y echaron pestes. Les pedí una excepción. Y me hablaron de una profesora de música.

-¡Si la música era una maría!

 -Pero esta profe los trataba como adultos. Preguntaba a los chavales cómo querían enfocar la clase y ellos la respetaban.

 

 

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