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Crónicas mojadas.
La Arrozada del 12 de Agosto del 2006 fue el
triunfo solidario de los vecinos de Jafre frente a los elementos naturales,
(llamase lluvia).
La cena se celebró, gracias al esfuerzo de los vecinos, (más de 110 o en otras
palabras el 30% del pueblo), quienes ayudaron ante las inconvenientes
climáticos.
La negación del permiso a usar el Local Social y la ausencia de representantes
de la Alcaldía en los momentos cruciales, reflejaban con precisión las
conversaciones que había mantenido con el Sr Alcalde, quien insistió en
nuestra reunión que todo lo bueno o malo que sucediese era mi exclusiva
responsabilidad.
22 de Julio: Me reúno con el Sr Alcalde y su secretaria. Ambos son
positivamente amables con mi proyecto de la Arrozada. Me explicaron que la
alcaldía me ayudaría en lo posible, pero era necesario que se entienda que es
una iniciativa privada en todos los pormenores de la organización y sus
consecuencias.
El Alcalde me preguntó que haría en caso de lluvia?
Recorde el intercambio de emailes que habíamos mantenido, donde explicitamente,
me comunican que el Local Social no está disponible.
"En referencia a la disponibilidad del local en caso de lluvia no es
possible"
Las perspectivas de lluvias eran remotas y conteste que si era necesario lo
suspendería.
Más tarde me di cuenta que una vez en movimiento sería imposible detener la
dinámica del mecanismo que había organizado..
Para la cena del sábado 12 de Agosto, debía confirmar el Jueves 10 de Agosto a
los cocineros la cantidad de comensales, debía hacer lo mismo con el proveedor
de mesas etcetera. A los musicos, ya les había cambiado la fecha una vez
y dos veces no sería tan simple. Por último, no tendría manera de comunicarme
con todos aquellos que compraron las entradas.
Tomaría el riesgo bajo mi exclusiva responsabilidad.
10 de Agosto. El Sr Alcalde confirma que ellos se haran cargo de los
honorarios de los musicos.
12 de Agosto. Amanece nublado y se predicen lluvias.
11 horas. Jordi trajo el escenario con un tractor a la Plaza del Castillo.
No puedo apartar mi mirada del cielo. Trato de descifrar los enigmas
metereológicos, especulo en que dirección sopla el viento o la ausencia de
movimiento en las hojas de los árboles, las nubes que se mueven hacia Les
Olives, llueve en el Estartit, la nube negra que tenemos sobre nuestras cabezas
no se animara a mojarnos.
16 horas. El proveedor de las mesas y sillas llegó con gotas de lluvia.
Las armaría más tarde.
17 horas. María Teresa, la cocinera, arribo con un chaparron: fue el
preludio de lo que vendría. Se instalaron debajo de los árboles de la Plaza e
improvisamos un toldo para protegerlos mientras cocinaban.
En las conversaciones, circulaban una multitud de teorías optimistas anunciando
que a las 21.30 el cielo estaría estrellado y nos sentaríamos todos en la
Plaza del Castillo a cenar en paz y tranquilidad.
La intermitencia de la lluvia nos daba esperanza y desesperación en la misma
medida.
20.30 horas. Comenzaron a llegar los comenzales y las tormentas.
- Dónde comerían las 180 personas?
Por alguna razón no muy explicita, llamé por teléfono al Sr Alcalde en busca
de sugerencias. Lamentablemente no se encontraba en su casa.
Pensé en la Iglesia, pero abandoné la idea por impracticable.
Mi casa, era demasiado pequeña para alojar a tanta gente.
La última opción que se me ocurría era apesar de las advertencias previas,
preguntar a los concesionarios del Local Social si podrían ayudarnos
- pero no era posible.
En la Plaza del Castillo, la gente inventaba soluciones . Si hacíamos 4 hileras
de mesas y poníamos tres mesas, una sobre la otra y la tercera patas arriba,
podríamos colocar toldos atados a la última mesa. Esto nos permitiría comer
sin mojarnos.
La idea me pareció ingeniosa pero irrealizable.
El buen humor y la identificación de los vecinos y forasteros en estas
dramáticas circunstancias, me mantenían tranquilo. Confiaba sin razón que
algo pasaría y todo terminaría bien.
21 horas. Se produce el primer acto de gran generosidad. Uno de los
vecinos ofrece abrir su local frente a la Plaza del Castillo, para que la gente
se proteja de la lluvia mientras toma un vaso de vino.
21.30 horas. Miguel produce el segundo acto de generosidad. Me pregunta
-cuál es el problema?
Antes que pudiera contestarle, sugiere,
- lo hacemos en mí Local.
Entre risas y mojaduras, transportamos todo lo que necesitabamos para cenar
desde la Plaza del Castillo hasta el estudio de grabaciones. Gracias al esfuerzo
y la buena voluntad de los vecinos, armamos las mesas y antes de darnos cuenta
estabamos cenando y gozando de la comida.
Este local había sido el salón de baile y cine del pueblo. Lugar que despertó
más de una memoria.
-Flecha, te quieren hablar afuera.
Allí estaba el Sr Teniente Alcalde acompañado por la secretaria y el
secretario de la alcaldía. Me dirigí hacía ellos y antes que pudieran hablar,
recibieron la profunda indignación de los vecinos.
Mónica me recordó que yo había dicho que si llovía se suspendería la
arrozada.
Dada las circunstancias, no era posible.
-Ya está todo arreglado - dijo alguien.
Los tres se miraron y se fueron sin decir nada más. Aparentemente vinieron a
ofrecerme el Local Social.
Avanzada la noche, me entere que algunos vecinos habían estado infelices con lo
sucedido. Trataron de comunicarse con el Señor Alcalde y que ante su ausencia
llamaron por teléfono al Señor Teniente de Alcalde para protestar por la falta
de representantes de la Alcaldía que nos ayudasen a evitar la mojadura y nos
permitiese cenar en un lugar seco, otros llamaron a la prensa.
La noche continuó con la música de Rosanna y su grupo.
Comimos, reímos, bailamos y espero que para muchos halla sido una noche para
recordar
Mario Flecha, Agosto 2006
Veure fotografies de l'arrossada
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