ISOROKU YAMAMOTO(1884-1943)
Se
trata del temible almirante japonés y artífice del ataque
sorpresa a Pearl Harbor, que llevó a Estados Unidos a participar
en la II Guerra Mundial. Nacido en Nagaoka (prefectura de Niigata),
sexto hijo de un director de escuela, fue adoptado por la familia
Yamamoto. Estudió en la Academia Naval Japonesa y fue herido
durante la Guerra Ruso-japonesa. Más adelante, estudió en
la Universidad de Harvard y sirvió como agregado naval
(1926-1927) de la embajada japonesa en Washington. Llegó a ser
subsecretario de la Armada en 1936 y comandante en jefe de las fuerzas
navales japonesas en 1941. Yamamoto se opuso a la guerra con Estados
Unidos, pronosticando la derrota si las hostilidades duraban más
de un año, pero cedió ante la persuasión de sus
compañeros, y planeó un primer ataque con el fin de
paralizar a las fuerzas estadounidenses en el océano
Pacífico. Su ataque sorpresa, extraordinaria prueba de las
posibilidades de los portaaviones, devastó la base de la flota
estadounidense en el Pacífico de Pearl Harbor, pero falló
en su principal objetivo: los portaaviones de las fuerzas aéreas
de los Estados Unidos que en ese momento se hallaban en el mar.
Buscando una confrontación decisiva con los portaaviones
estadounidenses, Yamamoto fue derrotado en la batalla de Midway (1942)
y en su posterior campaña en las islas Salomón . Su
avión fue derribado por fuerzas estadounidenses que
habían descifrado los códigos japoneses, el 18 de abril
de 1943, mientras visitaba unidades que se hallaban en el frente, sobre
la isla de Bougainville. |
TOMOYUKI YAMASHITA(1885-1946) Nacido
el 8 de noviembre de 1885 en Kochi, fue sin dudas uno de los mejores
generales de la segunda guerra mundial. Se formó en la academia
militar de Hiroshima y en la Academia Central en Tokio para desarrollar
luego una gran carrera militar que tuvo su punto culminante en la
guerra del Pacífico entre los años 1941 y 1945. En los
años veinte se unió a una organización de derecha
tendiente a instaurar un gobierno de tipo militar que tuvo un frustrado
intento en 1936 por acceder al poder. En los años treinta
participó en la guerra contra China destacándose por su
capacidad estratégica al mando de tropas. En 1940 ya siendo muy
popular en la oficialidad del ejército, el entonces ministro de
guerra Hideki Tojo lo envía en misión a Italia y Alemania
como agregado militar, donde tendrá la posibilidad de aprender
las distintas técnicas de guerra y características de
armamentos de aquellas potencias. En razón a su fama de gran
estratega es nombrado comandante general del 25º Ejército
en 1941 y al año siguiente conquista Malasia en una campaña
brillante de apenas 54 días. Con una fuerza de 70.000 hombres y
contra todos los pronósticos, se sobrepone a las
durísimas condiciones ambientales del lugar y a dificultades
logísticas para derrotar a una coalición anglo-autraliana
que además contaba con el apoyo de fuerzas nativas y tropas
indias. Posteriormente conquista Singapur en otra maniobra agresiva
obteniendo la rendición inglesa en febrero de 1942. En esa
campaña que implicó la caída de una de las mayores
bases británicas en Extremo Oriente, se hizo de 80.000
prisioneros, armas y municiones de distinto calibre, abriendo la
expansión japonesa hacia el sudoeste. En sus diarios privados,
Yamashita se muestra muy crítico con algunos de sus colegas y
con la organización de las fuerzas armadas, temiendo
además un complot contra su vida por celos profesionales
dirigido desde el alto mando. No se trataba de un temor injustificado
porque Hideki Tojo, a la sazón primer ministro japonés,
sentía preocupación por la popularidad creciente de este
gran general que se había ganado el mote de tigre de Malasia. De hecho, en julio de
ese mismo año es alejado una vez más de la
metrópoli siendo destinado a Manchuria para preparar una defensa
contra un eventual ataque de la Unión Soviética. En 1944
es nombrado comandante supremo de las Filipinas para defenderlas de la
invasión aliada, muy superior en número de hombres y
armamentos. En las durísimas batallas de Leyte y Luzón,
sus tropas ofrecieron una tenaz resistencia a los norteamericanos y
continuarían luchando con admirable habilidad hasta el final de
la guerra, cuando debió deponer las armas por la
rendición japonesa a nivel oficial el 2 de septiembre de 1945 y
no por sufrir derrotas en el campo de batalla. |