- Es la forma más fácil de creación. Consiste en tomar
vocablos de
otros idiomas. Palabras como: blog, chat, e-book, hacker,
enduro,
fitness, batasuno, batzoki o burka, que aparecían en el
texto 2, son originarias de lenguas como el inglés, el euskera o el
árabe.
- Éste no es un procedimiento nuevo, lleva miles de años en
funcionamiento. Veamos tres ejemplos históricos:
- Los romanos, conquistadores de medio mundo, utilizaban "espadas",
pero éste era un término que habían tomado de sus vecinos del norte,
los germanos; así pues, la spatula romana era un préstamo del
latín.
- La palabra viaje fue, durante la Edad Media, una
palabra
muy viajera: originaria del francés, de esta lengua pasó al occitano,
del occitano al catalán y del catalán al castellano.
- Muchas de las palabras que en español empiezan por "a-"
o "al-"
son de origen árabe: aceite,
aceituna, acequia, atalaya, azahar, alfombra, albahaca, albañil,
alcalde, alcantarilla, alcoba, alcohol, alfalfa, álgebra, algodón,
alhelí, almohada, alquimia, azahar,...
- Pero sobre este procedimiento hay que hacer una advertencia: que
un vocablo se utilice en un momento determinado, no significa que vaya
a incorporarse definitivamente a una lengua. De nuevo un ejemplo
relativamente reciente: hace unos veinte años, apareció un tipo de
ordenador que
incorporaba una herramienta nueva: el mouse; en los primeros
años parecía que la voz mouse se había consolidado como un
término del castellano y sin embargo, hoy en día nadie utiliza el mouse,
sino el término castellano ratón.
- Por tanto, para saber a ciencia cierta si un préstamo acabará
formando parte de una lengua determinada hay que dejar pasar el tiempo.
De ahí que la Real Academia de la Lengua -la R.A.E.-
se muestre cauta a la hora de incorporar nuevas palabras al Diccionario.

Actividades
11-16

