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«Hasta ahora, la mayoría de los científicos han estado
demasiado ocupados con el desarrollo de nuevas teorías que describan como
es el universo, sin plantearse la pregunta de su por qué. Por su
parte, la gente la labor de la cual es preguntarse por el por qué,
los filósofos, no han podido seguir al día el progreso de les teorías
científicas. En el siglo XVIII, los filósofos consideraban como propio
todo el conjunto del conocimiento humano, incluida la ciencia, y se planteaban
cuestiones como si el universo había tenido un comienzo. En los siglos
XIX y XX, pero, la ciencia devino demasiado técnica y matemática para
los filósofos, o para cualquier otra persona excepto unos pocos especialistas.
Los filósofos redujeron tanto el alcance de sus investigaciones que Wittgenstein,
uno de los filósofos más célebres del presente siglo, llegó a decir que
"la única tarea que queda para la filosofía es el análisis del lenguaje".
¡Qué descenso desde la gran tradición de la filosofía de Aristóteles
a Kant!
Si descubrimos, pero, una teoría unificada completa tendría
que ser, con el tiempo, comprensible para todo el mundo en sus grandes
líneas, y no tan solo para unos pocos científicos. Entonces, todos podríamos,
filósofos, científicos y gente corriente, tomar parte en la discusión
de por qué nosotros y el universo existamos. Si encontrásemos la respuesta,
sería el triunfo definitivo de la razón humana, porque habríamos llegado
a conocer el pensamiento de Dios.»
HAWKING, Stephen W. Història de temps. Del Big Bang a los
agujeros negros. Barcelona: Crítica, 1988. (Págs 180-181)
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