La conversación es una actividad comunicativa oral en la que dos o
más hablantes se alternan los papeles de emisor y receptor. Conversar
implica interaccionar tanto verbal como no verbalmente (con gestos,
miradas, etc.), si bien hay conversaciones en que no intervienen
elementos no verbales (como en la conversación telefónica o los chat,
por ejemplo).
En la viñeta de la derecha el protagonista no dice nada y en cambio, se puede interpretar el mensaje de preocupación y nerviosismo que transmite la imagen, a través de los gestos y actitudes del propietario: el ceño fruncido, el cabello despeinado, la mirada angustiada, el lápiz mordido y roto en la boca.
Hay gestos, actitudes de las personas, que complementan el mensaje verbal y, en ocasiones, le dan un significado diferente. Esto se explica por la existencia de otros códigos que acompañan la conversación como los gestos, la vestimenta, (que pueden indicar el oficio o profesión de la persona que habla, por ejemplo el vestido de enfermera o de policía), el ambiente, (una oficina ordenada, una casa lujosa hablan de la cualidad o el nivel económico del hablante). Son factores que aparecen en todas nuestras comunicaciones y, como no son palabras, se denominan factores no lingüísticos.
La comunicación no es sólo la transmisión de mensajes de una persona a otra, es un comportamiento social en el que se usa el lenguaje unido a factores sociales, como por ejemplo, la forma de dirigirse a otro, de escuchar atentamente o no, de esperar o no la respuesta, es decir, estos son los factores no lingüísticos, que le permiten al receptor interpretar globalmente el mensaje, pero también obtener información sobre la otra persona. .
El término conversar lo relacionamos con el ejercicio de la plática entre dos o más personas, y tal como se manifiesta en la vida cotidiana, se dan las características del lenguaje coloquial entre las que pueden citarse las siguientes:
Para sostener una conversación, hay que mostrar ciertas habilidades como:
Ejemplo: