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Calderón y el Siglo de Oro

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El dramaturgo

Calderón de la Barca. Anónimo, Museo Lázaro Galdiano (Madrid)Pedro Calderón de la Barca nace en Madrid en 1600 y muere en la misma ciudad en 1681. Alcanza a ver en su vida tres reinados: el de Felipe III, el de Felipe IV y el de Carlos II. Aunque es posible que escribiera alguna obra en los últimos años de Felipe III, su madurez teatral coincide con el reinado de Felipe IV, con piezas teatrales memorables como El alcalde de Zalamea, La vida es sueño, El médico de su honra, La dama duende, El príncipe constante, sin que falten obras para palacio.

Pero a partir de 1651, tras su ordenación sacerdotal, su producción teatral profana para los corrales de comedias decrece, aunque sigue ejercitando su pluma en el teatro mitológico para palacio y en los autos sacramentales, y ésta es su labor en los años de vejez con el reinado de Carlos II.

Calderón de la Barca,  por P. Villafranca en P. Calderón de la Barca, «Autos sacramentales» (Madrid, I. Imperial, 1677), Biblioteca Nacional (Madrid)Con una formación profunda en colegio de jesuitas y universidad, no faltó en la vida de Calderón la experiencia militar en los frentes, los azares de juventud y algún amor; pero es importante en su vida la condición de dramaturgo
de palacio y de los autos para el Corpus; y la imagen que
nos ha llegado es la de una persona reflexiva de sólida formación y pensamiento.

Calderón de la Barca, por . A. de Pereda, Colección particularFrente a un Lope vital, que tanta literatura hizo con
su vida, Calderón deja en la sombra los secretos de
su intimidad, pero nos ofrece en su obra la profundidad
del filósofo y del teólogo y la gran capacidad teatral de
quien fue capaz incluso de burlarse de alguna de sus fórmulas dramáticas.



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La creación dramática

La obra teatral del escritor madrileño Pedro Calderón de la Barca significa la culminación barroca del modelo teatral creado a finales del siglo XVI y comienzos del XVII por Lope de Vega.

«Octava parte de las Comedias del célebre poeta español don Pedro Calderón de la Barca», (Madrid, F. Sanz, 1684)Significa también el perfeccionamiento en técnica teatral en multitud de comedias de enredo, el adensamiento filosófico en obras memorables, la perfección de un género genuinamente hispano como es el auto sacramental y la elevación estilística en momentos en que la poesía había llegado a cimas de perfección con Góngora y sus seguidores. Además, la escenografía, especialmente en el teatro cortesano, conoce un amplio desarrollo.

Manuscrito autógrafo de «El mágico prodigioso», de Pedro Calderón de la Barca, Biblioteca Nacional (Madrid)En su obra hay una variedad y pluralidad de niveles y registros, que van de la tragedia del poder, el honor, los
celos (La hija del aire, El médico de su honra, El mayor monstruo del mundo), los dramas sobre el sentido de la
vida o la dignidad del campesino (La vida es sueño, El alcalde de Zalamea) a la comedia de enredo (La dama duende, Casa con dos puertas mala es de guardar), sin olvidar la celebración del Dios cristiano en el monumento simbólico y alegórico de sus autos sacramentales y la de los dioses de la gentilidad
en fastuosas fiestas teatrales mitológicas de palacio, con rica y costosa escenografía.

Manuscrito autógrafo de «El divino cazador», de Pedro Calderón de la Barca, Biblioteca Nacional (Madrid)Y hay, además, un Calderón de la risa lúdica, a veces carnavalesca, en su teatro breve cómico.

Calderón es un dramaturgo de oficio, contradictorio y complejo, con supremo dominio de la técnica y multitud
de pliegues conceptuales en su teatro.



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Verso e imagen

La relación de Calderón de la Barca con la pintura abarca distintas perspectivas: como teórico (en la Deposición y en varias piezas dramáticas), como coleccionista (lo conocemos por el inventario de bienes en su testamento), como escenógrafo, que se ocupa del diseño espectacular de sus piezas y, particularmente, como creador barroco preocupado por la síntesis y relación de las artes.

La síntesis de las artes, la relación pintura-poesía, ut pictura poesis, son elementos fundamentales de la estética barroca, y, por tanto, del teatro de Calderón. La variada forma de vinculación del imaginario visual de los lienzos de Francken (La construcción de la Torre de Babel, El sacrificio de Isaac ), Velázquez (La túnica de José, La fragua de Vulcano, La rendición de Bredá , Felipe IV a caballo), Van Dyck (La serpiente de metal), Rubens (El triunfo de la Iglesia), Van Eyck (La caída de Faetón), Cossiers (Narciso), etc., y los textos de Calderón es fundamental para comprender la riqueza artística del teatro calderoniano en una complejidad de relaciones que van desde la articulación genética a los contrastes, paralelismos, explicaciones...

Los textos que se reproducen en las páginas siguientes proceden de la edición en Aguilar (Madrid, 1966, 1973, 1967) de las Obras completas de Calderón de la Barca de Ángel Valbuena Briones (vols. I y II) y de Ángel Valbuena Prat (vol. III). Son éstos:

 
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