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El periplo del «Alma»: el recorrido infinito, eterno, del «Alma»

El viaje del alma: Desde la luz… a la luz... desde que sale de su mundo de luz hasta que vuelve a él.

Un paradigma es como las “gafas” que se usan para “ver” el mundo. La mayoría de los seres humanos estamos “afiliados” a un paradigma determinado, y suponemos que nuestra propia percepción/experiencia representa la realidad. Abrirse a una nueva forma de pensar y de entender la vida supone una mala noticia y una buena: la mala es que puede asustar, puesto que hacerlo implica abandonar la seguridad de lo “conocido”; la buena es que cuando este nuevo paradigma de la realidad se comprende y se verifica, es sorprendente cuán rápido puede transformar las vidas de las personas. (G. Rodríguez-Fraile: ¿Un nuevo paradigma de la realidad?)

Para quien no esté familiarizado con este tipo de cuestiones todo lo que aquí presentamos le parecerá asombroso, sorprendente, insólito, increíble… pero desde hace ya algunas décadas la ciencia más vanguardista está detrás de multitud de fenómenos de manifestación de la Conciencia (Experiencia cercana a la muerte (ECM), Experiencia en el lecho de muerte (ELM), Mediumnidad (MDM), Transcomunicación instrumental (TCI), Experiencias fuera del cuerpo (EFC), Sueños lúcidos (SL), Regresión a vidas pasadas (RVP), Reencarnación (RCN)...) (ver aquí) no suficientemente explicables a partir del paradigma cientifista tradicional newtoniano-cartesiano, indagando en esa realidad esencial que nos constituye, el Alma, que a través de multitud de evidencias no ha dejado de manifestarse y expresarse a lo largo de la historia y continúa manifestándose actualmenteAcerquémonos, pues, a todo ello ciertamente con sentido crítico pero con mentalidad abierta... y empecemos planteándonos: ¿Qué es el ser humano? Recordemos que, como venimos afirmando en estas páginas, el ser humano básicamente está constituido por «cuerpo físico» y «Alma». El cuerpo físico, y concretamente el cerebro, contiene el «consciente» y la «consciencia», por su parte el «Alma» contiene la «conciencia». Los seres humanos tenemos «consciencia» (consciencia neuronal) y «Conciencia», dos dimensiones que nos dotan de humanidad. Conviene distinguir entre estas dos dimensiones: «consciencia» de base neuronal y «Conciencia» (Alma). La visión emergente más actual considera, pues, al ser humano como un ser espiritual, un ser espiritual que tiene una experiencia de aprendizaje en el mundo físico (espacio-temporal). La realidad más “real”, más significativa, del ser humano reside en el alma, que tiene existencia más allá del espacio y del tiemo, que es eterna. El alma en esta plano terrenal pasa por una experiencia evolutiva y temporal en un cuerpo físico y en una personalidad individual, con el fin de adquirir comprensiones alineadas con la Verdad y el propósito del plan evolutivo universal. Desde un punto de vista cuántico podemos entender el alma como un paquete individualizado de energía con información. El cuerpo y la mente no son la realidad humana última. Deben ser profundamente valorados, pero sólo como una herramienta, un intrumento para atender las necesidades de su verdadero Yo esencial: el alma en evolución. Un Alma que es eterna, onmiscencia, onmipresencia, onmipotencia... El Alma tiene una existencia infinita. En su periplo existencial sigue un determinado recorrido, es el viaje del alma: desde la luz… a la luz... desde que sale de su mundo de luz (origen) hasta que vuelve a él (destino).

Los seres humanos somos un alma que está teniendo una experiencia humana utilizando este maravilloso cuerpo que a través de la evolución se ha ido gestando… no un cuerpo que tiene una mente, sino que somos un ser, un sujeto autoconsciente, un alma, que está pasando por una fase humana, por una experiencia humana, en una larga evolución que realiza a través de muchas vidas... Se suele decir que “nadie ha vuelto” pero sí hemos vuelto… Todos hemos vuelto… y muchas veces… pero no nos acordamos y hay quienes se acuerdan no solo de que han vuelto, sino que pueden investigar con la lucidez de su conciencia lo que existe y lo que ocurre en los otros planos de existencia, en las otras dimensiones… Somos alma y no solo cuerpo, y para comprenderlo debemos dejar de identificarnos con el cuerpo, las sensaciones, las emociones, los pensamientos, descubriendo que detrás de todo ello está ese testigo, ese sujeto autoluminoso, amoroso, que es lo que somos desde siempre y para siempre… ( (Vicente MERLO es un profesor español, indólogo, especializado en yoga, budismo e hinduismo, particularmente en la obra de Sri Aurobindo.)

Impactantes y sorprendentes palabras, por su calado existencial, de Joaquín CÁMARA (psicólogo, especialista en psicoterapia de Duelo y experto en Regresión y conexión espiritual, orientación psicoespiritual...) en la introducción a su obra "Una vida infinita": «Con este libro no pretendo convencerte de nada. Mi trabajo es únicamente recordarte lo que tu alma ya sabe: que no hay muerte. El camino que recorremos tras la desencarnación tú ya lo has realizado decenas de veces; has estado aquí, en la Tierra, en muchas ocasiones y en casi todas las épocas, con diferentes cuerpos y roles. También has muerto en todas esas vidas y, tras cada muerte, has regresado al mundo espiritual. Por eso el camino del que vamos a hablar ya lo conoces en tu interior, porque lo has transitado en numerosas ocasiones». Cámara, Joaquín. Una vida infinita: Descubre en profundidad el revelador viaje del alma tras la muerte (p. 12).

Alma, vida, proceso evolutivo del ser humano, Vida, Conciencia Cósmica universal… Por su parte, María José CARDOSO, especialista en Servicios de Emergencia y analista de la Conciencia a partir de su propia y amplia experiencia profesional y personal subraya que hay una serie de procesos inherentes y esenciales de la naturaleza humana: el proceso de nacer, el proceso de vivir físicamente, el proceso de vida (vidas) no física, el proceso de dormir y el proceso de morir… todos ellos son procesos evolutivos del alma humana… El alma, la conciencia que somos, puede evolucionar y de hecho evoluciona a través de todas sus experiencias… Todos esos procesos son piezas necesarias, experiencias indispensables, interconectadas, que forman parte del proceso madurativo, evolutivo, perfectivo, del alma humana al que podemos denominar proceso evolutivo del ser humano… y que a su vez en su conjunto forman parte de esa realidad más amplia de la que nosotros participamos que denominamos la Vida Cósmica… ese proceso evolutivo del ser humano podemos entenderlo como una cadena de eslabones que constituyen el hilo de la Vida, eslabones concretos del despliegue de la Conciencia Cósmica universal…

En ese proceso evolutivo individual del ser humano la conciencia que somos, la vida que somos, el alma que somos no tiene ni principio, ni fin, es siempre la misma… En nuestra evolución individual tenemos muchas dimensiones para recorrer, tenemos muchos vehículos/cuerpos por los que nuestra conciencia se puede ir desplazando y tenemos mucho que aprender a través de cada uno de ellos… Nuestra concincia individual, nuestra alma, se expresa a través de los diversos cuerpos que nos constituyen (físico, astral-emocional, espiritual, energético…). Nuestra conciencia (alma) realmente siempre es la misma, es la misma a lo largo de su periplo existencial, infinito y eterno... es la misma en nuestras vidas anteriores, es la misma en nuestra vida presente es la misma en nuestras posibles vidas futuras, es la misma en toda nuestra existencia, lo único que nos limita son nuestros diferentes cuerpos... La conciencia, nuestra alma, lo que hace es expresarse a través de los diferentes vehículos que la acompañan (esos diferentes “cuerpos”) (ver aquí), y se expresa de manera diferente según la vibración de cada uno de esos vehículos (“cuerpos”) …

Testimnio de @antonioortegajimenez7570: Nacer y morir son sólo dos puertas, una de entrada ─nacimiento─ y otra de salida ─muerte─, de un periodo de vida experimental, pero en realidad nacer y morir son dos palabras inadecuadas para cómo el alma siente esas puertas. Durante las terapias regresivas nunca escuché al alma pronunciar esos nombres de nacimiento y muerte; pero cuando las utilizo, el alma las interpreta como dos transiciones que ocurren a lo largo de una continua vida desde antes de venir y después de volver... Durante las regresiones, en un estado expandido de conciencia, sin hipnosis, todos dan evidencia sobre esto, sin excepción... La vida es una continuidad desde antes de nacer y después de desencarnar... Tras haber hecho muchísimas terapias regresivas sin hipnosis, llego a la conclusión que la vida no es sólo usar un cuerpo biológico... He perdido miedo a la muerte, sólo me ocupo de cumplir con el programa que me trajo el alma a este mundo... No olvidemos que por una razón desde las elevadas dimensiones de luz y amor hemos venido a este mundo, muchos recuerdan eso durante la terapia regresiva sin hipnosis...

Desde el nuevo paradigma «post-materialista» se viene afirmando que cada uno de nosotros más un cuerpo físico que tiene alma, espíritu… somos «seres espirituales» encarnados en un cuerpo físico. Alma-conciencia-mente es el ser que realmente somos… Alma-conciencia es lo que realmente somos… Cada ser humano está constituido por un cuerpo físico con su consciente y su consciencia y tiene un alma-conciencia… el consciente y la consciencia están en el cerebro… es decir, cada cuerpo físico tiene su consciente y su consciencia… el consciente y la consciencia tienen memoria, recuerdan, saben de nosotros desde los 6 ó 7 años de edad aproximadamente hasta el momento actual… Y además tenemos un alma-conciencia que siempre es la misma para todos los cuerpos físicos en que haya podido estar, en los que se haya podido encarnar… Un alma-conciencia que siempre es la misma y que no desaparece con la muerte física (es eterna), y que encarnada sucesivamente en diversos cuerpos físicos atraviesa diversas existencias, vive diversas vidas (reencarnación) … y es la que lleva consigo toda la ancestral sabiduría atesorada a lo largo de su periplo existencial, un cúmulo de experiencias (positivas y negativas) acumuladas a lo largo de su dilatado itinerario existencial (en sus diversas “encarnaciones” o “vidas”)… a lo largo de las cuales va viviendo experiencias diversas, realizando diversos aprendizajes, evolucionando, madurando (proceso de “humanización”), acumulando y atesorando en su haber todos esos aprendizajes, toda esa esa sabiduría… El alma-conciencia lleva consigo toda la información que ha adquirido en la experiencia vivida en el cuerpo en el que ahora está encarnada, más todos los disturbios emocionales no resueltos consecuencia de experiencias negativas vividas en ese cuerpo, pero también trae consigo toda la información de lo que ha aprendido positivamente (aprendizajes humanizantes positivos). El Dr. Juan José LÓPEZ MARTINEZ, autor del artículo que aquí presentamos, nos indica que a efectos expositivos Conciencia / alma / supraconciencia vamos a considerarlos como sinónimos (Conciencia = Alma = Supraconciencia). El alma es esa parte de nosotros para la que no existe el tiempo ni el espacio. El Alma solo tiene presente: el Alma no tiene memoria; si la tuviera tendría pasado y el Alma no tiene pasado, el Alma solo tiene presente y todo lo que para nuestra mente consciente sería pasado, en regresión podemos revivirlo ya que, en realidad, la experiencia a revivir se encuentra en el eterno presente del Alma. Para el alma todo es presente, todo es aquí y ahora, y trae con ella todas aquellas sensaciones y emociones que quedaron sin resolver en las experiencias anteriores, responsables de determinados conflictos que nos pueden abordar en nuestra vida actual y cuyo origen desconocemos de forma consciente. En su presente guarda todas las experiencias vividas en cuerpos anteriores, así como la vivida en el vientre materno y el nacimiento, en las que nuestro consciente no estuvo presente.

¿Qué conoce o sabe nuestro «consciente» de nosotros? Nuestra personalidad está regida condicionada y determinada en más de un 90% por elementos inconscientes que muchas veces escapan a nuestro control. Todo lo ocurrido en nuestra encarnación presente desde los seis o siete años, aproximadamente, hasta el momento actual, y además, nuestro consciente está realizando constantemente una de sus principales misiones que es, como ya he comentado antes, la de protegernos frente a todos los recuerdos inherentes a experiencias traumáticas que hayamos tenido durante este período de nuestra vida, desvirtuándolos e incluso ocultándolos ya que no puede borrarlos ni erradicarlos de nuestra memoria; con esta acción, nuestro consciente logra que al paso del tiempo, los disturbios emocionales que esos hechos traumáticos provocaron en su origen, vayan disminuyendo en su intensidad. ¿Qué conoce o sabe nuestra «Alma» de nosotros? Lo sabe todo, absolutamente todo, y no desvirtúa nada, el Alma, es el ser que realmente somos. Nuestra Alma sabe lo que ha pasado en nuestro nacimiento, lo que ha pasado durante el tiempo que hemos estado en el interior del vientre de nuestra madre, lo que ha sucedido en cuerpos físicos anteriores –vidas pasadas, que diría nuestra mente consciente– y lo que pasa durante y después de la muerte, es decir, cuando ya no tenemos cuerpo físico.

Con la terapia regresiva he podido observar, afirma el doctor, que somos seres espirituales con libre albedrío, y decidimos encarnar eligiendo la misión que queremos realizar y la familia con la que queremos estar. También me he dado cuenta que la concepción no es cosa de dos, si no de tres, ya que es necesario un hombre pero son imprescindibles la mujer y el ser que viene a encarnar; una mujer embarazada es el conjunto de dos seres independientes bajo la influencia de un solo ambiente emocional, regido por las emociones de mamá, lo que erróneamente nos hace asumir como nuestras, cuando estamos en el vientre materno, perdurando en nosotros durante el resto de nuestra vida en este cuerpo físico que ahora tenemos. He podido observar, en la evidencia de esta terapia, que estamos vivos antes de entrar en el vientre materno aunque no es lo mismo un feto que un bebé, como tampoco es lo mismo un bebé que un niño, o un niño que un adulto, o un adulto que un anciano, pero tienen algo imprescindiblemente en común y es que todos son el mismo ser vivo, en las distintas etapas de su encarnación. (Dr. Juan José LÓPEZ MARTINEZ)

Sin necesidad de hacer relajación, sin precisar hacer ejercicio de hiperventilación y sin aplicación de hipnosis, los seres humanos somos capaces de entrar en regresión, de forma espontánea, al utilizar la capacidad natural que tenemos de estar en estado expandido, no ordinario o alterado de conciencia, esto se logra a través de nuestras propias emociones, síntomas y sensaciones. La terapia regresiva es tan antigua como la humanidad y con ella podemos encontrar respuestas a las preguntas que, desde nuestros orígenes, los seres humanos siempre venimos haciéndonos: ¿de dónde venimos? ¿qué hacemos aquí y para qué estamos aquí? y ¿vamos a alguna parte cuando nos morimos?

A lo largo de los últimos veintidós años, como terapeuta regresivo, he podido observar, experimentar y, a veces comprobar, que las respuestas a estas preguntas están en el alma de todos y cada uno de nosotros. Lo poco que aún sé, sobre el proceso y “aventuras” del alma, se lo debo a mis pacientes que, a través de sus experiencias en regresión, me han ido transmitiendo el conocimiento, y gracias a ello voy a intentar resumir en este artículo lo que seria la experiencia del alma desde que sale de su mundo de luz hasta que vuelve a él y además, voy a escribirlo como si de un cuento se tratara, así que…

El recorrido del alma de la luz...

Había una vez un alma que se encontraba en un lugar para cuya descripción la mente humana se siente imposibilitada ya que no contempla, en su interior, las palabras adecuadas que puedan describir, con exactitud, este lugar en donde está el alma; no obstante, se sabe que en ese lugar predomina la luz y el alma lo identifica como su casa y, además, allí siente una paz y un amor tan intensos que el ser humano jamás ha llegado a sentir ni experimentar.

Pero lo menos entendible por nuestra consciencia es que, en ese lugar donde está el alma, no existe el tiempo, es decir, no hay tiempo, no hay espacio y no hay límites ya que allí, todo es ahora. Durante su estancia en este lugar, en el que hay muchísimas almas, el alma de nuestra historia suele permanecer en contacto con otras almas a las que reconoce como componentes de un grupo al que identifica como propio, debido a que están en el mismo nivel evolutivo, lo que se caracteriza por estar en una frecuencia vibratoria similar y tener la luz de igual color ya que, dependiendo del nivel de evolución, cada alma se distingue por un color y una vibración; la mayoría tienen su luz de color blanco, pero las hay también de color azul, amarillo, verde, violeta, dorado etc.

Antes de partir de la luz

La de nuestra historia, todavía es de color blanco y en compañía de las que forman su grupo, recibe consejos e indicaciones de almas de mayor nivel evolutivo, a las que identifica como guías o maestros y no echa en saco roto lo que le enseñan, porque sabe que le sirve de ayuda para su evolución como ser espiritual. Por lo que, a pesar de lo bien que se encuentra en donde ahora está, lo que más desea es seguir creciendo en su evolución y ella sabe, porque ya lo ha hecho otras veces, que para eso necesita encarnar y, como es decisión suya, haciendo uso de su libre albedrío lo hace saber a sus guías y maestros y estos le animan a que lo haga.

Son numerosas las opciones de que dispone para volver a encarnar
ya que son muchos los planetas y galaxias en los que podría hacerlo, unos más evolucionados y otros menos, pero decide hacerlo en la Tierra ya que últimamente lo ha venido haciendo aquí y prefiere seguir completando su aprendizaje en este planeta. Siguiendo en el uso de su libre albedrío, determina cual es la misión que viene a realizar en esta encarnación, qué es lo que tiene que aprender y qué es lo que viene a dar o enseñar en esta nueva experiencia en la Tierra y además tiene también en cuenta todas las cargas emocionales pertenecientes a sus encarnaciones en cuerpos anteriores que aún tiene sin resolver, para intentar resolverlas en esta ocasión.

La llegada al vientre materno

Pues bien, con todo esto a cuestas, el alma de nuestra historia elige a la mujer que quiere que sea su mama y en cuyo vientre se va a desarrollar el cuerpo físico que ella necesita para vivir su experiencia en la Tierra; una vez hecha la elección se mete en el vientre materno de esa mujer y, nada más llegar, se conecta con las células a partir de las cuales se va a formar su cuerpo físico, transmitiéndoles la energía que necesitan para hacer su cometido.

Aunque es un ser diferente a su mamá lo cierto es que, durante su estancia en el vientre materno, identifica como propias todas las sensaciones y emociones que siente mamá, lo que le hace aumentar su carga emocional de forma errónea, aunque también vive momentos muy bonitos, como la sensación de bienestar que le transmite el poder estar flotando dentro de mamá, la sensación de felicidad que le transmite mamá cuando está feliz y contenta, la sensación de seguridad que siente cuando mamá se acaricia el abdomen y la sensación de amor que siente cuando mamá le dice te queremos, estamos muy felices esperando tu llegada.

El nacimiento

Al nacer ya está en el cuerpo físico, que es el vehículo que va a utilizar para llevar a cabo el propósito que ha venido a realizar en esta encarnación pero, como todo conductor nuevo, va a necesitar un tiempo para, progresivamente, aprender a utilizar y llegar a controlar su cuerpo, y así poder obtener su máximo rendimiento. De entrada, el consciente de su cuerpo no le funciona en los primeros años, motivo por el cual, cuando es adulto, no es capaz de recordar cómo fue su nacimiento y mucho menos como lo pasó durante su estancia en el vientre de mamá. Durante las primeras etapas en su nuevo cuerpo, el alma sigue en contacto con los seres que están en la luz y no se han encarnado, con los que se entretiene y habla, ya que como aún no maneja el cuerpo físico, no le es posible comunicar con los seres encarnados que le rodean; en esta etapa, en la que está durante los seis primeros años de vida, recuerda y tiene presente tanto el lugar de donde viene como la misión que viene a realizar.

En esta situación comienza a pronunciar sus primeras palabras a través de su cuerpo físico y, a veces comenta con toda naturalidad, sus conversaciones con sus amigos de la luz, otras veces describe el mundo de luz de donde viene y descubre como, ante estos comentarios, los seres encarnados que le rodean, sobretodo sus papás, reaccionan de forma extraña demostrando no recordar nada por lo que, en numerosas ocasiones, decide no volver a decir nada de lo que está viendo y experimentando. Aproximadamente sobre los seis años el consciente del cuerpo empieza a activarse comenzando por una intensa labor de aprendizaje a través de las enseñanzas que le van llegando procedentes de los seres que encarnaron antes y ahora le cuidan, le protegen y guían en su recién iniciado caminar en esta encarnación.

El alma de nuestra historia pronto se da cuenta de su imposibilidad para comunicar con una parte del cerebro de su cuerpo físico, concretamente con la parte izquierda que solo presta atención a las enseñanzas que le vienen de fuera, que se desarrolla con mucha intensidad y que solo está aprendiendo a medir, pesar, analizar y, encima, desconoce la misión que el alma ha venido a realizar en este planeta. Pero la parte derecha del cerebro es diferente, es intuitiva, es creativa y, aunque está menos desarrollada que la izquierda, al alma de nuestra historia, le es suficiente para depositar en ella la conciencia de la misión que ha venido a llevar en esta encarnación en la Tierra así como los objetivos que necesita cumplir para, cuando llegue el momento de dejar el cuerpo, haber logrado crecer un poco más en su evolución como ser espiritual. Y así, atrapada en un cuerpo físico, que está regido por la parte izquierda o hemisferio izquierdo del cerebro, inmerso en una constante actividad analítica y razonamiento lógico hacia toda información que le llega a través de sus sentidos físicos y con el que no le es posible comunicar, el alma de nuestra historia, desde su realidad ahora como ser humano, empieza a vivir su experiencia en la tierra, comenzando a descubrir las emociones.

El contacto con el mundo de las emociones

En el mundo de luz, donde ella estaba, predominaba la paz y el amor pero aquí también hay otras emociones como el miedo, la tristeza, la angustia, la impotencia y casi un sinfín de sensaciones que, seguramente formen parte de la experiencia que ha venido a vivir en este cuerpo, o bien sean pertenecientes a disturbios emocionales no resueltos sucedidos en experiencias anteriores al momento actual e incluso, anteriores a esta encarnación, pero que, para el alma, aún están pasando y, en el momento actual, ante situaciones análogas a las acontecidas en dichas experiencias anteriores, se vuelven a reactivar las sensaciones y emociones, latentes en el alma, somatizándolas a nivel del cuerpo físico.

Durante su estancia en el cuerpo, el alma va evolucionando poniendo todo su afán en poder realizar la misión que se propuso hacer cuando tomó la decisión de volver a encarnar, sigue en contacto directo con el hemisferio cerebral derecho, haciéndole llegar la conciencia de su propósito para esta encarnación a la vez que, de forma constante y a través de este hemisferio, sigue intentando llegar al hemisferio izquierdo. Hay almas encarnadas que logran, en un momento dado, llegar a ese hemisferio izquierdo, lo que hace cambiar a ese ser humano ya que, a partir de este momento, ve la realidad de otra manera y se da cuenta que muchas cosas no son como se las habían contado, replanteándose todas las conclusiones que ha venido acumulando con el paso de los años que son el producto y resultado de todas las enseñanzas recibidas, para mirar a su alrededor, sin limitaciones en su mente y en el convencimiento de que todo es posible.

El alma de nuestra historia lo ha conseguido y ya no se siente atrapada en el cuerpo, gracias a la comprensión existente, encuentra gran facilidad para llevar a cabo todo lo que ha venido a realizar en esta experiencia como ser humano, y así lo hace hasta que le llega el momento de pasar por la experiencia de la muerte o lo que seria lo mismo, vivir el último acto de vida en ese cuerpo físico, para poderse desprender y volver a la luz.

La muerte

Al llegar ante la experiencia de la muerte, el ser humano empieza a darse cuenta de su dualidad, comprobando que está compuesto por alma y cuerpo y tomando conciencia de que en realidad, el cuerpo que ha sido su vehículo para desenvolverse por la tierra, es lo único que se muere siendo a partir de este momento, cuando comprende que es un ser inmortal.
En este estadío, empieza a entrar en contacto con seres, habitualmente de su familia, que fallecieron antes que él e incluso, algunas veces, vuelve a ver, y los reconoce con sorpresa y alegría, a los que eran sus amigos invisibles cuando era un niño y por lo que sus padres le reprendían cuando intentaba comunicarles sus conversaciones con sus amigos, pero todo esto ha cambiado hasta tal punto que son ahora sus padres, fallecidos hace años, quienes están esperándole para ayudarlo en la transición y acompañarlo de vuelta a la luz.

Pero al ser humano, en estos días que dura el proceso de su muerte, le gustaría transmitir a alguien la realidad que está viviendo para que de este modo los que aún permanecemos encarnados nos demos cuenta de que la muerte no existe como nos la han contado, que es simplemente una transición a otro estado en el que al habernos liberado del cuerpo físico podemos volver a la luz, donde nos están esperando. Pero, al igual que cuando era niño, se da cuenta que tampoco puede contarlo porque siente que le pueden tomar por loco o pueden pensar de él que tiene alucinaciones además, hace unos días escuchó como los médicos que le atienden le decían a sus familiares, pensando que el dormía, “a partir de ahora es posible que diga que ve familiares fallecidos, no se preocupen, esto pasa con frecuencia, pero son alucinaciones premonitorias de la muerte”.

El alma ve como muere el cuerpo que ha estado utilizando, y aunque lo está viendo desde fuera, no se desconecta de él hasta que no cesan totalmente sus funciones vitales y llegado este momento es, cuando el alma de nuestra historia, guiada por sus padres, está en el camino de vuelta a la luz donde al llegar se encuentra con los miembros del grupo al que ahora va a pertenecer a tenor de la evolución que, como ser espiritual ha experimentado, tras su reciente experiencia como ser humano.

Fuente: web de Juan José LÓPEZ MARTÍNEZ


Ver también:

El ser humano integral e integrado

La «Conciencia», vista actualmente por la ciencia

Conciencia local y no-local

sección: LA CONSCIÈNCIA



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