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Como puede imaginarse, los peces se aburren,
pobrecitos, en el fondo del río. No tienen nada que hacer en todo
el día más que dar vueltas entre las algas
y hacerse muecas
unos a otros. Así que decidieron acudir
en tropel
a la nueva discoteca de Coco Drilo, llamada Pez de Oro.
Llegó la noche. La orquesta,
compuesta por cinco ranas con guitarra, batería
y saxo, tocaba
a todo volumen, manteniendo el equilibrio sobre la punta de la lengua de
Coco Drilo. Los peces asomaron del agua en procesión,
treparon por
una escalera y se internaron en la boca de Coco Drilo. Ante sus ojos apareció
una sala muy amplia, alegremente decorada con farolillos rojos. En el fondo
de la sala había una tira de tela que ponía "Que se diviertan".
Los peces se sentaron en los dientes de Coco Drilo, pidieron refrescos
y se pusieron a bailar. |
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