Aspectos técnicos y estilísticos:
Partiendo del conocimiento profundo del arte de Extremo Oriente que le proporcionaron estos viajes, en los años treinta se interesa por la caligrafía oriental -los signos-, a los que despoja de su significado tradicional, para quedarse sólo con ellos, como palabras que pierden el sentido y mantienen únicamente el sonido, haciéndose así repetibles hasta el infinito y dando lugar a una trama o un laberinto de signos blancos y filiformes, casi iguales.
Escrituras blancas les llamó a estas imágenes, en las que cruzó, como ha escrito Argan, las aguas tranquilas de las tradiciones figurativas de Extremo Oriente con las agitadas corrientes europeas... (americanas ya).
Su meta era armonizar las culturas oriental y occidental y encontrar respuestas a su pintura tanto en orientales como en occidentales (americanos o europeos). «Con la escritura blanca -ha escrito Tobey- ví que podía pintar los frenéticos ritmos de la ciudad modema, algo a lo que ni siquiera podía aproximarme con técnicas del Renacimiento.» Tobey no es un pintor de acción, sino de meditación, lo que le diferencia de la mayor parte de los pintores del momento.
Y la línea que él inaugura, de atención a las raíces profundas del arte oriental -que, por otra parte, no era radicalmente nueva- es una de las más productivas en la segunda mitad del siglo XX. |