Introducción
País maravilloso para viajar con una inmensa e interesante cultura
milenaria que además ahora es asequible después de muchos años de ser un
país vetado para los presupuestos ajustados. Los extranjeros tienen el
chollo del "Japan Rail Pass" que les permite viajar en trenes durante su
estancia a un precio muy razonable incluso a alta velocidad. Es un país
que funciona y que la gente te deja en paz pero que te ayudará si lo
necesitas, bien señalizada y absolutamente limpia.
Fecha del viaje
Salimos de Barcelona el 14 de Marzo y volvimos el 24 de Marzo.
Itinerario
Día 1 Barcelona- Roma
Día 2 Roma - Milan- Tokio
Día 3 Tokio - Kyoto
Día 4 Castillo de Himeji- Kyoto
Día 5 Nara
Día 6 Hiroshima - Mijayima
Día 7 Kyoto
Día 8 Tokio - Nikko
Día 9 Tokio
Día 10 Barcelona
Moneda
La moneda de Japón se llama Yen y el cambio estaba a 1€= 153 yens pero
fluctúa bastante. Hay oficinas de cambio en el aeropuerto de Narita pero
apenas hay en las calles y los bancos tienen un cambio muy desventajoso
. Los cajeros abundan pero NO suelen estar en las calles si no que están
dentro de los supermercados (Convenient stores) que no cierran casi nunca.
Hay monedas de 1, 5, 10, 50, 100 y 500 Yens y billetes de 1000, 2000,
5000 y 10.000 Yens
Nivel de vida
Es un país que no es caro para los estándares españoles, debido a la
fortaleza de nuestra moneda y a los continuos años de deflación que ha
tenido el Japón. Como en todos ,os países comer en lugares turísticos y
elegantes puede ser muy caro. Los hoteles son de un nivel inferior al
estándar europeo y con habitaciones más pequeñas pero siempre
inmaculadas.
Transporte
Taxis. Son algo caros pero muy prácticos en
Kyoto y poblaciones pequeñas pues son
abundantes siendo la bajada de bandera a partir de 600 Yens y te
da para 2 kilómetros.
Tren. Funcionan
sensacionalmente bien y ya en el relato ponemos el "chollo" inmenso para
los turistas del "Japan Rail Pass"
. El mejor sitio que encontramos para
comprarlo era en JTB Viajes Spain S.A que está en la planta baja del
hotel Barceló Sants en la Plaza Països Catalans, s/n en Barcelona. En
Madrid está en la Plaza Callao, 5 en la 9ª planta
Autobuses urbanos y metro. Son puntuales, limpios y
baratos con abonos de 1 día que salen muy bien
Seguridad
Creemos que debe ser uno de los países más seguros del Mundo. Se puede
pasear sin ningún problema a cualquier hora y por cualquier barrio. Si
se te olvida algo no te preocupes que cuando vuelvas estará en el mismo
sitio
Electricidad
Los enchufes son de clavija plana a 220 Voltios por lo que si
no se va a hoteles de lujo se debe llevar un convertidor aunque lo
venden en muchos sitios
Clima
En las fechas que fuimos hacía frío y nos llovió pero durante el día
cuando salía el Sol hacía mucho calor.
Guía de viaje
Existe la guía Geoplaneta en castellano y otras guías visuales
Diario de viaje
14-3-08
Salimos de casa a las 8:30 y cogemos el A1 que cuesta 4,05 €. Hay mucha niebla lo cual nos hace prever lo peor, ya que todos los vuelos están retrasados. Nuestra salida era a las 11:30 para coger el vuelo de Roma a Tokio a las 2 de la tarde. Van saliendo en la pantalla distintas horas primero nos dicen que media hora después, luego que 1 hora al final salimos a las 2 y 15 minutos, con lo que avisamos a Tokio que nos anulen la reserva del hotel que teníamos porque no llegaremos. Al llegar a Roma vamos al servicio al cliente y nos dicen que en Barcelona ya nos han hecho una reserva para el sábado por la noche desde Milán. Nos dicen que vayamos a buscar la bolsa de viaje a Lost and Found y curiosamente sale a los 10 minutos. Nos dan un pase valorado en 11,5€ para comer porque a todo esto son las cinco de la tarde y nosotros con una cervecita en el cuerpo que es lo que nos han dado en el vuelo hasta Roma. Después de comer algo nos vamos al hotel Palace Airport de 4 estrellas en un autocar que es un suthle. Hay una gran caravana que nos hace desistir de ir a ningún sitio porque son las 8 de la noche cuando llegamos al hotel. Tenemos incluidas 2 llamadas gratuitas para informar de nuestra situación pero decidimos hacer las llamadas a Kyoto que era nuestra siguiente destinación a la mañana siguiente por la diferencia horaria. Nos vamos a cenar al restaurante del hotel que es un buffet libre que no está mal.
15-03-08
A las 6 nos levantamos porque tenemos el vuelo a las 8:30. Podíamos escoger otro a las 11 y otro a las 16:30, pero queremos intentar volar en un vuelo que sale de Milán a las 15:15 PM. Preferimos ir con mucho tiempo a ver si podemos hacer el cambio. Cuando llegamos a Malpensa nos dicen que nos tenemos que esperar al check in para ver si nos pueden colocar en algún sitio. Hay un bus que sale cada 20 minutos al centro desde el aeropuerto. Sale a las horas en punto, a los 20 y a las 40. Cuesta 6,5 € ida y 10€ ida y vuelta. El tren sale cada media hora. Preguntamos y nos dicen que se tarda una hora en llegar al centro con lo que no compensa y nos quedamos a ver si hay suerte. El check in cierra a las 14:30 y no hay 2 plazas. Vamos a servicio al cliente y nos dan un voucher para comer de 11,5 € cada uno. Nos esperamos en unas butacas muy cómodas hasta que hacemos el check in y nos vamos a la sala VIP de la JAL (Japan Air Line), donde tenemos comida y bebida toda la que queramos, aparte de prensa en ingles i en japonés. Es como un bar pero te sirves tu mismo. A la hora de embarcar nos viene a buscar una azafata y nos acompaña al avión donde entramos por otra puerta de los que van en turista. Nos tocan unos asientos muy cómodos y el servicio a bordo es impecable. Nos dan una manta y un jersey de algodón muy majo, aparte de zapatillas, antifaz, mascara, tapones, cepillo de dientes etc. Poco después del despegue ya pasan con comida y bebida, barra libre. Para acabar bombones y licores. Que bien viven los ricos ..... Tenemos una pantalla cada uno de nosotros con películas, juegos, música etc. El problema es que es de noche y nos dormimos 7 horas seguidas sin interrupción ya que la butaca se convierte en una cama. Si quieres puedes llamar por teléfono por 10 $ al minuto. El vuelo desde Milán son 12 horas pero pasan en un suspiro.
16-03-08
Tenemos que rellenar unos
formularios de entrada y de aduanas. En muy poco tiempo salimos del
avión y cogemos un tren que nos lleva a la terminal donde está
inmigración. Nos hacen una foto y nos toman las huellas dactilares del
dedo índice de las dos manos. De allá vamos a buscar la maleta y a
cambiar dinero en un banco que está en la misma terminal. El tipo de
cambio es: 1 € = 153,5 Yenes. Tenemos que cambiar el JRP (Japan Rail
Pass) y hay unos paneles en inglés y japonés donde lo pone. Cuando lo
compras en Barcelona, ya te dan unos planos de las principales ciudades
para cambiarlo. Se rellena un pequeño formulario y en minutos ya tienes
el carné y al preguntarnos donde vamos ya nos da los billetes del
aeropuerto a Tokio con el Narita Express (sin el pase cuesta 3000
yenes) y de Tokio a Kyoto en el tren
bala que se llama Shinkansen que
sale 16 minutos después. La puntualidad es extrema y llegamos sin
novedad a Tokio. Luego allá los 16 minutos de margen se nos hacen cortos
pues los consumimos todos hasta que llegamos al anden de donde sale
nuestro tren. No es que esté mal indicado sino que te tienes que
acostumbrar a su sistema. También hay mucho personal que se desvive para
ayudarte. Nos metemos en el tren en el vagón 6 pero no en el nuestro que
es el 15. Somos los únicos que vamos por dentro del tren ya que en los
andenes pone donde se abrirá la puerta de tu vagón. No hay duda. Es un
tren que coge mucha gente ya que para en las principales ciudades del
sur Yokohama, Nagoya y acaba en Shin Osaka. Nosotros nos bajamos después
de 2 horas y 40 minutos en Kyoto. Hay vagones para fumadores y para no
fumadores. También hay unos vagones al principio del tren que tienen un
trébol de color verde que es como el bussines class del tren, a esos no
se puede ir a menos que te compres el JRP que te lo permite. A nosotros
nos dijeron que comparado con los trenes de España ya nos parecería un
lujazo los normales y tenían razón. El revisor cuando entra al vagón
saluda y da la bienvenida a los pasajeros. Al irse también lo hace. Nos
pide el carné para asegurarse que está en vigor y nos sella los
billetes. Estábamos muy estresados porque con el retraso del avión no
sabíamos si llegaríamos a tiempo a Kyoto porque el hotel cerraba a las
11 de la noche, y ya nos veíamos durmiendo en un banco. En el tren hay
unas azafatas que van con un carrito vendiendo bebidas frescas y
calientes, además venden cajas de comida que se llama Bento y
bocadillos, bolsas de snaks, frutos secos etc. La ventaja es que el
precio es el mismo en todas partes, sea una tienda, en el tren, en un
supermercado de superlujo etc. En el tren la gente aprovecha para
dormir, comer, trabajar con el ordenador o ver películas en sus gadgets
de ultima generación. Este tren cuesta 13500 yenes. Llegamos a las 22,14
tal como sabíamos y vamos a buscar un taxi que nos lleve al hotel. Según
nuestras guías estamos a un cuarto de hora andando pero preferimos ya
que vamos con las maletas coger un taxi. La puerta del taxi se abre y se
cierra sola, los conductores llevan unos guantes blancos y están
forrados con una tela de encaje blanca muy bonita. Le decimos el nombre
de nuestro hotel y la dirección pero no se aclara, le doy el teléfono
del hotel y rápidamente llama y le van indicando como llegar. Nos
cuesta solo 500 yenes. Llegamos a las 11 menos cuarto, y nos están
esperando porque desde Roma había llamado diciendo que llegaríamos mucho
más tarde de lo que habíamos quedado por mail. El hotel no está mal, se
llama ECONO-INN KYOTO y el precio de la habitación es 6630 yenes la
habitación doble con baño dentro. Son pequeñas pero ya se sabe que el
espacio en Japón es un bien escaso. Tienes en recepción café, te y agua
gratis todo el día, También hay un ordenador las 24 horas del día para
poder conectarte. La pág. web es:
www.econo-inn-kyoto.com
Como ya sabíamos cierran a las 11 de la noche pero los clientes tienen
llave por si quieres salir hasta más tarde.
17-03-08
Nos levantamos temprano porque
queremos ir al castillo de Himeji. Ya tenemos un horario de trenes bala
de Tokio hacia el sur que nos va muy bien porque sabemos cuando salen,
donde paran etc. De todos los que salen los únicos que no podemos coger
son los Nozomi que es el tren bala que va a 500 por hora. Cuando pasa
por alguna estación sin parar da miedo aparte que tu cuerpo se mueve por
la vibración. Cogemos el tren a las 7:50 y llegamos a la estación de
Himeji a las 8:35. Vamos andando al castillo que está a un cuarto de
hora. Cuesta 720 yenes la entrada combinada que te incluye los jardines
de Koko que están al lado. Abre a las 9 de la mañana y cierra a las 17
horas. El castillo de Himeji está en lo alto de un promontorio, es el
mas majestuoso de los 12 castillos feudales que se conservan en Japón.
Los japoneses lo llaman Shirasagasi-jo, el castillo de la garceta
blanca, debido al parecido que guardan los muros encalados que se
estrechan a ambos lados de la torre como un ave emprendiendo el vuelo.
Para muchos, su arquitectura militar suavizada por elegantes líneas
estéticas hace de el él ultimo castillo samurai. El exterior fue
utilizado por Akira Kurosawa en su película Ran (1985). Es patrimonio de
la Humanidad por la UNESCO. Fue construido en 1580 por Toyotomi
Hideyoshi y ampliado 30 años después. El castillo tiene un donjon (torre
central fuertemente fortificada) principal de cinco pisos y tres donjons
más pequeñas, y toda la estructura está rodeada de fosos y murallas
defensivas con aberturas rectangulares, circulares y triangulares para
disparar balas y lanzar flechas. Las murallas del donjon también
presentan “ishiotoshi”, aperturas que permitían a los defensores echar
agua o aceite a cualquiera que consiguiera superar las aperturas
defensivas y se dispusiera a escalar las murallas. Tenían forma de
abanico
que resultaban muy difíciles de escalar. Desde el exterior
parece que la torre principal tenga 5 pisos pero realmente tiene 6, ya
que una no se ve desde el exterior. Unas escaleras ascienden a través de
dependencias cada vez más pequeñas. En un principio era un deposito de
armas con lo que el interior guarda escasa ornamentación albergando una
exposición de la vida en el castillo. En la primera planta hay unos
miradores con celosías. Cuando se llega arriba de todo se tienen unas
vistas a los 4 puntos cardinales muy espectaculares, además hay un
santuario budista. También se visita la morada de la princesa Sen el
cual se clausuraba cada noche y había un cuerpo de guardia para proteger
a las mujeres. Si se sigue el recorrido que marcan las flechas el
recorrido dura hora y media. A veces hay guías voluntarios en ingles
gratuitos pero nosotros no tenemos suerte. Cuando salimos del recinto a
la derecha siguiendo la carretera llegamos a los jardines Koko-en. Es
una elegante y cuidada composición de nueve jardines independientes de
estilo Edo, dos estanques, un arroyo, una pérgola de té, y un
restaurante donde se puede comer disfrutando de las vistas de los
jardines. El conjunto fue creado en 1992 sobre el emplazamiento de unas
antiguas residencias de samuráis. Es lunes con lo que los museos que hay
en la ciudad están cerrados, parece que el Museo de Historia de la
Prefectura de Hyogo alberga excelentes piezas y maquetas de castillos
japoneses. También cuenta con una buena colección de marionetas Bunraku.
Se encuentra a 5 minutos andando del castillo. También el museo de
Literatura de Himeji vale la pena acercarse porque lo diseñó un
arquitecto renombrado mundialmente como es Ando Tadao. Volvemos a Kyoto
y nos acercamos andando al Templo Toji que está a 15 minutos en
dirección sudoeste desde la estación de tren. La entrada cuesta 800
yenes. Fue construido en 794 por decreto imperial para proteger la
ciudad. En 818 el emperador entregó el templo a Kukai, el fundador de la
escuela budista Shingon. Gran parte de los edificios fueron destruidos
por incendios o batallas durante el siglo XV. La Kodo (sala de lecturas)
contiene 21 imágenes que representan
un mandala tridimensional, en el
centro del cual se halla Dainichi Nyorai, el buda cósmico que enunció
por primera vez las enseñanzas esotericas (budismo esotérico). Cada una
de estas y otras imágenes de unos 1200 años de antigüedad están talladas
es un bloque único de madera. La Kondo (sala principal) alberga estatuas
que representan la trinidad Yakushi, el buda Curador y sus ayudantes
Gakko y Nikko. En la parte sur del jardín se halla una pagoda de cinco
pisos que se ha quemado cinco veces. Se reconstruyó en 1643 y ahora es
la más alta de Japón con sus 57 metros de altura. En el interior
descansan las imágenes de cuatro budas y sus seguidores. La muerte de
Kukai se conmemora el día 21 de cada mes en el recinto con un mercadillo
que los lugareños denominan Kobo-san. Muchos compradores dedican algo de
tiempo para realizar un corto peregrinaje a Miei-do, donde hacen
ofrendas de dinero e incienso, algunos se frotan con el humo del
incienso aquellas partes del cuerpo donde acusan alguna dolencia.
Volvemos a la estación de Kyoto donde en la 2ª planta hay una oficina de
turismo y en la 9ª otra. Para ir a la de la 9ª planta es más fácil
llegar si por fuera se entra a los almacenes ISETAN y de allí en el
ascensor subimos a la 9ª planta. Cuando sales ya hay unos carteles que
te van llevando desde los almacenes a la oficina de turismo los cuales
te ayudan en todo lo que necesitas y donde hay folletos informativos.
El edificio de la Estación de Kyoto es una sorprendente estructura de
acero y cristal, una catedral futurista de la era del transporte. Es
obra del arquitecto Hara Koji, profesor de la universidad de Tokio. La
inauguración del edificio en septiembre de 1.997, abrió la caja de los
truenos. Algunos críticos la atacaron por romper la armonía con la
arquitectura tradicional de Kyoto, mientras que a otros los cautivaron
los espacios abiertos y las líneas espectaculares de la estación.
Impresiona el enorme atrio que se eleva sobre el vestíbulo principal.
Vale la pena tomarse algún tiempo para explorar los niveles de la
estación, hasta llegar al 15 piso donde hay un mirador. Los almacenes
son de todo menos de electrónica. Es un placer pasear y ver la cantidad
de comida diferente que se puede comprar y la
delicadeza que ponen en
todo, la amabilidad que derrochan, siempre sonriendo, desde el primero
hasta el último. Volvemos al hotel un rato, pero de allí vamos andando a
la zona de Gion, a ver si vemos geishas. Este barrio simboliza para los
japoneses lo mejor de la vida: vino, mujeres y karaoke. La historia de
Gion comenzó en el medievo, con puestos destinados a cubrir las
necesidades de peregrinos y visitantes que pronto se convirtieron en
casas de té que venían a satisfacer una variedad de apetitos. A finales
del S. XVI, el kabuki se trasladó desde la orilla del Kamo a varios
teatros situados al este del río, fomentando la reputación de Gion como
paraíso del hombre de mundo. La arquitectura moderna, el trafico
congestionado y los locales de ocio nocturno de esta zona solapan parte
de su belleza histórica, pero a pesar de todo quedan todavía algunos
lugares encantadores por donde pasear. Se encuentra entre Sanjo-dori y
Gojo-dori y Higashiyama-dori y Kawabata-dori. Lo más remarcable de este
barrio es: El Santuario Yasaka que dirige los ritos religiosos del
festival más importante de Kyoto, el festival de año nuevo “hatsu mode”
y el Gion Matsuri. Está abierto las 24 horas y la entrada es gratuita.
Fue fundado alrededor de 656. Sus deidades protectoras de la enfermedad
se
sacaron en procesión por la ciudad en 869 para detener una epidemia,
inaugurando así el famoso Gion Matsuri. El día de año nuevo, miles de
personas acuden para rogar salud y prosperidad, y en abril una autentica
muchedumbre cruza sus puertas de camino al parque Maruyama, donde
florecen los cerezos. El Templo Kiyomizu , este templo pertenece a
todas las sectas, durante más de mil años los peregrinos han ascendido
la pendiente para orar ante la imagen de 11 cabezas de Kannon y beber de
su manantial sagrado, (Kiyomizu, significa agua pura). La terraza del
pabellón principal un milagro de ebanistería sin clavos, brinda
magnificas vistas de Kyoto. Está apoyado en cientos de pilares, que
sobresale por la ladera de la montaña. En Jishu-jinja, el santuario de
los jardines, los visitantes intentan asegurar el éxito en el amor
cerrando los ojos y recorriendo unos 18 metros entre un par de piedras.
Si no aciertan a encontrar el camino, el deseo de amor no se cumplirá.
En el lado norte del templo hay un pequeño santuario donde se venden
amuletos de amor ( si alguien necesita .....). Se llega con el autobús
206 desde la estación de Kyoto. Las calles adoquinadas Sannenzaka
(pendiente de los 3 años) y Ninnenzaka (pendiente de los 2 años) don
Patrimonio Histórico. La tradición local dice que un tropezón aquí trae
2 o 3 años de mala suerte.
18-03-08
Desayunamos en el hotel y cogemos
un tren local que nos lleva a Nara. Está
situada a 46 Km. y tardamos 46
minutos. Salen de los andenes 8, 9 y 10 y hay que coger la Nara Line. Es
de la compañía JR y si no tienes el pase cuesta 690 yenes. Vamos a la
oficina de turismo donde nos dan unos folletos de información en
español. Son muy amables y nos aconsejan sitios menos turísticos para
visitar. Nara fue fundada en 710, se le conocía como ciudadela de la paz
(Heijo-kyo). Se convirtió en una de las ciudades más espléndidas de Asia
durante sus 74 años como capital de Japón. La capital se transformó en
la sede del budismo y en el destino oriental de la ruta de la Seda.
Conserva muchos de sus edificios, con sus colinas arboladas y sus
templos ajardinados, la ciudad es todo un símbolo de tranquilidad. Desde
el centro de Nara, a media hora a pie nos encontramos el Nara- koen
parque de Nara, la extensión de 520 hectáreas donde se halla la mayoría
de los templos. Se creó en 1880 en lo que antes era un páramo. Mas de
mil ciervos (shika) dóciles, considerados mensajeros de los dioses,
merodean por el parque. Deambulan esperando que los turistas les den
algo de comer y a menudo persiguen a los niños para robarles la
merienda. Por 150 yenes se pueden comprar la Shika-sembei (galletas para
ciervo) para darles de comer. La primera visita es el templo Kofuku-ji,
al que se accede por una amplia escalinata desde el estanque Sarusawa y
que fue fundado en 669. De los 175 edificios originales solo se
conservan unos pocos, pero las reconstrucciones parecen antiguas. Hay
dos pagodas una de tres pisos de 1143 y otra de cinco pisos que data de
1426. Es la segunda más alta de Japón. El Pabellón Dorado contiene
estatuas de enorme
valor. El tesoro alberga una de las colecciones de
arte budista más importantes de Japón, incluida una estatua de Ashura
del siglo VIII. Desde aquí se llega al templo Todai-ji, cuyo complejo
comprende un vasto pabellón de Buda (Daibutsuden), subtemplos,
pabellones, pagodas y puertas de excepcional interés histórico y
artístico. La construcción terminada en 752, fue encargada por el
emperador para albergar la imagen del Gran Buda de Nara y para
consolidar la posición de la ciudad como capital y centro budista. Los
desastres naturales no han afectado a la estatua de 16 metros de altura.
Se pueden poner cómodamente cuatro o cinco monjes sobre la palma de la
mano de Buda. Requirió cientos de toneladas de bronce, mercurio y cera
vegetal derretidos. Diversos incendios y terremotos descolocaron la
cabeza en varias ocasiones, la actual data de 1692. Se entra por la gran
puerta del sur (Nandaimon) de 19 metros con 2 guardianes Nió de mirada
amenazante. Se dice que son las tallas en madera más refinadas del
mundo, parece que se van a poner en movimiento en cualquier momento. El
Buda está rodeado por Bosatzu Kokuzo, Tamonten, Niyorin Kannon y
Koumokuten todos ellos guardianes celestiales. Detrás del buda hay un
pequeño agujero horadado en un gran pilar de madera. Se dice que el que
consigue pasar a través de él alcanzará el nirvana. La entrada cuesta
500 yenes. Hay otra estatua que cuenta la leyenda que si tocas una parte
de su cuerpo donde a ti te duele y luego te tocas tú, te mejora la
dolencia. El problema es que solo se llega a las piernas, pero las
tocamos porque después de estas caminatas que estamos haciendo buena
falta nos hace un poco de ayuda celestial. De allí vamos al Nigatsu-do,
por una senda serpenteante cuesta arriba. La entrada es gratuita. Tiene
unas espléndidas vistas sobre Nara.. El día 14 de marzo se hace la
fiesta, se llama Omizutori Matsuri y desfilan con enormes antorchas en
llamas por la terraza y dejan caer una lluvia de ascuas sobre los
espectadores para purificarlos. La ceremonia se hace después de
medianoche. Nosotros nos conformamos con una ceremonia de monjes
sintoístas. Al lado está Sangatsu-do, el edificio más antiguo del
complejo. De allí vamos al Kasuga Taisha, que fue fundado en el siglo
VIII por la familia Fujiwara y se fue reconstruyendo por completo cada
20 años, de acuerdo con la tradición sintoísta (normas de pureza y
renovación), hasta finales del siglo XIX. Se hizo en total 50 veces en
el transcurso de los siglos, pero la estructura actual se conserva desde
1863. Está situado al pie de la colina en un entorno agradable y
frondoso poblado por manadas de ciervos. Los accesos al santuario están
flanqueados por cientos de faroles y hay muchos mas en el mismo
santuario. La fiesta de los faroles que se celebra 2 veces al año goza
de una gran popularidad. En total hay más de 3000 faroles de piedra y
bronce que se iluminan a principios de febrero y el 14 de agosto. La
entrada cuesta 400 yenes. Después de tanto templo vamos volviendo y nos
encontramos al sur Naramachi, la ciudad antigua. Es un lugar agradable
para pasear antes o después de visitar los templos de Nara-koen y la
zona cuenta con buenos restaurantes. En la zona se puede visitar el
Museo Naramachi Sirio-kan que posee una colección bastante buena de
piezas de la zona, incluida una muestra de monedas y billetes antiguos.
Con esta misma línea vemos que podemos parar en el Santuario Fushimi que
es el más famoso de los miles de santuarios consagrados a Inari, deidad
del arroz y del sake. Tiene una avenida con cientos de Tori (puertas)
que fueron donadas por hombres de negocios que venían a pedir
prosperidad. Sabemos que para llegar al santuario hay que andar 4 Km. de
ida y luego lo mismo de vuelta con lo que debido a nuestro cansancio
decidimos dejarlo para otro día. De vuelta en Kyoto paramos en el templo
Higashi Hongan-ji, está a 10 minutos andando de la estación y en la
actualidad está tapado con una cubierta gigantesca porque lo están
restaurando. Es una de las primeras estructuras tradicionales que se
avistan según se sale de la estación. El Goei-do (pabellón del Fundador)
data de 1895, y se dice que es la estructura de madera más grande del
mundo. Es
conveniente llevarse los zapatos porque es tan sumamente
grande que tardas un montón si has de dar la vuelta por dentro para
buscarlos, ya que por fuera está lleno de piedrecillas. Dejamos algunas
compras en el hotel y subimos andando hasta Gion que es la zona más
animada por la noche. En la zona de las geishas encontramos un
restaurante que hace esquina, donde solo hay un plato que es el
Okonomiyaki, una especie de torta de col, huevo, gamba, calamar y cerdo
a la plancha. Es muy consistente pero muy buena. Cuesta 620 yenes y la
cerveza 540 yenes, pero el agua fresca siempre la tienes en la mesa, con
lo que si no quieres pedir nada de beber no pasa nada. Damos una
vueltecita por la pagoda Yasaka que es una elegante pagoda de cinco
plantas, que es lo que queda del templo budista que ocupó el lugar. El
callejón Ishibe-koji es precioso por la noche lleno de posadas modestas
y de casas de té siendo una continuación del barrio de ocio de Gion. Los
exquisitos edificios de madera con jardines diminutos que reflejan la
tranquila atmósfera del viejo Kioto. Y por hoy ya está bien.
19-03-08
A las 7:30 tenemos el tren bala a
Hiroshima. Llegamos a las 9:35 y en la misma estación como no podía ser
menos, ya nos dan toda la información para llegar a la isla Miyahima.
Esta lloviendo todo y más con lo que con un solo paraguas que llevábamos
es insuficiente pero no hay problema porque en todas las tiendas venden
unos muy apañados. Me cuesta 450 yenes aunque luego los veo en Kioto a
200 yenes los mismos. Decidimos ir primero a la isla y luego visitar
Hiroshima.
Desde la misma estación, Hiroshima Station a Miyahima-guchi
Station. Si no tienes el JR pagas 400 yenes. Hay cada 10 minutos más o
menos. De allí sales a la calle y vas al ferry pero como hay varias
compañías debes fijarte y coger el de JR, que sale cada 15 minutos y
tarda 10 minutos en llegar. Es un ferri donde puedes ir cómodamente
sentado o en cubierta, pero con el día que hace casi mejor dentro. Si
has de pagar cuesta 170 yenes. El emblema de esta joya de la costa de
Sanyo es la imponente Torii (puerta sintoísta) construida en el mar, que
advierte que ésta es una ciudad sagrada. A la gente no se le permitía
pisar la isla y tenían que acercarse al santuario al barco, atravesando
la Tori situada en la bahía. Tiene unos 16 metros de alto y un diseño de
4 pilares que le proporciona estabilidad. Aquí no hay maternidades ni
cementerios, ya que está prohibido dar a luz o morirse en la isla.
Tampoco se permite talar árboles, con lo que la isla está cubierta por
un bosque virgen con numerosas aves y es un lugar donde los ciervos se
mueven a sus anchas. El santuario más popular es Itsukushima, que fue
construido en 593 sobre pilotes. El mejor momento para verlo es cuando
sube la marea y los edificios se reflejan en el mar. En la plataforma se
halla el escenario no más antiguo del Japón. Hoy como está tan nublado y
con esta tormenta no luce mucho. Cuesta 300 yenes la entrada. Lo más
bonito es que vemos una boda sintoísta y le pedimos a la novia que se
pare para una foto y muy sonriente lo hace. Hay otros muchos templos
pero hay que destacar el Daisho-in, colorido y brillante, se encuentra
detrás de la ciudad y se puede visitar gratuitamente. En este templo hay
absolutamente de todo: estatuas, puertas, estanques y carpas. Hay una
estancia donde tomarte un té calentito cortesía del santuario. Si el día
fuese más apacible hay más cosas a hacer pues se puede subir al monte
Misen donde está el parque Momijidami (Valle de la hoja de arce). Desde
el parque asciende un teleférico hasta la cima del monte donde hay una
reserva de monos y unas espectaculares vistas del mar Interior. Es la
extensión de agua más bella de Japón teniendo más de 3000 islas
cubiertas de pinos. También se puede visitar la pagoda de cinco plantas
(Goju-no-to) construida en 1407 en un promontorio. Junto a ella está el
pabellón de los 1000 tatamis de 1587. El museo de Tesoro cuesta 500
yenes, alberga una valiosa colección de objetos donados al santuario por
el clan Taira y otros mecenas a lo largo de los siglos. Volviendo al
puerto pasamos a la calle comercial llena de tiendas de recuerdos,
comida, restaurantes etc. Me recuerda Playa de Aro o Sitges. Cogemos el
ferry de vuelta, y
ahora como queremos ir al parque conmemorativo de la
paz, debemos bajarnos del JR en Nishi-Hiroshima para hacer trasbordo con
el tranvía y cogerlo en Hiroden-nishi- Hiroshima, se puede coger el nº
2 o nº 3. Se paga a la salida del tranvía que es por la cabeza del
tranvía y cuesta 150 yenes. Se echa en un recipiente que hay al lado del
conductor. Te tienes que bajar en Gembaku Dome-mae. Si se va a estar más
tiempo en Hiroshima hay un pase para todo el día que cuesta 500 yenes.
Hiroshima es visitada cada año por millones de visitantes que acuden a
la ciudad donde tantas personas fueron borradas del mapa en tan solo un
instante de destrucción apocalíptica. Los sobrios monumentos de
Hiroshima, atípica atracción turística, pueden provocar una inesperada
sensación de apatía y nerviosismo en muchos visitantes. En el Parque
conmemorativo de la Paz, construido en 1960, el antiguo Pabellón de
Fomento de la Industria se encontraba cerca del punto cero en el que
estalló la bomba. Los ocupantes del edificio murieron al instante. Sus
vigas retorcidas, los vastos boquetes y las pilas de cascotes han sido
designadas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Junto a la entrada
norte del parque se halla la Campana de la Paz, que los visitantes
pueden tañer. No lejos queda el túmulo conmemorativo, que alberga las
cenizas de decenas de miles de personas incineradas en este lugar.
Parque adentro se encuentra el Monumento de la Paz, la figura de una
niña extendiendo las manos. Una grulla, símbolo de la longevidad y la
felicidad, vuela sobre ella. La obra hace referencia a la historia de
una niña victima de la bomba que creía que se recuperaría de su
enfermedad si fabricaba 1000 grullas de papel. La niña no sobrevivió
pero todo Japón conoce la historia, por lo que el monumento siempre está
adornado con grullas de papel enviadas por colegiales de todo el país.
Cruzando la calle está la Llama de la Paz, que solo se apagará cuando
todas las armas nucleares del mundo hayan sido eliminadas. Junto a ella
está el cenotafio diseñado por Tange Kenzo en memoria de las victimas de
la guerra. Contiene los nombres de todos los que murieron, junto con
una inscripción que reza “Descansen en paz, jamás volveremos a cometer
el mismo error”. La pieza central del parque es el Museo Conmemorativo
de la Paz, donde se explican con todo detalle las consecuencias de la
bomba en la ciudad. Cuesta 50 yenes la entrada. La impresionante
exposición incluye un Buda de bronce medio fundido, un triciclo
despedazado y la impresión de una sombra oscura en los escalones de
granito del edificio del Banco Sumitomo, único resto de la persona que
estaba sentada allí en el momento del impacto. Fuera del museo se elevan
los llamados árboles del Fénix, que crecían a 1,5 Km. del punto de
impacto y que fueron transplantados aquí para mostrar las quemaduras de
las copas. El rumor que corrió cuando el Enola Gay soltó la bomba
atómica sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945, era “no crecerá nada en
75 años”. Para muchas personas de todo el mundo, la bomba sigue siendo
un fuerte símbolo de la falta de humanidad de la gente, y todavía más
para los 125.000 hibakusha (supervivientes de la bomba atómica) que
quedan. El más joven tiene 63 años y estaba en el vientre materno cuando
se lanzó la bomba. Durante la ultima década han muerto 5000 personas al
año. Se puede visitar también el Castillo (Hiroshima-jo) se construyó en
1589, pero se desmanteló tras la restauración Meiji, dejando solo la
torre del homenaje (torre central), las puertas principales y las
torretas. El resto quedó totalmente destruido por la bomba y
reconstruido en hormigón moderno. De aquí se puede coger el tranvía nº 2
o nº 6 hasta la estación central. Volvemos a Kyoto y nos compramos el
pase de autobús que validaremos el día siguiente que nos permite
subirnos en todos los buses que queramos de Kyoto. Cuesta 500 yenes ,
pero un viaje de bus ya te cuesta 220 yenes con lo cual compensa con
creces. Se puede comprar a la salida de la estación del JR en una
oficina que hay enfrente de todas las paradas de buses. Como ya han
cerrado todos los templos ya que son más de las 6 de la tarde nos vamos
a ver como está la electrónica en unos supermercados que se llama Bic
Cámara que es el paraíso para las personas a las cuales les gustan las
maquinas de fotos, ordenadores y todos los gadgets posibles. Los precios
nos sorprenden pues hay cosas como las memorias USB que son más caras
que en España y los ordenadores para ellos son bastante más baratos,
pero los overseas o sea los que podemos utilizar aquí en Europa, están
casi al mismo precio con lo cual no compramos ninguno. Las cámaras de
fotos y los objetivos si que valen la pena pues están a un 40% más baratas.
20-03-08
Hoy es fiesta nacional de
Japón, porque es el equinoccio de primavera (equinoccio vernal) y hay
la costumbre de llevar flores a los templos y honrar a los muertos. Nos
vamos a dedicar a ver templos en Kyoto, aunque suponemos que estarán
abarrotados con estas celebraciones. El protocolo cuando están delante
de un templo sintoísta (religión más antigua de Japón) es hacer 2
saludos con la cabeza profundos, luego se dan dos palmas con las manos,
pides tu deseo y haces otro saludo con la cabeza. Otra cosa que se hace
es, donde hay las pilas con el incienso encendido, echártelo en la parte
del cuerpo donde tienes alguna dolencia. Nosotros siempre hacemos los
rituales porque aunque somos agnósticos no nos importa intentarlo. Es
frecuente encontrar juntos altares budistas y sintoístas en las casas.
Junto a estas 2 doctrinas, el confucianismo está considerado como una
tercera religión no oficial. Sin embargo, mas que una religión se trata
de un código moral y de conducta social que ha ejercido una profunda
influencia en Japón desde su introducción en el siglo VI. Su
aproximación a la religión es practica, sincrética y politeísta, lo que
no deja de sorprendernos. Piden cosas muy materiales, como ascender de
categoría en la empresa, o encontrar un trabajo mejor, o aprobar los
exámenes, o encontrar parejas, o curarse de una enfermedad o un parto
sin complicaciones. En todos los templos hay unas tablillas de madera
(Ema) donde, previa donación, que en algunos es libre y en otros ya te
dicen la cantidad (de 100 yenes a 2000 yenes), puedes poner tu petición
y colgarlo en unos lugares ya preparados para ello. Hay de distintas
maneras: alargadas y estrechas, en forma de cuchara, en forma de
corazón, de trapecio etc. También hay figuritas de gatos blancos que
también simboliza algo sagrado, ya que se considera que da buena suerte
y por eso los vemos en todas las
tiendas, restaurantes o casas
particulares con el brazo extendido saludando. Los habréis visto en los
restaurantes chinos o en las tiendas chinas, ya que simboliza
prosperidad y dinero. Otra cosa curiosa de los templos es que hay unos
tampones con el logotipo del templo o una figura que lo representa y la
gente se lo pone en una especie de cartillas. Supongo que es para
mostrar a los amigos donde se ha estado o sino el significado se me
escapa. Una cosa que ayuda mucho es que los autobuses tienen apuntados
los monumentos que hay en su recorrido con lo cual te facilita la
comprobación de que vas bien. Igualmente cuando compras el pase te dan
un mapa clarísimo y allí puedes ver las líneas de autobuses que
necesitas para llegar a todos los lugares de interés de Kyoto. Cogemos
el autobús nº 4 que nos lleva a Kamigamo Shrine, cuya entrada es
gratuita. Está consagrado a la deidad del trueno. Tiene su pareja que se
llama Shimogamo. Rodeado por el arbolado Tadasu no Mori (el bosque donde
se desvelan las mentiras), Shimogamo ha participado durante mucho tiempo
en el éxito de la cosecha del arroz. El festival Aoi Matsuri que se
celebra el 15 de mayo, (festival de la malvarrosa) incluye una procesión
entre ambos santuarios que imita las antiguas procesiones imperiales
donde se enviaban a los mensajeros imperiales para aplacar a los dioses.
Van en carros tirados por bueyes y un séquito de 600 personas vestidas
con trajes tradicionales. Las hojas de la malvarrosa sirven para
decorar. Kamigamo destaca por el pabellón Haiden y por unos misteriosos
conos de arena blanca. Alrededor están las residencias de los
sacerdotes, estando una abierta al público. En un templo sintoísta o
SHINTO que significa camino de los dioses nos encontramos la shimenawa,
una cuerda de paja de arroz trenzada que se cuelga sobre las entradas de
los santuarios para separar los lugares sagrados de los profanos.
También se coloca sobre la puerta de las viviendas para ahuyentar el mal
y la enfermedad. Las Tori son el símbolo mas conocido del shintoismo.
Estas puertas señalan la entrada al recinto sagrado de un santuario.
Muchas son de madera pintada; otras son de piedra, pero todas tienen dos
rieles en su parte superior. En la honden (capilla principal) del
santuario hay un objeto (shintai) en el que se cree radica el kami a
quien está consagrado. Normalmente solo el superior de los
sacerdotes
entra en el honden, que está separado de la sala de los fieles (haiden).
La fertilidad es un tema recurrente en el shintoismo. Algunos santuarios
contienen estatuillas que representan falos, escenas amorosas, partos o
pechos repletos de leche. Las parejas piden a los espíritus la
concepción y la buena salud para madre o hijo. El sacerdocio sintoísta (kannushi)
se transmitía por vínculos familiares. Las familias importantes siguen
vinculadas a algunos santuarios. Visten túnicas blancas y naranjas y
ejecutan ceremonias de purificación y otros rituales. En todos los
santuarios del país se venden amuletos de la suerte llamados omamori.
Suelen estar relacionados con la fertilidad, la suerte y la salud. El
buen augurio puede estar escrito en un pedazo de papel o en una tablilla
de madera, que se introduce en una bolsita de seda que puede llevarse en
el cuerpo o colgarse de algún modo relevante (no debe abrirse, so pena
de anular sus efectos). Si el pedazo de papel con el augurio no te gusta
lo puedes atar en los lugares ya establecidos, que suelen ser unas
cuerdas puestas para eso y que se convierta en un buen augurio. Hay que
comentar que hay miles en todos los santuarios esperando a que se
conviertan en buenos augurios. De aquí cogemos el 46 y hacemos un
trasbordo que nos lleva en el 59 a Kinkaku-ji, también conocido como el
pabellón dorado y más formalmente como Rokuon-ji. Se construyó gracias
al tercer shogun Ashikaga llamado Yoshimitsu que se ordenó sacerdote a
los 37 años renunciando a sus deberes oficiales pero no al poder. El
edificio le sirvió como villa de retiro. Seguidor del sacerdote zen
Soseki, ordenó que el complejo después de su muerte se convirtiera en
templo. Se accede al templo por un camino arbolado que luego se abre a
un luminoso jardín, al final del cual se encuentra el famoso pabellón.
Es una replica exacta del original que fue incendiada premeditadamente
en 1950 por un joven monje que estaba obsesionado con tanta belleza. En
1955 se terminó según el diseño original y se recubrió de pan de oro. La
entrada cuesta 400 yenes. El jardín se conserva como en el origen y todo
el conjunto es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. De aquí se
puede ir andando o cogiendo otra vez el bus 59 hasta Riojan-ji. Al salir
del bus se le enseña el bono al conductor. Este templo fundado en 1450
debe su fama al jardín de rocas kare-sansui (paisaje seco) una
composición de grava blanca y 15 piedras que muchos consideran la máxima
expresión del budismo zen. El diseñador anónimo no dio ninguna
explicación al respecto. Aunque existen muchas interpretaciones del
simbolismo de las rocas, su significado escapa a cualquier definición.
Sus adivinanzas solo pueden resolverse a través de la contemplación en
silencio, algo que la muchedumbre de adolescentes y las explicaciones
gravadas del templo no ayudan demasiado. Aunque ensombrecido por el
famoso jardín de rocas, no conviene perderse el jardín del estanque del
templo. Diseñado en un tiempo en el que el zen no había llegado todavía
a Japón, sus suaves contornos contrarrestan agradablemente la
rigurosidad del jardín de rocas. Cuesta 500 yenes la entrada.
El
budismo, fundado en la India, llegó a Japón en el siglo VI a través de
China y Corea. A lo largo de los siglos, varias sectas tomaron arraigo.
Podemos citar entre las mas importantes las siguientes: Budismo Zen:
inspirada en el Taoismo, la escuela Chan de China comenzó a ser popular
en Japón durante el periodo Kamakura (1185-1333). Existen 3 sectas zen
principales, Soto, Rinzai y Obaku, y todas enfatizan la importancia de
la zazen (meditación) y de la autoayuda. Tras su desarrollo en los
templos de Kyoto durante el feudalismo, la rigurosa disposición mental y
la ordenada estética zen han influido profundamente en la cultura
japonesa. Era el practicado por los samuráis. Shingon: esta escuela de
budismo esotérico Mahayana fue fundada en Japón por Kukai en el S. IX.
Incorpora elementos hindúes, como los mandalas y las deidades de muchos
brazos, y da mucha importancia a los gestos de las manos (mudra) y al
canto de los mantras. La sede se encuentra en el monte Koya y existen
unas 50 subsectas. Tendai: exportada a Japón en el siglo IX por Saicho,
es otra rama del budismo esotérico que insiste en la devoción abnegada.
Desde su base en el monte Hiei, colaboró en la creación de las sectas
Jodo (tierra pura), Jodo Shin y Nichiren. Shugendo: Dewa Sanzan, en el
norte de Honshu, es el lugar más sagrado para esta secta brotada de la
escuela Shingon que combina budismo y shintoismo y promueve prácticas
ascetas en retiros de montaña. Las estelas funerarias (gorin-to) se
levantan en los cementerios anejos a los templos. Muchas utilizan
piedras de hasta cinco formas diferentes. Las que tienen forma de caja
se llaman sotoba. Los lugares de culto budista se reconocen por los
sufijos –ji y –dera, y se traducen como templos (los sintoístas se
traducen como santuarios). El recinto del templo incluye una sala
principal (hondo) y, a veces, una pagoda, un cementerio, edificios para
los monjes y a menudo un santuario sintoísta. Los tatamis delimitan el
suelo del hondo, caracterizándose por su gran sobriedad y por su
ausencia de ornamentación. Los fieles se descalzan y se arrodillan
frente al altar para rezar en silenciosa contemplación. En el recinto
semicerrado frente al podio hay un brasero para quemar ofrendas de
incienso. Al fondo hay una especie de tabernáculo que conserva oculto un
objeto sagrado (bonzon). La meditación es la piedra angular del budismo,
ya que liberar la mente de pensamientos confusos lleva a la iluminación.
Las estatuas de Jizo, con su vestimenta roja se hallan en miles de
templos y al borde de los caminos. Jizo es el guardián de los que
sufren, en particular de los niños enfermizos y de las madres
embarazadas. Los niños que han muerto jóvenes e incluso los fetos
abortados son ayudados por Jizo en su tránsito al otro mundo. Se le
representa con una vara en la mano y con un talismán en la otra. Las
madres afligidas y los enfermos colocan petos rojos en las estatuas. Las
pagodas de algunos recintos religiosos acogen reliquias de Buda, tales
como fragmentos de hueso. Se oculta en la base de la columna central.
Tienen 3 o 5 pisos pero no se permite la entrada a los pisos superiores.
Las peregrinaciones son muy populares, los peregrinos visten de blanco y
caminan de un lugar a otro, a veces durante semanas. Es muy famosa la
peregrinación a los 88 templos de Shikoku. Del templo Ryoan-ji se puede
llegar andando a Ninnaji Temple. Se construyó en 842 y es el centro
neurálgico de la rama Omura de la escuela budista Shingon. Los edificios
incluida la pagoda de cinco pisos del S. XVII. Los jardines están llenos
de cerezos que florecen a principios de abril. La colosal puerta
principal con sus formidables guardianes Nio (del rey Deva), recuerda
al visitante que, antes de varios incendios lo redujeran a su
tamaño
actual, este templo fue un gigantesco complejo con hasta 60 subtemplos.
En la montaña de detrás se halla el peregrinaje de los 88 templos de
Omuro, que reproduce en miniatura los 88 templos del peregrinaje de
Shikoku. Cuesta 500 yenes la entrada. De aquí se puede coger el número 8
hasta el Nijo Castle. La entrada cuesta 600 yenes. Después de pasar por
la gran puerta Kara-mon, con bastial de estilo chino, se entra en el
palacio que está dividido en cinco edificios con numerosas cámaras. La
Ohiroma Yonno- Ma (cuarta cámara) contiene unos extraordinarios biombos
pintados. No hay que perderse el excelente jardín del palacio Ninomaro
diseñado por el maestro del té y paisajista Kobori Enshu. Aunque no
posee las grandiosas fortificaciones de otros castillos japoneses
destaca por la poca habitual ornamentación profusa de sus interiores y
por los denominados suelos de ruiseñor, diseñados para que al pisarlos
despidieran un sonido semejante al piar de los pájaros, advirtiendo así
de la presencia de intrusos. Las grapas y los clavos que hay bajo las
tablas se rozan entre si, emitiendo un ligero chirrido. La primera gran
sala tiene varios maniquíes de daimios (señores feudales) presentando
sus respetos al shogun. El corazón del castillo lo componen las salas de
recepción Ninomaru, un grupo de edificios comunicados por galerías de
madera cubiertas. También tenía salas ocultas desde donde vigilaban su
guardia personal. Cogemos el bus nº 9 y nos bajamos en Shijo Horikawa
para coger el nº 5 que nos lleva a Heian Shrine. En los autobuses hay
una tele en la parte delantera junto al conductor donde salen todas las
paradas que tienen su nombre y aparte hay una megafonía que también lo
dice. Es un
impresionante complejo de templos que se construyó en 1895
para conmemorar el 1100 aniversario de la fundación de Kyoto. Sirvió
para aumentar la moral y la economía de la ciudad, bastante minadas
después que se otorgara la capitalidad a Tokio en 1868. Los edificios
son vistosas copias reducidas a 2 tercios de su tamaño del Kyoto Gosho
del periodo Heian. Los jardines con su gran estanque y un puente de
inspiración china, famoso por sus lirios, también pretenden representar
el tipo de jardín que se hizo popular en ese periodo. Unos 500 metros
enfrente del santuario hay una tori de acero macizo. De allí cogemos el
100 que es un autobús turístico que tiene su final en Ginkakuji o
pabellón plateado. Cuesta 500 yenes la entrada. El problema es que lo
están restaurando y hasta el año que viene no acabarán y el templo está
tapado con un andamio con toldos. Es muy importante en la cultura
japonesa ya que entre sus muros se refinaron la ceremonia del té, el
teatro no, los arreglos florales y la pintura con tinta. Fue el retiro
de montaña de Yoshimasa y en honor de su abuelo que había recubierto su
retiro de oro, el lo quiso hacer de plata pero se arruinó por la guerra
de Onin. Los jardines se recorren a través de unas pasarelas. Incluyen
conos de arena blanca meticulosamente inclinados, altos pinos y un
estanque enfrente del templo. De aquí mismo sale el Paseo del Filosofo,
que es uno de los lugares preferidos de Kyoto. Sigue un canal bordeado
de cerezos que serpentea a lo largo de la base de las bonitas
Higashiyama (montañas orientales), entre el sur de Ginkaku-ji y
Nyakuoji-jinja, y une las calles que conducen al recintos de Nanzen-ji.
La ruta debe su nombre al profesor de filosofía de la Universidad de
Kyoto Nishida Kitaro que solía recorrerlo cada día para mantenerse en
forma. El camino está salpicado de cafeterías, tiendas de artesanía,
restaurantes y boutiques. Dura 1,5 Km. y se pueden ver templos como el
Honen-in, famoso por sus montículos de arena rastrillada, o el
Otoyo-jinja uno de los numerosos santuarios sintoístas de la zona. Al
finalizar el paseo llegas muy cerca del Templo Nanzen-ji. Ha ocupado un
papel central en la historia zen de Japón desde 1386 cuando se le otorgó
el control de los Gozan, los cinco grandes templos zen de Kioto. El
pabellón Hojo (dependencia del abad) incluye un jardín seco y pinturas
de Kano Tanyu, la más famosa es “tigre bebiendo agua”. Cerca hay un
pabellón con vistas a una cascada y un jardín donde se puede disfrutar
de matcha (té tradicional) y un dulce por un pequeña cantidad. La
colosal Sanmon, una puerta construida en 1626 para consolar a las almas
de los muertos en el Asedio de Verano al castillo de Osaka, sirvió de
escondrijo a un bandido que más tarde fue escaldado vivo en un caldero
de hierro. Volvemos al hotel a coger las maletas porque esta noche lo
tenían todo lleno y tenemos el hotel en Osaka. Cogemos un tren bala y en
14 minutos nos plantamos en Shin-Osaka donde está nuestro hotel a 1
minuto de la salida Este. Nos cuesta 9.450 yenes la doble con desayuno.
La habitación es muy correcta. Se nota que es un hotel para ejecutivos
por la ubicación cómoda por lo cerca que está del JR. En el mail nos
decían que como no tenían habitaciones para no fumadores disponibles les
dijéramos la hora de llegada para que la desodorizaran. Ha sido un día
muy completo.
21-03-08
Por la mañana bajamos a
desayunar y tenemos desayuno japonés, con sus sopitas y sus noodles y
desayuno occidental con tostadas, mantequilla y mermeladas.
También hay
fruta que aquí es un lujo. Prontito ya estamos cogiendo otro tren bala
para Kyoto. Al llegar buscamos la consigna para dejar las maletas, donde
hay unos señores muy simpáticos que no tienen ni idea de ingles pero al
final nos entendemos ya que nosotros solo necesitamos unas horas la
consigna. Cuesta al día unos 420 yenes la maleta que se paga por
adelantado. Creo recordar que el tiempo máximo eran 30 días. Por toda la
estación también hay consignas automáticas desde 400 yenes las más
pequeñas a 700 las más grandes. De allí nos compramos otro bono de bus y
nos vamos al Kyoto Imperial Palace. Desde la estación de tren va bien el
9 y el 205. Llegamos a las 10:03 y como la visita empieza a las 10:00,
no la podemos hacer ya que sin guía no se puede hacer. También hay
visita a las 14:00 pero todas en japonés. El parque imperial constituye
un amplio oasis en el corazón de la ciudad. En el recinto están el
Palacio Imperial y el Palacio del Emperador Retirado, cuyo impresionante
jardín de paseo fue construido por los Togunawa. Se tiene que ir al
extremo Noroeste a la Agencia de la Casa Imperial donde toman nota con
el pasaporte de las personas que quieren hacer la visita. En el extremo
sur descansa un estanque con un puente en arco, desde donde se ve la
Kenreimon, una majestuosa puerta situada en medio de la fachada
meridional y solo puede ser utilizada por el emperador. De allí vamos
andando hasta Higashiyama y cogemos el 206 hasta Hakubutsukan
Sanjusangendo –mae. Cuesta 600 yenes la entrada. Se construyó en 1164.
Produce un efecto alucinante pues dentro del pabellón principal, te
encuentras cara a cara con 1001 imágenes casi idénticas a Kannon (diosa
de la misericordia) reluciendo en la oscuridad. El efecto es mágico y
algo escalofriante. Es la estructura de madera más grande del mundo. Su
nombre proviene de los 33 (sanjusan) espacios existentes entre los
pilares del edificio. La grandiosa imagen principal de una Kannon
(deidad budista de la misericordia) con 1000 brazos fue tallada en 1254
por Tankei a los 82 años. Sobre la cabeza hay otras diez cabezas más
incluida una miniatura de Buda Amida. Si el viajero cree que las
estatuas no tienen 1000 brazos deberá acordarse de calcular según la
hábil fórmula matemática budista que
sostiene que 40 brazos son el
equivalente de 1000 brazos, porque cada uno salva 25 mundos. A ambos
lados hay 1000 imágenes menores. El domingo anterior al Día de la
Mayoría de Edad (2º lunes de Enero) se organiza en el templo una
competición de tiro con arco para mujeres jóvenes, quienes tiran flechas
en la galería del salón principal. Al final del vestíbulo hay 28
estatuas guardianas en una gran variedad de expresivas posturas. La
galería del ala oeste del vestíbulo es famosa por el Toshí-ya Matsuri,
que se celebra anualmente el 15 de enero y durante el cual los arqueros
lanzan flechas a lo largo del vestíbulo. La ceremonia se remonta al
periodo Edo, cuando se celebraba una competición anual para ver cuantas
flechas se podían disparar desde el extremo sur al extremo norte en 24
horas. El record se estableció en 1686 cuando un arquero logro lanzar
más de 8000 flechas al extremo norte. De aquí cogemos un bus hasta la
estación central que pueden ser el 206, 208 y el 100. El nº 100, 101 y
102 son 3 autobuses turísticos que te llevan a todas las atracciones de
Kyoto. Los únicos autobuses que no te entran con el pase son los que
tienen los números en color negro. Hay también autobuses de la JR pero
no los controlamos, aunque sabemos que son los que van al extrarradio.
De la estación central se puede ir andando a nuestro próximo destino que
es el Templo Toji o coger el 208. Nosotros cogemos el bus pero es un
error porque hay mucho tráfico y tardamos mucho. El interés de volver
al templo Toji es el mercadillo que cada 21 se celebra en el exterior.
Es una especie de Rastro para los de Madrid o de Mercado de la Glorias
para los de Barcelona. Hay ropa, cerámica, y cosas antiguas en general
pero los precios los veo muy caros. Hay unos bolsos hechos con telas
tipo pachwork que no son nada del otro mundo y cuestan 30000 yenes. La
bisutería no baja de los 2000 yenes y nada típico de aquí porque son de
la India. Venden las sandalias Tabi (de juncos o cuero) o los chanclos
de madera (geta) para llevar con el kimono y valen unos 1500 yenes y
también venden el bolso a juego. En los templos hemos visto a muchas
mujeres y chicas jovencitas con el kimono ya que aparte de las mujeres
que lo llevan habitualmente, los días que celebran algo se lo ponen como
signo de respeto. Lo único barato son los quimonos que venden en el
exterior del recinto que están usados y que los venden a 1000 yenes y
los obi que es la faja de seda que lo sujeta que también los venden a
1000 yenes. No puedo resistir la tentación. Después de deambular un rato
por el mercadillo, vamos a cambiar dinero pero como no nos gusta el tipo
de cambio lo dejamos. Hay que mencionar que dentro de las tiendas donde
se puede comprar prácticamente de todo y que muchas están abiertas 24
horas, puedes encontrar cajeros automáticos que te dan dinero con la
Visa o la American Express. Aquí les llaman “Convenience Stores”.
Recuperamos nuestras maletas y vamos a coger el tren bala para ir a
Tokio. Salen de los andenes 11 y 12 a Tokio y de la 13 y 14 a Hakata.
Llegamos tras 2 horas 40 minutos a la estación central de Tokio. Tenemos
el hotel reservado en el barrio de Asakusa. Se llama Hotel Asakusa
Mikawaya y es un hotel familiar en 2-7-11 Hanakawado Taito-ku Tokio. El
e-mail es
info@asakusamikawaya.co.jp. Hay que decir que por internet puedes
reservar lo que quieras y la mayoría de los hoteles tienen pagina web
con fotos e indicaciones de cómo llegar con planos para tontos. El hotel
no está mal y la familia muy simpática pero suponemos que por el precio
que pagamos se puede encontrar más cosas. Nos cuesta 9450 Yenes la doble
con baño dentro. Nosotros como nos esperamos al último momento para
todo, una semana antes de venir no habíamos reservado nada y todo lo que
era más barato estaba reservado. Está a 5 minutos andando de la estación
de metro de Asakusa y se ha de salir por la salida 7. Hay que tener en
cuenta que a diferencia de nuestras estaciones de metro en las cuales
tenemos dos salidas como máximo, en Japón hay muchas llevándose el
premio una que tiene 42 salidas diferentes. Hay unos grandes carteles
donde ponen todo lo que hay cerca de interés de las salidas y así tú
decides por cual salir. Cuando tomamos posesión de la habitación,
salimos a ver un poco el barrio, ya que tenemos el templo más famoso de
todo Tokio a 5 minutos de nuestra habitación. Se llama Senso-ji o
Asakusa Kannon. En el año 628, dos pescadores que faenaban en el rio
Sumida pescaron una estatuilla de oro de Kannon, diosa budista de la
piedad, y su señor le construyó un santuario. En 645, el santo Shokai
edificó un tiempo para la Diosa. La fama, la riqueza y el tamaño del
templo crecieron hasta que Tokugawa le otorgó una gran extensión de
tierra. El templo sobrevivió al terremoto de 1923, pero no a los
bombardeos de la II GM; aún así se conserva la disposición del periodo
Edo. Las estructuras resultan impresionantes, pero es la gente que acude
aquí cada día la que hace de éste un lugar tan especial. Dentro del
pabellón, el santuario principal alberga la imagen original de Kannon.
Los fieles tiran monedas y encienden velas. El pabellón principal esta
decorado con varias pinturas grandes. La de los ángeles con flores de
loto es obra del artista Domoto Insho. El quemador de incienso (joukoro)
está constantemente rodeado de gente acercándose al humo para mantenerse
sana. La puerta Hozo-mon está construida en hormigón armado. Alberga en
la planta superior un tesoro con varios aforismos chinos del siglo XIV.
De allí desembocas en la Nakamise-dori que es una calle de tiendas con
productos tradicionales incluyendo fajas obi, peinetas, abanicos,
muñecas y pasteles de arroz. A las 7 de la tarde cierran las tiendas. Al
final de la calle te encuentras la puerta Kaminari-mon (Trueno) con 2
guardianes Fuijin a la derecha y Raijin a la izquierda que tienen
cabezas antiguas y cuerpos nuevos. De aquí cogemos el metro que cuesta
160 yenes y nos acercamos a Akihabara que es el barrio de la
electrónica. Hay decenas de tiendas que venden todo lo imaginable en
este sector, con lo que si gusta te puedes tirar horas. Volvemos a
Asakusa y en un zashiki comemos sushi. Como hay un escaparate con los
platos en plástico, le podemos pedir sin problemas al camarero. Nos
traen una bandeja grande con distintos tipos de sushi desde los
maki-zushi que son los rollitos de arroz con algo dentro desde ciruela
encurtida, pimiento, pepino, gamba y envuelto con alga tostada, también
nos traen trozos de pescado crudo como atún, caballa, ventresca etc
sobre un fondo de arroz, o gambas peladitas, todo buenísimo. Pedimos
otra donde nos traen también unos de pulpo o huevas de salmón. El precio
es muy económico pues cuesta toda la bandeja con la que te quedan
saciado 650 yenes y la cerveza 600 yenes la grande. Después del ágape
nos vamos a nuestros aposentos.
22-03-08
Hoy hemos decidido ir a Nikko que
está al norte de Tokio ya que es nuestro último día del JR Pass. Hoy es
sabado y suponemos que habrá bastante gente. Tenemos que llegar a
Utsunomiya y de allí coger otro tren a Nikko. Tenemos un horario de
trenes, donde nos
pone el tren que tenemos que coger y luego otro
horario con el tren que cogeremos cuando lleguemos al enlace. Hay 50
minutos en el primer trayecto y el segundo se tardan 40 minutos más.
Solo separan 128 Km. Tokio de Nikko. La estación del JR es la más
antigua del Japón oriental y fue proyectada en 1915 por Frank Lloyd
Wright. Desde aquí parten muchos autobuses a muchos lugares de interés.
La avenida que discurre entre las estaciones de tren y Toshogu está
plagada de tiendas, restaurantes y posadas. Llegamos al complejo de
templos andando pues está a media hora de la estación. En la oficina de
turismo hay internet, se compran unas fichas que cuestan 50 yenes el
cuarto de hora. Nikko, que significa luz solar, es una población que
conserva un gran número de templos y santuarios pintados en vivos
colores. Es una de las principales atracciones turísticas de Japón con
sus solo 17.000 habitantes. Los frondosos bosques de Nikko constituyen
por sí mismos una maravilla, sobre todo cuando llueve. Los cedros fueron
plantados como plantones, uno por uno, siguiendo las órdenes de un
daimio empobrecido que no podía hacer frente a la esperada ofrenda en
honor del nuevo templo de los Tokugawa. Le costó 20 años plantar los
25.000 esquejes. Nikko ha sido considerado un lugar sagrado desde
mediados del S VIII cuando el monje budista Shodo construyó una ermita
en el lugar. Durante muchos años fue un centro de formación de monjes
budistas, pero fue cayendo en el olvido. Este templo absorbió casi 300
ermitas y templos menores antes que las guerras civiles del siglo XVI
marcaran el inicio de su decadencia, cuando la congregación del templo
se hizo merecedora de la cólera del shogun Hideyoshi al brindar su apoyo
al ejército de uno de sus rivales. Permaneció así hasta que se eligió
como mausoleo del emperador Tokugawa Ieyasu, que fue el caudillo que
estableció el shogunato en Japón durante 250 años. Su nieto mandó
construir el santuario de Tosho-gu, empleando un ejercito de 15.000
artesanos. Se tardó dos años en edificar el conjunto formado por el
santuario y el mausoleo. Era hijo de un señor feudal de segunda fila y
se pasó la vida acumulando poder hasta convertirse en shogun en 1603 a
los 60 años. Construyó su capital en el actual Tokio y su gobierno
presenció el
florecimiento de la cultura Edo. Se aseguró que después de
su muerte se le consagrará en un santuario como un Dios y gongen
(encarnación de Buda). La ostentosidad y grandeza de Nikko muestra la
riqueza y el poder acumulado por una familia que durante casi 3 siglos
se erigió como arbitro supremo del poder en Japón. Tosho-gu es el centro
de la zona de santuarios de Nikko, y cerca de él hay varias
construcciones impresionantes. Aunque se pueden comprar tickets de
entrada por separado para los distintos templos lo más barato y cómodo
es comprar el ticket combinado que te permite la entrada por 1000 yenes
a todo menos al Nemuri-neko (gato dormido) que cuesta 520 yenes más. La
entrada combinada se puede utilizar 2 días. Por el camino que lleva por
accidentados bosques te encuentras en primer lugar el Shin-kyo ,que es
un puente rojo de madera laqueada que cruza el río Daiya, conocido por
ser el lugar exacto, donde según dice la leyenda, el monje budista Shodo
fundador de la primera ermita atravesó el río a lomos de dos enormes
serpientes. El puente original, construido en 1636 para uso del shogun y
de los mensajeros imperiales, fue destruido por una inundación. El
actual data de 1907. A través de una escalinata y siguiendo el camino de
cebros se llega al templo Rinno-ji que es el que fundó el monje Shodo.
El Sanbutsudo (pabellón de los 3 budas) es el más grande de Nikko. Las 3
imágenes doradas de Buda Amida, Kannon Senju (de mil brazos) y Kannon
Bato (con cabeza de caballo) a las que se consagra el pabellón
corresponden a las tres deidades montañeras que ocupan el santuario
Futara-san. Pasado el pabellón, el pilar de bronce Sorinto, con sus
nueve anillos, alberga 1000 volumenes de sutras (escrituras budistas) y
un símbolo de la paz mundial. Subiendo por el camino de Omote Sando
hacia Toshogu, se llega a la pagoda de cinco pisos Gojuno-to, una
reconstrucción del original que data de 1818 con 40 metros de altura.
Cada planta representa un elemento: tierra, agua, fuego, viento y cielo
en orden ascendente. Justo delante de la entrada principal del templo se
alza un pórtico de estilo budista conocido como Omote-
mon protegido por
dos reyes Diva. Allí mismo se encuentra el Establo Sagrado, una
construcción decorada con grabados que ilustran el ciclo de la humanidad
y que, de manera ocasional, se encuentra ocupada por algún caballo
ofrecido al templo. Un relieve de tres monos de la sabiduría decora este
edificio de madera sin pintar. Son los famosos ver, oir y callar. Los
edificios de la derecha sirven de almacén para el material empleado en
el Festival de los Guerreros, una procesión que se celebra el 18 de mayo
o el 17 de octubre. También hay una fuente sagrada donde la pila de
granito de 1618 para la purificación ritual se halla bajo una cubierta
de estilo chino. El rinzo contiene una biblioteca de sutras y una
estructura circular que permanece cerrado al público. Un poco más arriba
nos encontramos el Torreón o torre del Tambor y a su lado el Campanario.
A la izquierda de la torre del Tambor se encuentra Honji-do una sala en
cuyo techo hay una gran pintura de un dragón conocido como “el dragón
que ruge”. Hay un monje en la sala que golpea dos palos de madera para
mostrar sus extrañas propiedades acústicas; se dice que el eco suena
como el rugido de un dragón, lo cual resulta exagerado. Nosotros,
primero nunca hemos oído un dragón rugir, y segundo el ruido no nos
suena a nada, pero el monje da una charla en japonés y la gente asiente
convencida. Más allá del pórtico tori que culmina la escalinata de
piedra, se alza uno de los elementos más famosos del templo, la puerta
de Yomei-mon, que solo los samuráis de mayor rango podrían franquear:
tras ella se ubica el baluarte más íntimo del complejo sagrado. Con 11
metros de altura, centenares de grabados adornan esta puerta, niños que
juegan, nubes, bambú, frutas, faisanes, tortugas, elefantes, tigres,
dragones, ... todos ellos pintados en una resplandeciente eclosión
cromática. Tiene una de sus doce columnas esculpida boca abajo, una
imperfección deliberada para no enojar a los espíritus celosos. En los
nichos hay estatuas de ministros imperiales. El efecto general es más
chino que japonés y constituye todo un espectáculo a pesar de lo que
digan los críticos. Después de atravesar esta puerta a mano derecha está Nemuri-Neko (el gato dormido) pero es bastante decepcionante, donde esté
un gato de verdad que se quiten los de madera. Desde aquí se entra al
Haiden (santuario) y al Honden (santuario interior). Después nos podemos
acercar al Santuario Futura-san fundado por Shodo y el santuario está
consagrado a los dioses de los montes Nantai (hombre), Nyotai (mujer) y
Taro (su hijo). De hecho se trata del santuario principal de otros dos.
La puerta de bronce está considerada Patrimonio Mundial. De mayor
interés es el alto farol de bronce, que según se dice adquiere forma de
monstruo por la noche (los cortes fueron producidos por la espada de un
samurai aterrorizado). Desde aquí a 30 minutos andando por los bosques
en un camino empedrado se llega al santuario Takinoo que según se cree
está dedicado a una deidad femenina y atrae a mujeres en busca de amor.
Para acabar el recorrido se llega al Santuario Taiyuin-byo completado en
1653. Es el mausoleo del poderoso Tokugawa Iemitsu, tercer shogun y
nieto de Ieyasu, que cerró Japón al comercio internacional e inició una
política aislacionista que duraría 200 años. Es sublime, rodeado de un
jardín de cedros, cuentan con una serie de puertas que ascienden hasta
el santuario. Las cenizas están enterradas debajo de la sexta puerta. La
primera es la Niomon, a cada lado se erige una estatua del dios guerrero
Nio. La segunda se llama Nitenmon, con cuatro estatuas guardianas que
ocupan los nichos. Delante están los dioses Komoku y Jikoku, mientras
que detrás se hallan el dios verde del viento y el dios rojo del trueno.
La tercera es la Yashamon que incorpora una bella capa dorada y cuatro
estatuas de Yasha, un fiero espiritu guardian. También es conocida como
Botanmon (puerta de la peonias) por los relieves en forma de esas
flores. La puerta Karamon está adornada con delicados relieves, como una
pareja de grullas. Por último Kokamon, puerta de estilo chino que está
junto al sendero que conduce a la tumba de Iemitsu. Antes de esta puerta
nos encontramos el Haiden, decorado con relieves de dragones, luce
pinturas de leones del Siglo XVII ejecutadas por artistas de la escuela
de Kano. El exterior está laqueado en negro y dorado. Volvemos a Tokio y
vamos a dar una vuelta por el centro. Cuando se trasladó la capital a
Edo en 1590, Ginza era un pantanal. Una vez cubierto de tierra, el lugar
atrajo a comerciantes y mercaderes. La ceca de plata que le dio su
nombre fue construida en 1612. Hoy es uno de los principales centros de
Tokio. Las tiendecitas de artesanía conviven con galerías, enormes
almacenes comerciales y modernas salas de exposiciones. En el edificio
Gallery Center tiene en la 2ª planta galerías exclusivas de arte japonés
y occidental. En la 5ª hay una casa de subastas y en la sexta la sala de
arte Youkyo que ofrece exposiciones de artistas de distintos campos. La
Namiki-dori y Chuo-dori conocida como calle Brand, tiene boutiques como
Gucci, Dior, Louis Vuitton y Cartier. En el edificio Mikimoto podemos
encontrar tiendas lujosas y pertenece a la productora original de perlas
cultivadas. Tenemos también la sala de exposiciones Sony donde se expone
lo último en tecnología y aparatos Sony, muchos de los cuales se pueden
probar. También nos encontramos el teatro Kabuki-za que es el teatro
principal que se abrió en 1889. El edificio es uno de los ejemplos más
antiguos de uso de materiales y técnicas occidentales al estilo
japonés. Ofrece representaciones casi cada día. Otra cosa digna de ver
es el mercado de pescado de Tsukiji, abierto de lunes a sabado de 5 de
la mañana a 12 del mediodía. Cada mañana se celebran subastas desde las
5 hasta las 10, aunque el mayor ajetreo es de 5 a 8, donde 15.000
restauradores y vendedores de comida adquieren 450 tipos distintos de
productos marítimos en 1700 puestos. El mercado en sí es un gigantesco
hangar ocupado por un laberinto de puestos diminutos, todos ellos
repletos de pescado todavía goteante de agua de mar. También hay un
mercado de verdura al por mayor. Desde Asakusa se puede hacer una
travesía por el rio Sumida que te deja justo al lado de este mercado de
pescado. Se entra por el
jardín de Hama y se ha de pagar la entrada que
son 300 yenes. El Sumida, el río principal de la ciudad ha sido saneado
parcialmente y ha conocido un incremento del transporte fluvial durante
los últimos años. El barco pasa apretadamente por una compuerta del
dique para navegar por las aguas de la desembocadura del río, en la
bahía de Tokio. La primera parada es el malecón Hinode, y remonta el río
pasando entre Tsukiji y la isla Tsukuda que se libró de los bombardeos
de la II GM. Durante el viaje el barco pasa por debajo de 12 puentes,
cada uno de un color. El último barco sale a las 4 y media de la tarde
desde el jardín de Hama. Cuesta 660 yenes más la entrada del jardín. La
torre de Tokio también está en la zona central y ofrece el mirador más
alto de la ciudad. Es una imitación de la torre Eiffel. De aquí nos
vamos a Shinjuku, que ha sido el centro de la vida nocturna desde el
periodo Edo, cuando era la primera parada en la vieja carretera de
Tokaido a Tokio. Los establecimientos se han orientado a las personas,
principalmente hombres que vuelven de trabajar de la ciudad a los
suburbios. La diversión se concentra en los pequeños bares de Golden Gai
y el barrio rojo de Kabukicho. Las atracciones diurnas incluyen varias
galerías de arte, un santuario y algunos de los mejores almacenes de
Tokio. Un paseo al atardecer, cuando comienzan a encenderse las luces de
neón, permiten disfrutar de las dos caras de esa zona fascinante y
bulliciosa. Hay miles de salas de pachinko que es la forma de ocio más
popular de Japón, parecida al pinball, pero no tiene palancas y no
requiere demasiada habilidad. Los jugadores compran bolas de acero para
introducirlas en las máquinas pachinko y ganas más bolas que luego se
cambian por un premio (jugar por dinero es ilegal). El premio puede
cambiarse luego por dinero, normalmente en una tienda vecina. Hay
también cientos de karaokes y restaurantes. Al sur de este barrio está
Shibuya que es la ciudad de la juerga para los jóvenes de Tokio. Aquí
se encuentra lo último en moda, comida, música y aparatos. Comenzó a
crecer después de las olimpiadas de 1964 y ha tenido una expansión
imparable por la juventud adinerada de la segunda potencia mundial. Hay
una estatua de un perro llamado Hachiko que es fruto de una historia
entrañable. En la década de 1920, un profesor que vivía cerca de la
estación de Shibuya tenía un pequeño perro akita que iba cada día a la
terminal a esperar el regreso de su amo. El hombre falleció en 1925 de
un infarto mientras estaba en la universidad impartiendo una clase. El
perro continuó yendo a la estación y esperándolo hasta que murió 11 años
después. Un periódico sacó la noticia de la lealtad casi samurai del
perro y se le hizo esta estatua de bronce. Cada 8 de abril se celebra
una ceremonia en memoria de Hachiko. Es uno de los puntos de encuentro
más concurridos de la ciudad con lo que no es una buena idea quedar allí
con alguien. De vuelta al hotel vamos a nuestro restaurante favorito a
comer sushi.
23-03-08
Nos levantamos pronto y nos vamos
al templo Senso-ji para verlo de día. Hay
cientos de personas y eso que
son las 8 de la mañana. Hay una estatua del Buda Nade Botokesan que ha
sido pulida por las manos de los que ruegan fortuna y auxilio en la
enfermedad. De allí nos vamos al metro y compramos una tarjeta de un día
que cuesta 720 yenes y podemos coger todos los metros de la Tokio Metro
Line, pero no la Toei Line ni la JR Yamamote line (que si pudimos coger
ayer con el JR pass). Hay que estar atento porque son 9 líneas de la
primera compañía, 4 de la segunda y la circular que es la Yamamote.
Nosotros a pesar de mirarlo varias veces durante el día nos equivocamos
una vez y como hay que pasar el billete a la entrada y a la salida por
unas máquinas, si no tienes el ticket adecuado no se abre la puerta.
Tuvimos que pagar el billete de la Toei Line que fueron 220 yenes. Si no
te quieres preocupar es mejor comprar el pase de un día que permite
coger todas las líneas y cuesta 940 yenes. De Asakusa vamos a Ueno que
se va en cuatro paradas y no hay que hacer trasbordo. No es ninguna
tontería porque algunas paradas son de 4 líneas diferentes y puedes
andar hasta 1 Km. de la línea donde ibas hasta que llegas a la otra
línea para hacer el trasbordo. En Ueno lo más famoso es el parque Ueno.
Ieyasu, el primer shogun Tokugawa, construyó el templo Kanei-ji en el
siglo XVII para anular los malos espíritus procedentes del noreste.
Considerando lo mucho que duró esta estirpe fue sin duda una idea sabia.
El año 1873, el gobierno convirtió Ueno en un parque público. El parque
es muy popular y aparece en muchos gravados y cuentos cortos. El
estanque
Shinobazu sirve de parada cada año a miles de aves migratorias.
El parque, salpicado de museos y templos, alberga el mejor y más antiguo
zoológico de Japón. La emblemática pagoda de cinco plantas data del
siglo XVII y es una parte superviviente del complejo templario Kanei-ji
original. Hoy se eleva sobre el recinto del zoológico muy famoso entre
los escolares por los osos panda gigantes. El santuario Tosho-gu, fue
una de las pocas estructuras que permanecen del periodo Edo. Ieyasu fue
enterrado aquí y luego trasladado a Nikko. El paseo principal está
flanqueado por cientos de cerezos. Cada primavera se celebran aquí
alborotadas fiestas hanami (observación de cerezos en flor). A los
cerezos ahora le falta una semana para estar en su esplendor, aunque hay
alguno primerizo al que todo el mundo le hace fotos extasiado (nosotros
incluidos). En la televisión cada día van diciendo como va la floración
en las distintas zonas del país. Por internet también se puede consultar
pues sale la previsión con meses de antelación. El Museo Nacional de
Ciencia tiene a la entrada una locomotora de vapor y una ballena azul de
tamaño real. El interior ofrece una muestra de historia natural, ciencia
y tecnología. Este parque también es conocido porque está lleno de
vagabundos que han perdido su trabajo y viven en tiendas y cajas en el
parque. Se calcula que en Tokio hay más de 30.000 personas sin techo. De
aquí vamos andando al mercadillo de Ameya-yokocho que fue famoso como
centro de estraperlo después de la 2ª GM, y hoy es una animada zona
comercial con interesantes ofertas. Está justo debajo de la línea del
tren. También vemos una cosa chocante que es hombres de todas las edades
haciendo cola para entrar a los pachinkos que abren a las 10 de la
mañana. Cogemos el metro y nos vamos al Foro Internacional de Tokio que
está en la estación Yarakucho. Es un edificio diseñado por el
arquitecto Rafael Viñoly y se inaguró en 1.996. Este centro cultural
ocupa dos edificios: un atrio curvado de cristal de 60 metros y una
estructura cubica blanca que alberga cuatro auditorios, el mayor con
capacidad para 5012 espectadores. Entre ellos hay un patio arbolado
sobrevolado por pasarelas de cristal que comunican ambas estructuras. El
moderno interior del gigantesco atrio rebosa de luz e incorpora una
cubierta con forma de casco de barco. En el interior del Foro hay
varias tiendas, cafeterías y restaurantes.
Desde fuera parece un barco
surcando las aguas urbanas del centro de Tokio. Muy “cerquita de aquí”,
ya que todo en Tokio es una pateada importante está el Palacio Imperial.
El Palacio Imperial o Kokio es el hogar del emperador de Japón y de la
familia imperial. El palacio en sí está cerrado al público todos los
días excepto el 2 de enero y el 23 de diciembre (cumpleaños del
emperador). Aunque no se permite entrar en las dependencias si que se
puede pasear por los alrededores y visitar los jardines, desde los
cuales se obtiene una magnifica vista del palacio y el puente Niju-bashi
al fondo. Puedes coger una bicicleta o un tandem gratuitamente y hacer
un circuito ya marcado de unos dos kilómetros por los jardines de fuera.
Rellenas una ficha con tus datos y ya está, pero no se te ocurra salirte
del trazado porque los vigilantes que hay apostados por todas partes te
montarán una bronca espectacular, lo que decimos por experiencia propia.
Ieayasu, el primer shogun, ya conocido, comenzó a edificar aquí su
castillo en 1590. Sus sucesores lo convirtieron en el más grande del
mundo; hoy solo se conserva el círculo interior. La estructura más
emblemática es el Nijubashi, un puente de piedra de dos arcos (1888)
situado al este del palacio que servía de entrada al mismo. La enorme
Ote-mon (puerta de la gran mano) reconstruida en 1967, fue la puerta
principal hasta que se construyó Nijubashi y hoy sirve de entrada al
jardín oriental. Más allá está Hyakunin Basho, de la era Edo, donde
vivían los 100 samuráis que guardaban el castillo. Detrás se eleva el
Honmaru, el torreón principal, reducido a unos muros de piedra que
ofrecen magnificas vistas. Al entrar se entrega al visitante una ficha
de plástico numerada que éste deberá devolver a la salida. Es gratuito.
Desde aquí cogemos el metro y vamos al parque Yoyogi. Los dos estadios
olímpicos de Tange Kenzo se construyeron para las olimpiadas de 1964 y
hoy se utilizan para albergar competiciones nacionales e
internacionales. Las impresionantes curvas de estos edificios con forma
de concha se consiguen con la utilización de cables de acero
suspendidos. Durante casi tres décadas, el parque se llenaba cada
domingo con una variedad de actores y bandas de música, pero a mediados
de la década de 1990 el gobierno acabó con las representaciones por un
supuesto aumento de la delincuencia y por la necesidad de mantener el
orden. A pesar de eso vale la pena venir por el mercadillo. A la entrada
se pueden ver todavía miembros de las tribus urbanas que actuaban aquí.
Lo que el gobierno no se esperaba es que serían reemplazados por un
grupo aún más joven y extravagante. Son los cos-play-zoku (pandilla de
los disfraces) en su mayoría chicas adolescentes de aire gótico muy
maquilladas, con los labios pintados de color azul y disfrazadas con
tafetán negro, que se juntan en Jingu-bash cada fin de semana. Les une
el interés por
los grupos visual-key y una especie de orgullo en su
alineación. Las chicas se divierten, se arreglan y posan ante las
cámaras hasta el anochecer, cuando se suben otra vez al tren y vuelven a
la vida normal de los bloques de viviendas impersonales de Chiba y
Kawasaki. Otras tribus son las Takenokozobu (tribu del bambú) que reúnen
a chicas adoslecentes ataviadas con faldas de volantes de la década de
1950, pantalones bombachos y babuchas, lazos para el pelo y cintas para
el cabello de las que se usaban en la década de 1980. También se puede
visitar el santuario Meiji-jingu que fue construido en honor del
emperador Meiji y su esposa Shoken, bajo cuyo reinado finalizó el
período de aislamiento de Japón. Se destruyó en la II GM pero se
reconstruyó fielmente pues se utilizó ciprés japonés. Hay ofrendas de
vino de Burdeos en los grandes toneles recubiertos de papel que hemos
visto por todo Japón porque un empresario japonés que se compró un
castillo en la zona de Burdeos y que se dedica al vino, los mandó para
tener las bendiciones del santuario y tener buena suerte en los
negocios. Vuelta al hotel a descansar de tanto andar.
24-03-08
Hoy tenemos el vuelo de vuelta a
las 2 de la tarde, pero estamos cansados y nos levantamos tarde y nos
quedamos en el hotel hasta el check-out que es a las 10. Cogemos el
metro hasta Ueno y allí cogemos el Keisei Limited Express que cuesta
1000 yenes y tarda 75 minutos en llegar. Sale cada 20 minutos. También
sale de la misma estación el Keisei Skyliner, que cuesta 2000 yenes y
tarda 60 minutos. Hay salidas cada 40 minutos y los asientos están
reservados. Hay que bajarse en la última parada para los vuelos
internacionales. En el aeropuerto hay multitud de restaurantes, tiendas
de souvenirs, Mc Donalds etc. Todo al mismo precio que en cualquier otro
lugar, con lo que se puede comprar lo que se quiera aquí y no cargarlo
durante todo el viaje. Si nos queda dinero japonés no hay problema
porque lo cambian con una honradez extrema. Dividen tu dinero por el
tipo de cambio y lo que sobre te lo devuelven. Solo tenían billetes de 5
euros para arriba, pero no tenían monedas. En otros países lo que sobra
se lo quedan y tan tranquilos. Nuestro vuelo sale con la puntualidad
japonesa que se le presupone y volvemos en Alitalia en turista. El
espacio entre asientos es muy pequeño pero tenemos una tele individual
donde puedes ver lo que te apetezca. Fin del viaje, que es uno de los
pocos que nos han dejado una sensación de que hemos visto una muy
pequeña parte de lo que es el país y nos acucia la necesidad de volver
muy pronto para disfrutar de este maravilloso país por lo que contiene y
sobre todo por su encantadora gente.