Hacia mediados del siglo XIII, se documentan las primeras
formas de una poesía culta hispana en lengua romance.
Está escrita por clérigos y obedece a modelos latinos
medievales, con probable influencia francesa.
Pervivirá durante toda la centuria siguiente. Su estrofa más
característica es la cuaderna vía, en versos alejandrinos
de catorce (siete más siete) sílabas.
Se conoce como mester de clerecía (mester significa ‘oficio’
y deriva de ministerium) y su temática es muy variada.
Incluye, en este siglo XIII,
obras a) históricas, como el Libro de Alexandre, sobre la vida
de Alejandro Magno; b) religiosas, como los Milagros de Nuestra Señora,
de Gonzalo de Berceo, primer poeta español
de nombre conocido y autor de obras hagiográficas (vidas de santos);
c) épicas, como el Poema de Fernán González; d)
de aventuras, como el Libro de Apolonio; e) de consejos o sapienciales,
como los Exemplos de Catón, etc.
En estrofas distintas a la cuaderna vía existen poemas del siglo
XIII o principios del
XIV, que, aunque no se consideran del mester de clerecía, responden,
en cierto
modo, a esa mentalidad. Son los poemas de debates, donde destaca la
Razón de amor, con los denuestos -disputa- del agua y el vino
o Elena y María, en que dos mujeres defienden a sus respectivos
amantes: el clérigo y el caballero. Otra sección puede
integrarse con poemas hagiográficos con más o menos influencia
juglaresca, como una Vida de Santa María Egipciaca o un Libro
de los tres Reyes de Oriente. Ya en el siglo XIV, redactó el
judío Sem Tob de Carrión sus Proverbios Morales
En el siglo XIV, el
mester de clerecía ofrece ejemplos tardíos, aunque quizá
más maduros del género. Destaca el Libro de buen amor,
de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, obra maestra, acaso redactada en dos
versiones diferentes entre 1330 y 1344. Se contempla como una colección
de poesías de entretenimiento con temas
fundamentalmente amorosos, derivados del poeta latino Ovidio, y cuentecillos
-exempla-, procedentes de Ysopetes y colecciones de fábulas medievales.
La segunda obra capital de este momento es el Libro rimado del palacio,
del Canciller Pedro López de Ayala. La obra trata de motivos
religiosos y éticos, entreverados con sátiras cortesanas.
Concluye con una versión de la exposición del Papa San
Gregorio al bíblico Libro de Job.
Otras obras del mester de clerecía son el Libro de miseria
de omne, el Poema de Yuçuf, escrito en aljamiado (castellano
con caracteres árabes), los Proverbios del rey Salomón
o la Vida de San Ildefonso.
Los clérigos colaboraron en la mayoría de estos poemas.
Quizá su actividad podría extenderse a obras aparentemente
épicas, como el Poema de Alfonso XI.