Día 21: Volamos hacia Siem Reap
(Camboya). Para ver durante los siguientes tres días el conjunto de
templos más sensacional de la Tierra. Angkor. Se trata de un conjunto de
unas cien pagodas, construidas entre los siglos IX y XIII para
glorificar una sucesión de reyes jemeres. Representan los vestigios
sagrados de lo que llegó a ser en su momento un gran centro
administrativo y religioso.Nos decepciona la cantidad de hoteles de lujo
y de que todo se paga con dólares USA. Está lleno de coreanos y
japoneses. Todo es carísimo para ser un país tan pobre.
Día 22 a 24: Tampoco hay palabras para definir la mágica sensación de
pasear por las ruinas de cada uno de los templos de Angkor. La entrada
para tres días vale 40$. Los templos están muy alejados y se necesita
transporte para visitarlos.
Día 25: Cogemos un barco hacia Pursat. No vale mucho la pena a excepción
para ver a un loco conduciendo una espectacular motora de 400 C.V. Da
algo de miedo.
Día 26: Bajamos hacia a Battambang. Esta elegante ciudad ribereña,
segunda en tamaño del país, alberga algunos de los edificios coloniales
mejor conservados de Camboya. Antaño, Battambang se encontraba ajena a
la ruta de los viajeros por carretera, pero en los últimos tiempos su
infraestructura ha mejorado y se ha convertido en el enclave indicado
para desplazarse a los templos y pueblos de los alrededores.Mucho 4x4 de
Ong's desactivadoras de minas. Comemos en un restaurantes donde hay
tortilla con patatas al más puro estilo español.
Día 27 y 28 : Llegamos a la capital Pnom Phenh. La capital conserva su
innegable encanto, a pesar de un pasado agitado y a menudo violento. La
desmoronada arquitectura colonial supone un atractivo telón de fondo a
las bulliciosas cafeterías que
flanquean las calles y al remodelado
recinto del paseo fluvial, un lugar especialmente activo los viernes y
sábados por la noche. Entre las visitas de interés, destacan diversos Vats (templos) imponentes, como el Vat Ounalom, centro del patriarca
budista camboyano; la pagoda Vat Phnom, enclavada sobre la cumbre de una
colina y que da nombre a la urbe; y la recientemente pintada Vat Lang Ka.
El mayor orgullo de la ciudad lo protagoniza la espectacular Pagoda de
Plata, uno de los escasos lugares del país que los jemeres rojos no
destruyeron; si bien únicamente conserva un 40% de los elementos que
encarnan el
brillo y riqueza de la cultura jemer. Otro atractivo
destacado es el Museo Nacional, con excepcionales muestras de artesanía
jemer. La ciudad no está mal. Es interesante un mercado de joyas y
relojes. Pero en el bazar ruso se compra todo más barato. Visitamos
todo, incluido los "Killing Fields". Apenas hacemos fotos. La atmósfera
está enrarecida. Es muy opresivo.