Robinson Crusoe es el prototipo de hombre que
vive aislado de los otros hombres. Daniel DEFOE, en la obra The Live
and Strange Surprising Adventures of Robinson Crusoe, nos explica
no sólo los afanes del solitario protagonista por sobrevivir en la
isla desierta (buscar comida y refugio, procurar no enfermar, ...) sinó
també sus sentimientos y reflexiones sobre la propia situación.
Robinson no tenía que pensar en nadie, sólo
en él mismo; no tenía ninguno de los problemas morales propios de los humanos
que viven en sociedad.
Pero en un momento dado, ve las improntas de otro ser humano. ¿La
impronta humana despierta miedo o alegría?
"En primer lugar, en la isla me liberé de toda la maldad
de la tierra. No tenía la codicia de la carne, ni me sentía esclavo de los
deseos, ni de la vanidad. Nada podía codiciar, perque poseía todo lo
que me podía satisfacer. Era el señor de toda la finca y, si era de mi gusto,
podía denominarme a mí mismo rey o emperador de todo el país que disfrutaba
para mí solo. No tenía rivales ni competidores, ninguno que me disputara la
soberanía o el mando. Podía haber cosechado cereales en fabulosas cantidades,
pero no habría sabido qué hacer con ellos; por esta razón, sólo
cultivaba lo necesario para mi consumo. Tenía tantas tortugas como podía desear,
pero una de tanto en cuánto me era suficiente. Poseía la madera suficiente
para construir una flota completa de barcos. Cosechaba suficientes uvas para
hacer vino o convertirlos en racimos de pasas; tantas que me serían suficientes
para llenar aquella flota de barcos una vez estuvieran construidos. [...]
Ocurrió un día, hacia medio día, yendo yo hacia mi canoa, que me sorprendió
extraordinariamente la huella del pie desnudo de un hombre en la playa, dónde
se podía verla muy planamente en la arena. Quedé fulminado, como si hubiera
visto una aparición. Paré el oído, miré a mi alrededor: no pude
sentir ni ver nada. (...) Cómo había sido hecha allí, no lo sabía ni
podía adivinarlo, ni poco ni mucho. Pero después de innumerables pensamientos,
como un hombre perfectamente trastornado y fuera de si, volví a mi fortificación,
sin sentir, como decimos, la tierra que pisaba, sobrecogido de mala manera,
mirando detrás mío a cada dos o tres pasos, tomando por otro cada árbol y
matorral y pensando que cada tronco lejano era un hombre." DEFOE "Robinson
Crusoe"
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