CERVANTES
VIDA Y OBRA
 

Miguel de Cervantes Saavedra

Miguel de Cervantes Saavedra, por Juan de JáureguiSexto de los siete hijos del matrimonio formado por Rodrigo de Cervantes Saavedra y Leonor de Cortinas, Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) nació en Alcalá de Henares entre el 29 de septiembre y el 9 de octubre de 1547. Aquejado de graves problemas económicos durante toda su vida, el célebre escritor pasó toda su infancia recorriendo varias ciudades de España- Valladolid, Cabra, Córdoba y Sevilla, entre otras- como fruto de la precaria situación económica de su familia.

La vida de Cervantes fue una ininterrumpida serie de pequeños fracasos domésticos y profesionales, en la que no faltó ni el cautiverio, ni la injusta cárcel, ni la afrenta pública. No sólo no contaba con renta, sino que le costaba atraerse los favores de mecenas o protectores; a ello se sumó una particular mala fortuna que le persiguió durante toda su vida. Sólo al final, tras el éxito de las dos partes del Quijote, conoció cierta tranquilidad y pudo gozar del reconocimiento hacia su obra, pero siempre agobiado por las penurias económicas.

A los veintiún años tomó lecciones con el maestro Juan López de Hoyos, distinguiéndose en el Colegio de la Villa de Madrid. Tres años más tarde formó parte del séquito del Cardenal Julio Acquaviva y se estableció en Roma. Posteriormente, se incorporó a los tercios españoles, participando en la memorable batalla de Lepanto, el 7 de octubre de 1571. En esta acción perdió la mano izquierda de un arcabuzazo, hecho que le hizo pasar a la historia como el "Manco de Lepanto".

Tras pasar cinco años recorriendo Italia- país que logró conocer como la palma de su mano- en 1575, y tras embarcar en Nápoles en la galera "Sol" para poder regresar a su patria, la mala fortuna hizo que la galera en la que viajaba sufriera el ataque de los turcos, siendo víctima, a partir de entonces, de un cautiverio que le llevó a estar cinco años encarcelado en Argel en calidad de esclavo hasta que fue rescatado por los monjes trinitarios.

Al regresar a Madrid, buscó empleo sin conseguirlo, pensó incluso en emigrar a América, le hizo una hija a la mujer de un cantinero y se casó con una muchacha de Esquivias, seguramente por el capitalito de la chica, a la que casi doblaba en edad y con la que nunca tuvo hijos. Al año, no obstante, y después de haber probado fortuna sin éxito en la literatura, dejó Esquivias y empezó una vida azacaneada por toda España, como aprovisionador de grano y aceite para la armada del rey y, luego, como recaudador de impuestos. Bien por imprevisión, bien por malversación, bien por apropiación indebida, acabó en la cárcel. Fracasado de todos los negocios, se dedicó a la literatura durante los últimos diez años de su vida. Publicó entonces la primera parte del Quijote, que conoció un éxito notable, y dos libros más, uno de novelas cortas y otro con sus comedias. Vino luego la segunda parte del Quijote, y póstumo, el Persiles. Trabajó mucho esos diez últimos años, ya viejo. Pensó acaso que las cosas cambiarían, pero ni logró la estima de sus colegas, que lo orillaron, ni mantener dignamente a una familia integrada por mujeres, las Cervantas, todas las cuales, excepto la suya propia, vivían más o menos del trato solapado con los hombres.

A pesar de los miles de avatares que la vida le deparó, la obra de Cervantes nunca fue reflejo ni del dolor ni de la infelicidad que quizá le acompañó toda su vida. Es más. A pesar de que careció del respeto, y no digamos ya del reconocimiento de sus colegas escritores y poetas, nunca habló mal de nadie en un poema en el que citaba al menos a doscientos poetas. Su entusiasmo-no se sabe si real o forzado-, quedó reflejado en cada línea de su obra. Buen ejemplo es, sin duda, las últimas palabras que salieron de su pluma y que corresponden al prólogo de Persiles: “¡Adiós, gracias; adiós, donaires; adiós, regocijados amigos; que yo me voy muriendo, y deseando veros presto contentos en la otra vida!”. Moría como quizá había vivido, celebrando las gracias del mundo y el regocijo de no estar solo.

Su obra

Miguel de Cervantes centró toda su obra en tres estilos literarios: novela, teatro y poesía. El primer género en abrirse camino fue la novela, con La Galatea, obra publicada en 1585 y editada por Juan Gracián. En 1605, publicaría la primera parte del Quijote, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Diez años más tarde, en 1615, vería la luz la Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha. Sus Mientras que en 1613, publicaría sus Novelas ejemplares, compuestas por La Gitanilla, El amante liberal , Rinconete y Cortadillo, La española inglesa, El licenciado Vidriera, La fuerza de la sangre, El celoso extremeño, La ilustre fregona, Las dos doncellas, La señora Cornelia, El casamiento engañoso y El coloquio de los perros, cuatro años después saldría a la luz, bajo la edición de Juan Cuesta, Los trabajos de Persiles y Sigismunda.

Aunque Miguel de Cervantes nunca logró cosechar el éxito deseado en los géneros de poesía y teatro, centró en ellos sus primeros afanes literarios. De este interés, surgieron sonetos, canciones, églogas, romances, letrillas y otros poemas menores dispersos o incluidos en sus comedias y en sus novelas. También escribió dos poemas mayores: Canto de Calíope (incluido en La Galatea) y Viaje del Parnaso (1614).

Tampoco tuvo mejor suerte en el teatro, por el que se sintió atraído desde joven. De la primera época (1580-1587), anterior al triunfo de Lope de Vega, se conservan dos tragedias: El trato de Argel y La destrucción de Numancia. A la segunda época pertenecen las Ocho comedias y ocho entremeses (1615). Las comedias son El gallardo español, La casa de los celos y selvas de Ardenia, Los baños de Argel, El rufián dichoso, La gran Sultana doña Catalina de Oviedo, El laberinto de amor, La entretenida y Pedro de Urdemalas. A los entremeses pertenecen El juez de los divorcios, El rufián viudo, La elección de los alcaldes de Daganzo, La guarda cuidadosa, El vizcaíno fingido, El retablo de las maravillas, La cueva de Salamanca y El viejo celoso.

Ni un ay, por Andrés Trapiello (06/01/2005)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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