Anthony C. Grayling es el autor del libro El poder de las ideas. Claves para entender el siglo XXI; el título original, más ajustado al contenido, es Ideas that matter. A Personal Guide for the 21 st Century. El libro es un diccionario personal de ideas que son relevantes para la comprensión del siglo XXI; algunas de estas ideas tienen sus raíces en siglos anteriores, otras son creaciones muy recientes.

Destacamos la transversalidad de las ideas tratadas, saltando fronteras entre ciencia y humanidades. De entrada, el autor observa que los científicos, en general, están más atentos a los temas humanísticos, sean de pensamiento filosófico, político o social, que no los humanistas sensibles o cercanos a los temas científicos

El libro está presentado en formado diccionario, permitiendo una lectura libre; pero también una idea trae a otra idea configurándose cinco grandes bloques temáticos: ciencia, filosofía, política y derecho, sociedad y cuestiones sociales, religión.

Algunas de las entradas de este diccionario de ideas que importan son: Agnosticismo, Agujeros negros, Bioética, Biopoyesis, Capitalismo, Clonación, Consumismo, Democracia, Estética, Eutanasia, Evolución, Guerra, Inteligencia artificial, Lógica, Mecánica cuántica, Multiculturalismo, Neurofilosofia, Relatividad, Relativismo, Sociobiología, Teoría de cuerdas, Utopía, Verdad,...


 
     

Bioética

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      «Hay una serie de principios generales claros de la práctica médica ética que cualquier estamento de profesionales de la medici­na aceptaría como un mínimo. Estos son que los profesionales deben tratar de actuar siempre en interés de sus pacientes, y, ante todo —en sintonía con la exigencia hipocrática—, no hacerles daño; que deben respetar el derecho del paciente a rechazar el tratamiento o a opinar sobre éste, y que siempre hay que respetar la dignidad y autonomía del paciente; que, cuando los recursos resulten escasos, sean racionalmente justos, y que siempre se diga la verdad a los pacientes y se les trate con honestidad.
      Un concepto fundamental que subyace a una gran parte de esto es el del consentimiento informado. …» [...]

Consumismo

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      «El hecho de que muchas veces se considere que una buena «terapia» para recuperar el buen humor es ir de tiendas —normalmente revolver en busca de productos de marca en una serie de comercios, con unas cuantas gangas triunfalmente proclamadas de artículos que resultan ser exactamente lo que queríamos— es extremadamente significativo. Y no es casual el uso del término revolver en la frase anterior: si los modelos antropológicos de las sociedades de cazadores-recolectores son correctos, revolver entre los arbustos y las raíces en busca de comida representó una importante tarea para las mujeres mientras sus hombres partían en expediciones de caza (que probablemente a menudo resultaban infructuosas). Así, observar a un comprador ansioso y selectivo rn plena acción en la zona comercial del centro de una gran ciudad equivale a ver una representación metafórica de los albores de la historia nutricional de la humanidad.» [...]

Democracia

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      «Una de las condiciones de una democracia genuina y eficaz es la existencia de un electorado prudente e informado, que además se tome la molestia de ir a votar. Hay quien sostiene que votar debería ser obligatorio, como ocurre en Australia, y que debería convertirse en un deber cívico tal como pagar impuestos o cumplir la ley en general. Normalmente se culpa a los políticos de laapatía electoral, y es posible que ciertamente tengan parte de esa culpa; pero es mucho mayor la culpa de unos ciudadanos perezosos, indiferentes, complacientes o ignorantes que no hacen uso de su importante derecho de voto, un derecho por el que en otras partes ha habido personas que han luchado y han muerto.» [...]

Estética

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      «Posiblemente la belleza es una necesidad de la vida. Es sin duda un componente de cualquier cosa que pueda considerarse una vida buena o bien vivida. Puede que la ausencia de belleza de la experiencia de una persona no la convierta en mala, pero no puede por menos que representar una disminución de sus posibi­lidades de sentimiento y de respuesta. Esto es algo que resulta tan instintivamente inteligible para los seres humanos que estos últimos se esfuerzan sobremanera en encontrar la belleza, o en crearla, y las andaduras personales de casi todo el mundo cuentan con pequeñas muestran de ella en sus vidas cotidianas: los adornos y cuadros que decoran sus hogares, el color con que pintan las pa­redes, el jarrón con flores que ponen sobre la mesa, todo ello son invocaciones de la belleza y testimonios de su importancia.» [...]

Neurociencia

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      «Antes de que el estudio del cerebro hubiera emperezado a alcanzar sus actuales niveles de sofisticación, los investigadores se basaban en gran medida en la observación de la conducta para inferir qué podría estar ocurriendo en el cerebro, dado que buena parte de la actividad cerebral se expresa en actividad externa. Las lesiones en la cabeza, el trastorno vascular intracraneal y los tumores intracraneales que conducen a déficit específicos como la pérdida del habla o de la capacidad motora proporcionaban importantes pistas sobre la función cerebral. Pero la aparición de escáneres capaces de obtener imágenes de alta resolución de las estructuras cerebrales, y, además, de revelar dichas estructuras cerebrales en el mismo proceso de activación como respuesta a estímulos y tareas diseñados para provocarlas, ha llevado la observación hasta niveles muy finos de estructura, lo que viene a equivaler a abrir la cabeza, excavar en las sucesivas capas del cerebro, y observar cómo funciona realmente éste.» [...]

Posmodernismo

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      «Si uno es relativista con respecto a los valores, si es escéptico respecto a los ideales ilustrados del humanismo liberal, si es pesimista con respeto al progreso, si no confía en la idea de un «gran discurso» basado en la creencia de que se puede hacer que aumenten la libertad y el conocimiento mediante el esfuerzo de la humanidad al tiempo que disminuyen el sufrimiento y la tribulación humanos, entonces uno es un posmodernista de pleno derecho.
      Y como tal, dados los rasgos definitorios de esta perspectiva no tendrá demasiadas cosas positivas que decir. Su principal razón para afirmar tales ideas relativistas, escépticas y pesimistas será la de oponerse a quienes confían en el progreso, a quienes tratan de defender la universalidad de la ética, y a quienes piensan que la democracia constitucional contemporánea representa una mejora con respecto al feudalismo y la monarquía absoluta, además de resultar preferible a la dictadura.» [...]

Tecnología

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      «Los avances en tecnología pueden crear problemas nuevos que requieran nuevos avances para solucionarse o reducirse. En nuestra propia época, el cambio climático influenciado por la in­dustrialización de la humanidad y la quema de combustibles fósiles constituye un crudo ejemplo de ello. En la medida en que las tecnologías posibilitan cosas que rápidamente se transforman en necesidades —viajar en avión y en automóvil, o tener calefacción y luz eléctrica en los edificios, son ejemplos destacados en el caso del cambio climático—, también sus costes vienen a socavar sus beneficios, y entonces, o bien hay que encontrar nuevas solucio­nes tecnológicas, o bien hay que emprender la tarea aparentemente imposible de convencer al mundo de volver a tecnologías anteriores y menos perjudiciales.» [...]

Teoria de juegos

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      «Un ejemplo de un problema en teoría de juegos —que ade­más ha resultado ser un importante estímulo no sólo para la pro­pia teoría de juegos, sino para el debate en numerosas áreas de las ciencias sociales y la filosofía— es el denominado dilema del prisionero, ideado por el matemático Albert Tucker en el curso de una conferencia impartida en la Universidad de Stanford en 1950. Su­pongamos que dos ladrones, A y B, han sido detenidos junto a la escena de un grave delito (que ambos han cometido), y se les in­terroga por separado en la comisaría. El dilema al que se enfrenta cada uno de ellos es el de confesar o no. Si ninguno de los dos confiesa, ambos serán acusados de un delito relativamente menor de tenencia de armas, con lo que probablemente serán condena­dos a un año de cárcel. Si los dos confiesan y cada uno de ellos implica al otro al mismo tiempo, ambos serán condenados a diez años de cárcel. Pero si uno de ellos (pongamos por caso, A) con­fiesa y delata al otro, mientras que el segundo (B) no confiesa, entonces A quedará libre por haber ayudado a la policía, al tiem­po que B será condenado a veinte años de cárcel. Por último, ninguno de los dos sabe, como es obvio, lo que va a decir el otro, y tampoco pueden ponerse de acuerdo. Entonces, ¿qué debería hacer cada uno de ellos para asegurarse de conseguir el resultado menos malo para sí mismo?.» [...]

GRAYLING, Anthony C. El poder de las ideas. Barcelona: Ariel, 2010. (Páginas 53, 99, 129, 166, 362, 378, 452, 461)