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Capítol 1                                                          Articles de diaris interessants

 
El giro más oportuno
La mejor herramienta                    De cómo los tornillos transformaron el mundo industrial 

Hace unos años mi mujer y yo construimos una casa. la construimos literalmente, nosotros mismos de abajo arriba. no disponíamos de electricidad, así que usábamos herramientas manuales. Yo no tenía una gran caja de herramientas. Contenía sierras de distintos tamaños, un mazo y cinceles, un cepillo, varios martillos (para amigos reclutados como mano de obra) y para corregir errores importantes, una pesada almádena. Además tenía una serie de herramientas para medir, una cinta métrica, una escuadra, un nivel de burbuja y una plomada. Eso era todo lo que necesitábamos.
Si hubiera venido un carpintero medieval -a nosotros, neófitos sin guía, nos habría venido muy bien su ayuda- le habrían resultado familiares la mayoría de mis herramientas. Es más hasta un carpintero de la antigua Roma habría encontrado pocas sorpresas en mi caja de herramientas. Reconocería mi cepillo, una versión de su plana; puede que admirase mi cinta métrica que se enrolla automáticamente y que es una mejora con respeto a su regula plegable de bronce. Le desconcertarían mi berbiquí y mi taladro, que es un invento medieval, pero, al conocer la taladradora arqueada de los egipcios, pronto deduciría su utilidad. Y no cabe duda de que le impresionarían mis clavos de acero duro, muy superiores a sus púas forjadas a mano.
Tanto las sierras como los martillos (y los clavos), los cinceles, las taladradoras y las escuadras datan de la edad del bronce y de los primeras tiempos de la edad del hierro. Muchos tipos de herramientas modernas se originaron incluso antes, en el neolítico, hace unos 8.000 años. De hecho, sólo hay una herramienta en tú caja que desconcertaría de veras a un carpintero romano y a uno medieval: mi destornillador. Entenderían el principio de los tornillos; después de todo, fue Arquímedes quien invento el torno en el siglo III antes de Cristo. Los antiguos tornillos eran grandes artilugios de madera que se utilizaban para sacar agua. Uno de los aparatos más antiguos que utilizaron tornillos para hacer presión fue una prensa para ropa hecha por los romanos. También se utilizaron las prensas para hacer aceite de oliva y vino. La Edad Media aplicó el mismo principio a la imprenta y a ese diabólico aparato de tortura llamado empulguera. No obstante se desconocía el tornillo común como pequeño instrumento de fijación.
Los tornillos de madera se originaron en algún momento del siglo XVI. A los primeros destornilladores se  los llamó giratornillos, y eran brocas de hoja plana que podían unirse al berbiquí de un carpintero. No se sabe quién inventó el destornillador manual, pero la conocida herramienta no aparece en las cajas de herramientas hasta después del año 1800. No hubo una gran demanda de destornilladores, pues eran bastante caros. Tenían que hacerse cuidadosamente a mano y se utilizaban para hacer artículos de lujo, como los relojes. Hubo que esperar hasta 1850 para que se hicieran tornillos de madera en grandes cantidades.
Los tornillos baratos son algo esencialmente moderno. Su producción masiva exige un alto grado de precisión y de estandarización. El tornillo de madera también representa un método de unión completamente nuevo, más duradero que los clavos, que pueden salirse de la madera si ésta se seca o se expande (esto hace que los tornillos sean especialmente útiles en la construcción de barcos). El tornillo de madera afilado con punta de barrena - al igual que su primo el perno -, junta perfectamente las dos piezas que han de unirse. Los tornillos de madera son más fuertes y duraderos que los clavos, las clavijas o las grapas. Pero el rey de los tornillos es el tornillo de precisión. Al principio se hacían de forma rudimentaria -a mano,- y luego con listones para cortar, los tornillos, lo cual es como la cuestión de la gallina y el huevo, pues fue el tornillo el que hizo posible los listones de máquina. El tornillo mecánico representaba un progreso tecnológico de proporciones épicas. Los tornillos permitían el ajuste preciso de una serie de instrumentos de precisión, como los relojes, los microscopios, los telescopios, los sextantes, los teodolitos y los cronómetros marinos. No es exagerado decir que los tornillos bien roscados transformaron el mundo. Sin los tornillos, campos enteros de la ciencia habrían languidecido, la navegación habría seguido siendo primitiva y no habrían sido posibles ni los buques de guerra ni el desarrollo del comercio marítimo de los siglos XVIII y XIX. Sin los tornillos no habría herramientas y, por consiguiente, tampoco productos industriales ni revolución industrial. 
Por Witold Rybczynski
Article del PAIS DOMINICAL ( pàg 94), Secció de Sociedad / Historia