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          DE UNA TIERRA (VI)

Es ahora, cuando la tarde se funde,
cuando pienso en aquel sol de cuando fui niño,
y veo un valle claro lleno de bruma
y al fondo la mar lisa, azulada y grande.
En el lugar donde paraba a mirarla
se juntaban, en cruce suave,
los caminos rojizos y tortuosos,
llenos de silencio y de profunda paz.

Hija del cielo, allí, la poesía,
un día, al amanecer, encontré
en rincón secreto que yo sabía
a la vera de un torrente húmedo la sentí.
¡Oh voz del ruiseñor! Tu me descubrías
mundos de belleza, soledad y cielo;
en aquel punto, dentro del alma nacías,
maravilloso, el desconocido anhelo.

(versió de Sebastià Goday)