DIA 1:
Salimos de Barcelona y cogemos la autopista hasta Valencia.
Después por Albacete, Murcia, Granada, Málaga (la autopista es carísima)
y al fin Algeciras.
DIA 2 : El ferry, no es necesario reservarlo
aunque había bastante afluencia de marroquíes pues era Navidad. En otras
fechas yo me aseguraría de tener billete con antelación. Cuesta unas
25.000 ptas el coche y dos personas. El trayecto dura 1 hora y media más
o menos y llegas a Ceuta. Se tiene que aprovechar y echar gasolina
porque es más barata que en la Peninsula y que en Marruecos. Entramos en
la frontera donde hay que rellenar unos papeles por el coche y hacer una
cola y luego otros para las personas y otra cola. Hay unos individuos
que se te ofrecen a cambio de una propinilla a acelerar los tramites y
no hacer colas pero nosotros no aceptamos sus servicios por principio.
Después de unas 2 horas pasamos la frontera. A todo esto llovía con
bastante intensidad y las carreteras dejaban bastante que desear. Al
cabo de unos 10 Km. había un gran embotellamiento y no sabíamos a que
era debido. Después de un rato y unas cuantas preguntas aquí y allá nos
enteramos que la carretera estaba cortada por las lluvias. No sabíamos
que hacer pero lo que nos pareció más adecuado fue volver a Ceuta a
dormir. Encontramos un hotel nuevo que nos costó unas 7.000 ptas la
noche que estaba en la calle principal. Fue una Nochebuena un tanto
atípica.
DIA 3: Volvemos a hacer todos los tramites
que con la experiencia del día anterior
fueron bastante más rápidos y volvemos a entrar en Marruecos. Fuimos
directamente a Chefchaouen, una ciudad muy bonita que mantiene el
encanto de una ciudad pequeña pero con mucha industria turística.
Después de visitarla nos vamos a pasar noche en Meknes al hotel
Continental, que tiene habitaciones bastante buenas y bien de precio.
DIA 4: Visitamos Meknes, con la Gran
Mezquita, la Ciudad Imperial, la medina etc. Recomendable la Rotisserie
Karam, el tajine de pollo con limón exquisito. Es muy recomendable
tomarse un té a la menta en la plaza de acceso a la medina al atardecer,
para palpar el ambiente de los lugareños.
DIA 5: Nos vamos a visitar Volúbilis, 33 km
al norte de Meknes, antigua ciudad romana
muy
impresionante por su grandeza y por la belleza de los mosaicos.
Volubilis data básicamente de los siglos II y III, aunque las
excavaciones han puesto en evidencia que este lugar fue inicialmente
fundado por los mercaderes cartagineses hacia el 150 a.C. Está abierto
todos los días desde el amanecer hasta el atardecer. Después nos
acercamos a una ciudad santa que se llama Moulay Idriss que está a 4,5
Km de Volúbilis. Es una ciudad recostada sobre unas verdes montañas muy
agradable y que se ha abierto a los no musulmanes hace solo 70 años. Un
guia es bastante necesario pues es bastante difícil encontrar los puntos
de interés. Volvemos a Meknes.
DIA 6: Salimos por la mañana temprano a Fez.
Hay una autopista para hacer los 50 Km. que las separan. La ciudad es
muy bonita y destaca por lo autentico el zoco. Sus laberínticas calles y
su apagado esplendor potencian su aire misterioso y arrogante. La Medina
de Fez el-Bali (antiguo Fez) es uno de los mayores emplazamientos
medievales que existen en el mundo, y las puertas y murallas que le
rodean potencian su
magnificencia. A diferencia de muchas poblaciones fortificadas de su
época, Fez no ha modificado sus límites originarios. Sus habitantes se
han expandido hacia el suroeste y las laderas, formando un arco que se
dibuja de norte a sur de la zona nueva. En la parte antigua, compuesta
por 9.400 calles y callejuelas, se alza la Medersa Bou Inania, una
escuela teológica construida en 1350. No lejos de este lugar se
encuentra el Henna Souq, mercado especializado en tintes para el cabello
y para tatuar las extremidades de las mujeres. Junto a la vieja urbe
amurallada aparece Fez el-Jdid, sede de la comunidad judía, formada por
edificios espectaculares. Entre las dos está emplazado Dar Batha,
denominado en la actualidad Museo de Batha.
Vale mucho la pena acercarse a las curtidurías para ver el proceso. Se
tiene que entrar en una tienda para tener unas buenas vistas de las
manipulaciones de la piel. El olor es bastante fuerte por lo que se
debería llevar algo de colonia para contrarrestar. Volvemos a Meknes a
dormir.
DIA 7: Salimos dirección a Rabat. Visitamos
la Medina, las murallas y el Mausoleo de Mohammed V. Uno de los
monumentos más famosos es la torre Hassan, el alminar inacabado de la
gran mezquita, iniciado por Yacub al-Mansur. Un terremoto interrumpió su
construcción en el año 1755. A su lado se alza el mausoleo de Mohammed
V, abuelo del actual rey. La Kasbah des Oudaias, construida en el risco
que se levanta sobre el Atlántico, alberga un antiguo palacio convertido
en museo de arte tradicional. Más allá de las murallas se encuentran los
restos de la antigua ciudad de Salé, cuyo Museo Arqueológico es uno de
los más interesantes de Marruecos.
También subimos a la Kasbah des Oudaias. Dormimos en el Hotel de la Paix.
DIA 8: Vamos a Salé que está justo al otro
lado del rio de Rabat donde se comprueba que los fondos para restaurar
no llegan y está bastante degradado. Hay unas cuantas madrazas
interesantes. Vamos a Casablanca para ver la mezquita más grande del
mundo
musulmán y el 3º más grande del mundo. Se calcula que el edificio
costó 100.000 millones de pesetas y la mayoría fue pagada con
contribuciones públicas. El enorme vestíbulo de oración podría contener
las catedrales de Notre Dame y San Pedro juntas. Para visitarla hay que
ir con una visita guiada. Casablanca es una ciudad moderna de más de 3
millones de habitantes y no perdemos más tiempo en ella y después de un
gran atasco circulatorio nos vamos directamente a Marrakech. La búsqueda
de un hotel nos hace perder más de 2 horas pues todos los recomendados
por la Lonely están llenos. Al final encontramos uno, Hotel Oasis, que
no nos gusta nada pero estamos cansados de buscar. Vamos a cenar a la
plaza Djemaa el Fna, en plena medina donde se representa uno de los
mayores espectáculos del mundo cada noche. Se montan puestos de comida,
hay malabaristas, narradores de cuentos, encantadores de serpientes,
magos, acróbatas etc. En el año 2.001 se le declaró Patrimonio de la
Humanidad.
DIA 9: Dedicamos el día a visitar Marrakech,
no dejando el hotel más lujoso y suntuoso La Mamounia. Realmente es
hermoso y elegante. El palacio El Badi, el Palais de la Bahia, y la
medina destacando el zoco por su variedad y calidad en los productos.
Catalogada como uno de los centros culturales más importantes de
Marruecos, Marrakech es una activa ciudad famosa por sus mercados y
festivales. En su trepidante núcleo urbano se
encuentra la plaza Djemaa
el Fna. Declarado patrimonio oral de la humanidad por la Unesco en mayo
de 2001, este inmenso espacio abierto en el barrio antiguo acoge a
malabaristas, narradores de cuentos, encantadores de serpientes, magos,
acróbatas y toda una gama de lunáticos inofensivos. Sus zocos (mercados)
se caracterizan por estar entre los mejores del país. Como estamos un
poco cansados de ver turistas nos vamos a Ouarzazate a dormir al Hotel
Royal. Es Nochevieja y no es la mejor ciudad pues no tiene nada de
encanto y está todo alrededor de una calle que la atraviesa.
DIA 10: Nos dirigimos al Valle del Draa,
donde hay unos pueblos todos ellos con su pequeño oasis. Es un Marruecos
muy rural y pacífico. A pesar de todo las carreteras son estrechas pero
bien asfaltadas. Nos vamos encontrando pueblos como Amezrou, Tamegroute
que está formado por unos cuantos zocos comunicados entre sí y en el
centro la gran biblioteca. También hay un taller de cerámica vidriada
pero los precios son bastante abusivos.
DIA 11: Cerca de Tinerhir, una ciudad del
Alto Atlas, al final de un frondoso valle poblado de palmeras y de
aldeas formadas por chozas de barro, rodeado por un cerco de
áridas
y escarpadas montañas, se encuentra una de las maravillas naturales
marroquíes, la garganta del Todra. Su altura se acerca a los 300 m y en
su punto más estrecho la anchura es de tan sólo 10 m; un río de
aguas
cristalinas transcurre por él.
Aunque el desfiladero principal se puede explorar en pocas horas, es
recomendable que los visitantes que dispongan de más tiempo lo remonten
en dirección a Tinerhir. A lo largo de esta ruta surgen numerosas
kasbahs , cuyos habitantes son muy acogedores. La escalada se está
convirtiendo en una práctica muy popular en la zona y acampar en los
alrededores es también una alternativa atractiva.
En la garganta y en sus alrededores puede elegirse entre los muchos
hoteles que se han construido. Para los más aventureros, esta zona
cuenta con una red de pistas forestales que unen las distintas aldeas
situadas en las montañas del Atlas Medio y Alto.
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