5èA. El laberinto de la muerte


Había una vez dos niños huérfanos que vivían con sus respectivas abuelas.
Durante el curso escolar iban y volvían del instituto charlando juntos por la Rambla del pueblo. Al final de la Rambla se separaban, pues cada uno debía volver por diferente camino para llegar a sus casas.
Siempre era la misma trayectoria.
Hasta que un día, cuando iban a despedirse oyeron cómo una voz gritaba.
Se acercaron para ver qué pasaba y … ¡SORPRESA¡
En un momento se vieron como flotando en un mundo diferente mientras la misteriosa voz les decía:
- Estáis en el mundo de los muertos.
- ¿Queréis ver a vuestros padres?
- Sí, queremos, respondieron ellos al unísono.
- Pues, preparaos para una aventura sorprendente, pero a la vez terrorífica. Nunca habréis sabido lo que es el miedo hasta ahora.
- ¿Cómo os llamáis?
- Yo me llamo Mario – contestó uno.
- Y yo Jorge – contestó el otro.
- Bien Mario y Jorge ahora sabréis lo que es el mundo de los muertos ja, ja, ja.
Los niños se miraron a la vez que un cierto miedo se dibujaba en sus rostros.
- Oye Jorge ¿Tú crees en lo que ha dicho esa voz?
- No sé, a veces pueden pasarte cosas que no te esperas. De todas formas por ver a mis padres estoy dispuesto a todo. ¿Y tú?
- Yo también Mario.
De repente y como un zumbido volvió a escucharse la voz.
- Yo soy el rey de los muertos. Tendréis que probar varias pruebas. La primera será por el camino de la derecha.
- ¿Veis el olivo lila? Pues debajo de él hay un cartel con las instrucciones de la prueba.
- ¡Adelante¡
- Una especie de camino les condujo hasta un claro en el que había un lago de agua, un lago de tierra, un lago de aire y un lago de fuego.
Estaban pensando asombrados cuando de repente del lago de tierra surgió la mano de un esqueleto con un cartel que decía:
- Tenéis que buscar cinco llaves para poder realizar vuestro deseo y volver a vuestro mundo. Yo os regalo la primera llave, la llave del corazón, la menos eficaz. Ahora tenéis que comenzar la prueba:
La prueba consistía en un laberinto infinito del que  solo podrían salir con la llave de la tierra. Tenían que conseguir más pistas, ¿Pero cómo?
Estaban perdidos, sin saber dónde ir cuando de repente se abrió una puerta. Pasaron. Era una habitación enorme. Allí había un águila grande, una culebra, un león y muchos más animales que causaban un miedo enorme.
Estaban perdidos y muy asustados, pero tenían que seguir. La sola idea de poder vera sus padres era más fuerte que todos los miedos y penalidades.
Solo había salida por una cueva. Era la cueva del río glacial … entraron. En la cima de una pequeña montaña helada estaba la segunda llave. Saltaron y saltaron pero ellos no llegaban a cogerla.
Ya estaban a punto de abandonar, pero ellos no podían más, pero con tanto salto alrededor de la montaña esta se había calentado, el hielo se derritió y pudieron coger la 2ª llave.
Los chicos se abrazaron alborozados de contentos.
De repente otra vez apareció la voz. Pero… de nuevo sorpresa.
Esta vez era una voz dulce, amable, llena de ternura y cariño. Les dijo:
- Ya está bien, pequeños. No puedo aguantar más. Yo soy vuestra    HADA MADRINA y os voy a conceder el privilegio que pocas veces se concede.
- Os lo habéis ganado. Habéis demostrado un inmenso amor por vuestros padres. Amor por el cual no os ha importado poner en peligro vuestras vidas. Por ello, ya no tenéis que superar más pruebas, ya basta, utilizad la llave del corazón, abrir la puerta y …
Abrieron la puerta y allí estaban sus padres vivos, les habían devuelto la vida en honor a tal cariño.
Se abrazaron durante mucho rato, un rato interminable y cuentan que vivieron muchos, muchos años juntos y que vivieron muy felices.

tornar al sumari