La ansiedad provocada por la idea de que los alumnos
hagan preguntas que no puedan responder lleva a muchos profesores a organizar el
trabajo de los niños de manera que tengan pocas oportunidades de preguntar. El
uso de
fichas de trabajo que mantengan ocupados a los niños siguiendo instrucciones y
que les proporcionen las respuestas tiene esta ventaja; otros profesores hablan
y hacen todas las preguntas con el fin de impedir que las formulen los niños.
La clave para liberarse de estas estrategias rígidas consiste en desarrollar técnicas
adecuadas para tratar las preguntas, en vez de responderlas. |
Harlen,
W (1999). Enseñanza
y aprendizaje de las ciencias. Madrid:
MEC/Morata