titulo de la web


A. Un «sistema» abortista B. De la «cultura de la muerte» a la «cultura de la vida» C. Hay alternativas
  • La lucha por el reconocimiento de la dignidad y valor de TODA vida humana no es una cuestión de «creencia» sino de ciencia, de consciencia y de conciencia.
  • El «pseudo-progresismo» pretende vender como «avance social», como «progreso» el aborto provocado, siendo como es un retroceso, una clara involución en humanidad, una regresión cultural y civilizatoria.
  • Porque muchos somos realmente de izquierdas (no de manera impostada) estamos en contra del «aborto», contra el abortismo, contra un sistema criminal «abortista» que, ante situaciones de extrema necesidad, opta por ofrecer la «cultura de la muerte» en lugar de hacerlo por una «cultura de la vida» en su más digna y noble versión.

A. Un «sistema» abortista

  • El «sistema» en relación a la vida humana en gestación (I)
  • Hoy y siempre, la protección de la vida humana debe convertirse en una prioridad absoluta.

La muerte de congéneres nuestros en su fase de gestación, la masacre de vidas humanas inocentes en el vientre materno (abominable, pero real), no puede ser el horizonte humano hacia el que debamos encaminarnos como especie realmente civilizada.

Es necesario destruir las ilusiones - falacias, engaños, ignorancias - para cambiar las circunstancias que las hacen posibles (K. Marx)

Noticias. Natalidad en declive: 3 de cada 4 países del mundo no podrán mantener a la población en 2050. En 2100, uno de cada dos niños del planeta nacerá en el África subsahariana, según un estudio publicado en la revista The Lancet, que alerta de los retos económicos y geopolíticos que plantearán las desigualdades demográficas. En el 2050, tres cuartas partes del mundo --155 países-- sufrirán tal bajada de natalidad que no podrán mantener su población y perderán habitantes. Y en el 2100, serán un 97% los países afectados --198--. Casi todo el planeta estará en esa situación.

Cómo hemos llegado hasta aquí o la banalización de la vida en gestación. Reflexionar también es una forma de progresar. Reflexionando vamos progresando. No es necesario apelar a ninguna creencia religiosa para defender que "toda vida humana en gestación es digna". Debería bastar una mínima ética global compartida, mantener una perspectiva ecológica mínimamente coherente y consecuente y superar el marco mental impuesto por un "sistema" históricamente condicionado. El (pseudo)progresismo pone en tela de juicio la dignidad esencial de todo ser humano en su estadio de gestación (con sus leyes desprotege un derecho más que fundamental, esencial, inviolable: el derecho a existir, el derecho a la vida).

Feto de 12 semanas
El aborto es uno de los conflictos axiales de nuestra época. En España, según Ley Orgánica 1/2023, de 28 de febrero, «Artículo 14. Interrupción del embarazo dentro de las primeras catorce semanas de gestación. Podrá interrumpirse el embarazo dentro de las primeras catorce semanas de gestación a petición de la mujer embarazada.» (En imagen adjunta: feto vivo en el útero de 12 semanas). Para el más mínimo sentido común, es una barbaridad. Pretender "vender" el asesinato de un tal ser humano como un «avance social» y un «progreso» es un grave insulto a una inteligencia y una conciencia no narcotizadas. Este es el gran «avance social», el gran «progreso» que una lacaya pseudo-izquierda servil y obediente a los inconfesables intereses que el «sistema» pretende inocular en la mentalidad colectiva, en la conciencia del ciudadano. La aceptación social del aborto, el acto de asesinar a los hijos por nacer, es una de las mayores vergüenzas e irracionalidades de nuestro tiempo. ¿qué clase de progreso es matar a los más inocentes e indefensos? ¿Cómo se pueden predicar los derechos humanos y la igualdad, y al mismo tiempo negarles el derecho más básico a ciertos seres humanos? Las contradiciones del «sistema son evidentes». Hay quienes pretenden acallar uno de los debates más importantes de nuestro tiempo. El aborto es la muerte legalizada de un individuo humano en términos masivos. Este es el genocidio de nuestro tiempo impulsado por la primacía de la satisfacción del deseo sexual sin responsabilidades. Desde el punto de vista jurídico, el aborto no es un derecho ni una libertad. «El aborto, que sigue siendo un atentado contra la vida en sus inicios, no puede ser visto solo desde la perspectiva de los derechos de las mujeres». Pero la ideología proabortista pretende “vender” a la opinión pública el aborto como algo progresista, feminista, moderno, solidario con las mujeres afectadas, mientras que en realidad significa todo lo contrario. En las conferencias internacionales dominadas por la ideología proabortista se van repitiendo una serie de mantras que van calando en la sociedad, por ejemplo, la idea de que el aborto es un derecho fundamental. Pretenden hacernos comulgar con ruedas de molino. No nos dejemos manipular. Desde los medios proabortistas púbicos se intenta “blanquear” el aborto presentándolo como una realidad asumida ya por la mayoría de la sociedad, cuando se trata de UNA GRAVE LACRA SOCIAL A ERRADICAR, impropia de un horizonte verdaderamente humano y civilizatorio y que más pronto que tarde la evolución histórica pondrá en su sitio, como ya ha ocurrido con ciertas tendencias aparentemente inamovibles en su tiempo: los sacrificios humanos, la esclavitud, o la segregación racial.

¿Cuáles son las causas reales, concretas, de cada uno de los abortos aborto? ¿Por qué causas una mujer decide abortar? El pseudoprogresismo pone el foco en solucionar de raíz las consecuencias (embarazos no deseados) pero no en las causas que llevan a esa situación. Implementa políticas que pretenden dar respuesta a las consecuencias (embarazo no deseado) ofreciendo una solución “radical”: "para solucionar tu problema ahí tienes el aborto como solución y además amparado por el Estado"... adopta el camino fácil, la solución facilona... no se pregunta, ni se cuestiona cuáles son las causas (para atajarlas) sobre cómo y porqué se llega a esa situación... El progresismo y el feminismo radical hacen bandera de la libertad, consideran la oposición al aborto un ataque frontal a las libertades esenciales de las mujeres... Pero de qué libertad nos están hablando, si la única alternativa que se le ofrece a la mujer necesitada es el aborto, abandonándola en tan duro trance, ofreciéndole como única alternativa el aborto... F. Serrano: "La inmigrante en paro o con trabajo precario, la joven estudiante, cualquier mujer desfavorecida a la que abandona el padre de la criatura que gesta (porque la posibilidad de abortar, de rebote facilita al hombre lavarse las manos), ejerce su libertad en la medida de las opciones que tiene. Si se le facilita el aborto, pero no se le da ayuda para dar a luz y criar, el enfático discurso que dice defenderla es hueco". Una pseudoizquierda y un feminismo “radical”, desbocados (en estas cuestiones echados al monte) manipulando a las masas...

Un imperativo urgente de nuestro tiempo: Frente la decrépita «cultura de la muerte», rearmar la conciencia colectiva respecto a la «DIGNIDAD INVIOLABLE DE TODO SER HUMANO CONCEBIDO» pero aún no nacido... Apoyo estatal a la maternidad y a toda madre necesitada. Apenas si se ofrecen estímulos, medidas y ayuda económica que faciliten la maternidad. NO al aborto como último recurso y como método anticonceptivo generalizado de "última generación". La defensa de TODA vida humana en gestación supone un auténtico progreso en humanidad, expresión del alto grado de conciencia alcanzado por la humanidad. Una sociedad en que la reflexión crítica no tiene lugar es siempre una sociedad adocenada, un caldo de cultivo de toda forma de manipulación. Los pseudoprogresistas consideran las medidas pro-abortistas como emancipatorias y como avances, “conquistas" de cuotas de libertad frente al dictado de la naturaleza, pero estas sólo son asumibles si en su fondo constituyen un verdadero avance integral y un más auténtico progreso como seres humanos, no deshumanizándonos y convirtiéndones en victimas inconscientes del «sistema». El «sistema dominante» en su terca ceguera niega la «disidencia» y además la considera «imposible». Se trata de construir la alternativa cultural capaz de revertir la actual hegemonía cultural y moral que ante un embarazo no deseado ofrece la “muerte del ser humano en gestación” como solución. Hemos de superar los engaños, las falacias y la ilusiones y recuperar la “verdad” natural y no enmascararla, vivir conforme a la verdad de la naturaleza humana y no oponerse taciturnamente a ella. Esa aparente libertad que predica el progresismo no nos hará verdaderos... más bien nos convierte en esclavos, cautivos, de las más negras caras del «sistema», plegándonos a los más oscuros imperativos que nos impone el «sistema». La aprobación del aborto como derecho constitucional en Francia es «un paso atrás» para la humanidad en su conjunto y para Europa como cuna de los derechos humanos. «Es hora de que los líderes europeos», especialmente los que se apresuraron a señalar el caso francés como ejemplo a seguir, «abandonen la defensa de la cultura de la muerte y regresen a la defensa de una cultura por la vida» porque cada vida humana «es única e irrepetible» y debe ser tratada como tal, sin importar las circunstancias o presiones políticas. «Solo así podremos construir un futuro más justo, solidario, compasivo y respetuoso para todos los ciudadanos europeos». Hay que superar el marco mental en el que estamos atrapados, revirtiendo ciertos "mantras pseudoprogresistas". Porque muchos somos realmente de izquierdas estamos en contra del abortismo. Que la sociedad sepa que «no dejaremos de trabajar para que la situación actual cambie y llegue a verse como un gran error histórico la aplicación de los postulados de la cultura de la muerte». Para los que defendemos la vida, la gran lucha es que la ciudadanía sea consciente del valor de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural sean cuales sean sus circunstancias. Otro «progreso» es posible: un «progreso» diferente al que pretende abocarnos el vacuo y nihilista progreso de una pseudo-izquierda antropológicamente trasnochada que ahora controla el poder, optando por un verdadero «progreso» que realmente avance en auténtica «humanidad» y se convierta en verdaderamente «civilizatorio».

Un interesantísimo recurso sobre la evolución del embrión y del feto: Education Resource Fund

Anterior

Se ha producido una trasmutación de valores (algunos de ellos se han prostituido) como el derecho a la vida, el concepto de familia, de libertad, de progreso… Estos son algunos de nuestros problemas como hombres del siglo XXI, desarraigados, sin consistencia, sin capacidad de aclararnos sobre lo mejor de nosotros mismos y nuestra civilización.

La protección de la vida humana debería ser el primer objetivo de la humanidad. «Cultura de la vida» vs. «Cultura de la muerte». La muerte de congéneres nuestros en su fase de gestación no puede ser el horizonte humano hacia el que debamos encaminarnos como especie civilizada. Esa no puede ser la lógica (perversa) a seguir… Y sí, acoger el «don» cósmico de la vida, aceptarla, ampararla, protegerla, cuidarla, atenderla, defenderla…

Defender toda vida humana es algo fundamental que nos obliga a actuar especialmente también en el terreno formativo.

«La evidencia científica confirma la existencia de una vida humana a partir del momento de la fecundación. Los avances en el conocimiento del desarrollo embrionario no permiten establecer ningún cambio en cuanto a la naturaleza de este ser humano. El cigoto es la primera realidad corporal del ser humano». «El embrión (desde la fecundación hasta la octava semana) y el feto (a partir de la octava semana) son las primeras fases del desarrollo de un nuevo ser humano»
(Manifiesto Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia y la Asociación de Investigadores y Profesionales por la Vida 2023) (-ver aquí-)

Todos somos seres humanos engendrados que hemos pasado por la etapa prenatal, es decir, que hemos sido embriones y fetos, igual que hemos sido bebés y niños. Esos son solo nombres con los que parcelamos e identificamos etapas de una vida humana que en realidad no es una sucesión de partes sino un todo único y continuo desde su concepción hasta su muerte natural.

El aborto: el costoso precio en vidas humanas que tiene que pagar la sociedad, plegándose a los imperativos impuestos por el «sistema», un «sistema» y una forma de vida que nosotros mismos hemos creado… Pero la civilización no acaba aquí. Hay esperanza: pensemos en la evolución histórica de racismo, esclavitud, maltrato a las mujeres, violaciones, violencia de género, xenofobia... Hay otras formas de vida más humanas y civilizadas por las que hay que trabajar y luchar.

Algunos autodenominados falsamente «progresistas» ven el aborto como una práctica liberadora, «emancipatoria»... siendo como es en el fondo sumisión, acatamiento, vasallaje, a las más crueles caras del «sistema» imperante…

Eliminar una vida humana nunca puede ser un derecho. Existe una profunda división en la opinión pública europea entre quienes consideran que el aborto es un derecho absoluto de la mujer y quienes piensan que es un crimen abominable. Es probable que la primera actitud sea mayoritaria, pero la mayoría no decide sobre la verdad ni sobre el bien moral.

ABORTO FRANCIA 2024. Frente a un «sistema» perverso y criminal que no protege a los débiles y las políticas neoliberales contrarias a la protección de la vida en gestación… mayor formación en «CULTURA DE LA VIDA». Se trata de actuar a nivel cultural y educativo para transmitir a las nuevas generaciones la actitud de solidaridad, de cuidado, de acogida, en pro de una cultura a favor del respeto a toda vida humana.

    La raíz de los males de nuestra época

  1. ¿De dónde venimos y dónde estamos? ¿Qué nos está pasando? ¿Cuál es la raíz de los males de nuestra época, del hombre de hoy?
    • Sobre los males del hombre contemporáneo se ha hablado mucho. Pocas veces, sin embargo, se llega al punto esencial de esos problemas. Muy raramente se individualiza con claridad el fundamento último, la raíz de aquellos males.
    • Quien trata de curar sólo los efectos de los males y no sus causas obtiene resultados bastante limitados en el tiempo y de consistencia muy exigua. (G. REALE: La sabiduría antigua)
    • Existe una cierta forma de hacer camino que prefiere escoger el atajo, la vía fácil, en lugar del camino correcto, natural, justo, respetuoso con la naturaleza… aunque transitar por él implique arrasar con todo lo que se ponga por delante con tal de llegar a meta…
  2. El nihilismo, o la raíz de los males del hombre de hoy:
    • El hombre moderno cree experimentalmente a veces en este, a veces en aquel valor, para abandonarlo después; el círculo de los valores superados y abandonados es siempre muy vasto; constantemente se advierte más el vacío y la pobreza de valores, el movimiento es incontenible [...] Esta que les cuento es la historia de los próximos dos siglos. (F. NIETZSCHE, Fragmentos póstumos)
    • «¿Qué significa nihilismo?: que los valores supremos se desvalorizan».
    • Es decir, los males que afligen al hombre de hoy tienen una raíz común bien identificable: la cultura contemporánea ha perdido el sentido de aquellos grandes valores que en otro tiempo constituían puntos de referencia esenciales y, en gran medida irrenunciables, para el pensamiento y para la vida.
    El «sistema»: un sistema abortista (algunas característcas)
  3. Retazos de nuestro sistema contemporáneo: un «sistema» con sus fortalezas, pero también con sus falacias, falsedades, debilidades. Algunos trazos de la situación en la que nos encontramos.
    • Hemos creado un «sistema» productivista, consumista, hedonista, liberticida, individualista, egocéntrico, insostenible humanamente.
    • El «sistema» mediante sus mecanismos de manipulación (sutil o descarada) abduce las mentes de las masas e impone el predominio de ese tipo determinado de valores.
    • Valores que con su deslumbre fascinan, ciegan, hipnotizan y fácilmente obnubilan, nos hacen obviar, los valores naturales, atemporales, enraizados en la propia naturaleza humana.
    • Esas ideas, el sistema «ideológico» imperante, generan en todos los miembros de la sociedad una determinada visión del mundo.
    • En su seno cada individuo es adoctrinado y modelado, encauzado psicológicamente con sofisticadas y refinadas técnicas (imponiendo al común de los ciudadanos el «marco mental» dominante).
    • Algunos de sus mecanismos de manipulación: la tergiversación del lenguaje, la manipulación informativa, la utilización interesada de los medios de comunicación, la propaganda burda o descarada, la criminalización o demonización pública de determinadas actitudes o posicionamientos públicas, la imposición de determinada legislación antropológicamente regresiva, la manipulación ideológica…
    • Paralelamente, indirecta o directamente se aviva, se fomenta, se promueve la desvalorización de los valores naturales fundamentales y atemporales.
    • Se va imponiendo y va penetrando socialmente el predominio de ese tipo de valores inscritos en la ley natural, en nuestra naturaleza más esencial.
    • Ante esta situación… solamente una pequeña parte de ciudadanos, aquellos que mantienen una permanente actitud crítica, son conscientes de ello.
    • La ignorancia es uno de los males de los que el hombre se tiene que liberar si no quiere permanecer en un estado de anhelo y expuesto fácilmente a la vulnerabilidad...
  4. Por lo que respecta a la vida humana: banalización de la dignidad de la vida humana en su fase inicial y terminal
    • Se produce un deterioro, degradación, relajo, desdén de la conciencia moral individual y colectiva
    • Progresiva banalización del valor de la vida y la «dignidad humana» en sus fases inicial y terminal
    • El aborto no tiene otra razón de ser que el deseo de mantener relaciones sexuales sin ningún tipo de límites ni condicionantes, como los que la mujer tendría con la maternidad. Implica la muerte de un ser humano engendrado para que la mujer no tenga por qué asumir la maternidad que no desea. Se trata de impedir que el ser humano nazca para satisfacer un placer personal.
    • La «maternidad» se percibe como un obstáculo, un impedimento (para la "carrera profesional" de la mujer), una condena, la gran «carga», de la que hay que emanciparse y liberarse.
    • Insolidaridad: abandono, desamparo, desprotección por parte de los poderes públicos de la mujer gestante necesitada.
    • Se encumbran a primer plano en este ámbito la liberación de toda atadura, de todo compromiso, la autodeterminación, la profesionalidad…
    • La "democracia liberal" inculca en los individuos un principio aparentemente emancipador, una patética ilusión de 'empoderamiento': la propiedad solipsista sobre nuestro cuerpo.
    • Se considera el aborto como una «emancipación», como la gran «liberación» de las ataduras que comporta la maternidad…
    • Se presenta el aborto como la gran solución, la gran salida, «liberación» «emancipación» a la mujer, sin ofrecerle respaldo ni alternativas al mismo… para que, entonces sí, pueda escoger libremente y con el debido acompañamiento y el apoyo integral que sea necesario.
    • Aunque no declarado explícitamente se concibe y se extiende la práctica del aborto como anticonceptivo generalizado de «última generación» …
    • En definitiva, todos esos valores del sistema, toda esa «ideología» va penetrando en el inconsciente colectivo, haciendo mella y narcotizando la conciencia individual…
  5. Por otra parte, entre la gente corriente se va imponiendo el pensamiento débil... y el pensamiento crítico se debilita, la reflexión crítica va decreciendo, disminuyendo:
    • …y cuando el sentido común, el razonamiento justo, el pensamiento crítico, la reflexión crítica, se desvanece, de ser consciente pasa a convertirse en irreflexivo y acrítico, despreocupado.
    • En el seno de la sociedad hay una filosofía de fondo que inconscientemente impregna nuestra manera de ver el mundo, nuestra manera de pensar…
    • Nos pueden dar pistas sobre cuál es la filosofía oculta de nuestro tiempo, las consignas que nuestra época da por supuestas, los ideales que la animan y que son mayoritariamente asumidos, los valores individuales y colectivos predominantes que tan bien revelan la publicidad o los medios de comunicación.
    • El pensamiento crítico no se puede suprimir; constituye el entramado más íntimo de la cultura. Pero cuando esto ocurre y no se reconoce abiertamente, el pensamiento pasa a ser «ideología» que, aunque difusa, nos penetra de modo indirecto, sin darse a conocer como tal, eludiendo la crítica, es decir, de modo impositivo, imponiéndosenos inconscientemente.
    • Una sociedad en la que la reflexión crítica no tiene un lugar central y explícito, es siempre una sociedad vulgar, mediocre, adocenada, un caldo de cultivo de toda forma de manipulación.
    Cómo actúa el sistema
  6. El poder del «sistema» es formidable. Su mayor logro es la colonización del pensamiento, de nuestra mente, y de los actos cotidianos de cada uno, la «conversión», transformación de cada uno de nosotros en súbditos, siervos, esclavos de su sistema.
  7. En este «sistema», como en cualquier otro «sistema social» para bien o para mal, la superestructura ideológica con sus correspondientes mecanismos de control y dominación juega un papel muy importante. Veamos cómo actúa:
    • Al común de las personas, las pautas de pensamiento imperantes en su sociedad les parecen simples y lógicas (es decir, naturales, lo más lógico, racional y natural del mundo).
    • A las pautas de pensamiento fundamentalmente distintos (es decir, a los modos de pensar distintos, críticos con el «sistema» imperante, alternativos al «sistema»), se las considera absurdas, ridículas, erróneas, ilógicas, impensables, trasnochadas o definitivamente carentes de sentido.
    • Hay quienes consideran, pues (mentalidad dominante), que determinadas «conquistas sociales», que determinados «derechos implantados» de última generación, que determinadas «reformas» introducidas a través de la correspondiente legislación, son irreversibles, inamovibles, (definitivamente establecidas), intocables y que nada se puede hacer para revertirlas, que resultaría ilegítimo, injusto, que no sería lícito ponerlas en tela de juicio, es decir que sería regresivo cuestionarlas, criticarlas, discutirlas, contradecirlas, por ir en contra de la opinión mayoritaria.
    • Así, el «sistema» va imponiendo sus criterios, sus ideas, sus valores, sus prácticas, sus pautas, sus ritmos… va modelando los comportamientos de los individuos y vigilando, velando para que todos ellos puedan ser integrados, aceptados y asumidos por la mayoría de la sociedad. Pero contra eso se puede luchar.
  8. Empecemos partiendo de una constatación: el «sistema» actual y sus contradicciones. Todo «sistema social» es necesariamente erróneo, defectuoso y aunque el mismo «sistema» lo intente impedir u obstaculizar puede ser reajustado, transformado... tiene sus propias falacias y contradicciones, sus sesgos y sus propios filtros que imposibilitan que en su seno afloren determinados «contenidos críticos, novedosos y creativos» ... pero no hay que perder la esperanza, a pesar de ello, el «sistema» es perfectible y mejorable (también empeorable, deteriorable, si no se vigila).
    • En su seno cada individuo es adoctrinado y modelado psicológicamente con sofisticadas y refinadas técnicas, imponiendo al común de los ciudadanos un determinado «marco mental». "En la convicción de darle todo, esta sociedad reduce al ser humano a la nada y lo arroja al infierno del nihilismo" (G. Reale).
    • Nuestra forma de vida edificada sobre intereses materiales, tecnológicos, económicos, sobre el éxito y la fama, las apariencias, sobre el consumismo y la superficialidad, sobre el «tener» y menos sobre el «ser» ... ha depauperado y empobrecido radicalmente al ser humano, lo ha envuelto en un espejismo, en una falaz e ilusoria idea de libertad, pero dramáticamente esclavizante, sumisa y para nada «emancipatoria».
    • Deslumbrados por determinado tipo de «progresismo» (mal entendido) y acompañado de su correspondiente farragosa verborrea, hemos perdido, abandonado, olvidado los grandes valores y sólidos referentes culturales… y ante ello nos encontramos, estamos, nos hallamos desorientados.
    • Y, son sobre todo las nuevas generaciones las que sufren las peores consecuencias de ello.
    • Ese es el tipo de «sistema social» que entre todos hemos ido creando, en el que vivimos inmersos y nos movemos y al cual el común de los mortales nos encontramos inconscientemente sometidos, sojuzgados, subyugados.
    1. Hay muchas y diversas esclavitudes, y entre ellas destacan como muy nocivas aquéllas que permanecen inconscientes, aquellas que se originan en la mente y que permanecen en el ambiente en forma de autoengaño. Y también las que generan señales ficticias de seguridad, libertad, emancipación falsas, peligrosas y difíciles de erradicar a menudo por inconscientes e irreflexivas (éxito, fama, dinero, poder, posición social, prestigio, narcisismo, hedonismo, pensamiento débil…)
    Actitud crítica
  9. Las distintas sociedades poseen diferentes clases de «sentido común», distintas categorías de pensamiento y distintos sistemas de lógica; toda sociedad tiene su propio «filtro social» a través del cual sólo pueden pasar ciertas ideas, conceptos y experiencias.
  10. Los pensamientos que no logran pasar a través del filtro social de una determinada sociedad en una cierta época, son considerados «impensables» y, desde luego, también «indecibles». (E. FROMM)
  11. Pensamiento crítico. Pero en su seno siempre suele emerger un pensamiento «crítico, novedoso, creativo» que pugna por superar los errores, los defectos del «sistema»… El pensamiento «creativo» es siempre pensamiento crítico, porque elimina ciertas falacias e ilusiones y se acerca más a la toma de conciencia de la realidad. Amplía el dominio de la conciencia del individuo y vigoriza el poder de su razón. El pensamiento crítico, y por ende creativo, tiene siempre una función «liberadora», verdaderamente «emancipadora», por su negación del pensamiento ilusorio (E. FROMM)
    • «Elimina ciertas ilusiones
    • Se acerca más a la toma de conciencia de la realidad, se aproxima más a la verdad
    • Amplía el dominio de la conciencia del individuo
    • Vigoriza el poder de su razón
    • Tiene siempre una función «liberadora» y «emancipadora»
  12. Hay que superar el perverso marco mental en el que el «sistema» nos tiene atrapados.
    • Primero se crean los «males» y luego idean, inventan, remedios artificiosos (el «camino fácil» propio de mentes poco preclaras) para combatirlos.
    • Algunas de las CAUSAS del aborto. ¿Por què la decisión de abortar? Hay muchas causas que pueden llevar a una persona a tomar esa decisión… Algunas causas concretas: falta de medios para mantener al bebé, mujeres que se sienten rechazadas por su familia o porque su pareja no desea al bebé, o porque es fruto de una relación forzada y no deseada, porque es obligada por su familia a abortar o por su pareja o porque se siente “dueña” a decidir y entonces toma esa determinación…
    • EL ABORTO: El fracaso de todo un sistema social y la «victoria» del marco mental del «sistema» frente a lo más más esencial y natural de nuestra «humanidad»
    • El aborto es un fracaso», puesto que cuando se estudian las causas del aborto, destaca, entre todas ellas, «la falta de apoyo de todo tipo para la madre gestante». Y es que si no existe ese apoyo no se puede hablar de verdadera libertad de elección.
    • La «ideología abortista» penetra en nuestras conciencias y queda integrada en nuestro inconsciente individual y colectivo, convirtiéndonos así en víctimas inconscientes del «sistema», de un tipo de sistema de vida, que nosotros mismos hemos creado.
    • Algunos autodenominados falsamente «progresistas», con una visión cortoplacista, miope, materialista, nihilista, oportunista y para nada «progresista» ven el aborto como una práctica liberadora, «emancipatoria»... siendo como es en el fondo sumisión, acatamiento, vasallaje, a las más crueles caras del sistema…
    • ¿Qué clase de progreso es matar a los más inocentes e indefensos? ¿Cómo se pueden predicar los derechos humanos y la igualdad, y al mismo tiempo negarles el derecho más básico a ciertos seres humanos? Las contradiciones del «sistema son evidentes».
    • Frente a quienes creen que no hay solución… Sí hay alternativas…
    • Hay que revertir tan perverso «sistema» y la mentalidad que lo sostiene. Superar el marco mental capitalista/neoliberal de la postmodernidad…
    • Transformación del «sistema»: tenemos que reorientarlo, transformarlo en sus valores de fondo.
    Un poco de historia
  13. Hagamos un poco de historia: El aborto siempre ha existido, pero nunca hasta finales del siglo XX y en el actual, ha tenido un alcance tan masivo.
      • La cristianización de la sociedad a partir de los siglos III y IV llevó a la erradicación de las prácticas abortistas y de los infanticidios.
      • Esta cultura social de respeto a la vida humana engendrada solo se interrumpió en términos significativos con la Revolución Bolchevique de 1917, con su legalización (1919), incluso su fomento, y se extendió con el triunfo de la Revolución comunista en China en 1949.
      • El aborto se reintroduce masivamente en la sociedad como una consecuencia de las revoluciones comunistas. El aborto era visto como un instrumento de "emancipación" de la mujer para que que la mujer no viera interrumpida su tarea laboral por la maternidad, al servicio de la industrialización. Su finalidad básica es disponer de un mayor volumen de mano de obra en el proyecto, tanto en la URSS como en China, de forzar la industrialización, y esto implicaba incorporar a las mujeres jóvenes a la fábrica, pero para ello era necesario limitar la posibilidad de maternidad. Es decir, la mujer como mano de obra al servicio del sistema productivo, sacrificando su don más esencial como mujer. Esto permite entender mejor que las facilidades para abortar en los regímenes comunistas han fluctuado de acuerdo con sus políticas de población.
      • El tercer estado que lo legalizó fue Japón, pero no por decisión propia, sino de la autoridad americana de ocupación. Lo que era legal y fácil para las japonesas gracias a la decisión de la autoridad militar, era ilegal o muy restringido en los Estados Unidos. En este caso la utilidad del aborto no era entendida como un derecho favorable a la mujer, sino un instrumento para impedir que nacieran hijos de los numerosos matrimonios mixtos entre soldados americanos y japoneses. Era un instrumento al servicio de fines que nada tienen que ver con la emancipación de la mujer.
      • En Suecia (1938) se autoriza el aborto para casos muy excepcionales, y su legalización real no se produce hasta 1975. En la Alemania nazi en 1935. pero solo para los considerados «hereditariamente enfermos», pero sigue prohibido para las mujeres alemanas
      • No fue hasta 1973, cuando el Tribunal Supremo de los EEUU dio luz verde al aborto con la sentencia «Roe vs Wade» Lo hizo por la puerta de atrás, sin entrar en la legitimidad de dar muerte al ser humano engendrado. Su argumento, muy frágil, fue afirmar en base a la Constitución, que la mujer tiene derecho a su intimidad y que el aborto pertenece a este ámbito. La famosa sentencia Roe contra Wade omitía toda consideración sobre la simple existencia del ser humano engendrado. Éste no existía, lo cual implica la negación, el rechazo de la realidad, se niega la evidencia de lo real. Se han formulado muchas objeciones a tal razonamiento, pero sin duda la que tiene objetivamente más peso es que en la Constitución de EEUU no figuran tales derechos.
      • El precedente de Estados Unidos condujo a una progresiva generalización en Europa: Francia, Austria y Suecia (1975), Alemania y Dinamarca (1976), Holanda (1981), Portugal (1984), España (1985), Grecia (1986) y Bélgica (1990).
      • EEUU 2022: La revocación de la sentencia Roe vs. Wade no prohíbe el aborto, otorga a cada estado la potestad regularlo dentro de su territorio.
          • Será, pues, la ‘voluntad popular' la que disponga en cada estado si los niños pueden o no ser asesinados en el vientre de sus madres.
          • Una justicia que no se funda en juicios objetivos sobre la naturaleza del aborto ni en la defensa del bien común, sino que confía a mayorías coyunturales la determinación del bien y del mal, no puede dar frutos buenos.
          • Por el contrario, al proclamar que la vida humana es disponible a través del sufragio, ataca más fuertemente el fundamento sobre el que se sostiene su defensa. Aceptar que la decisión de una mayoría puede legitimar el crimen es tanto como aceptar que el crimen no puede ser definido objetivamente.
      • 2024: Francia consagra el derecho constitucional a matar al ser humano engendrado, aquel que, librado a su evolución natural, a las reglas de su naturaleza, se convierte en pocos meses en un ser humano como cualquiera de nosostros: One of Us.

      • El aborto siempre ha estado entre nosotros, pero existe una diferencia radical entre nuestro tiempo y el pasado: su conversión de un mal o, en todo caso un mal menor, en un derecho. Nunca antes se habían producido cada año tantas víctimas. Se practica de forma generalizada y sin paliativos.
      • La democracia liberal se nutre de un principio emancipador: somos más plenamente humanos cuanto más nos liberamos de todo vínculo que coarte nuestra capacidad decisoria e impida nuestra ‘realización personal’.
      • A cambio, para infundirnos una patética ilusión de empoderamiento nos brinda la propiedad que desarraiga: la propiedad solipsista sobre el cuerpo (convertido en campo de exterminio de la vida gestante, en un supermercado penevulvar y en un objeto eutanásicamente desechable).
      • "Actualmente, la finalidad principal de los Derechos Humanos ya no es amparar la libertad de vivir una vida digna y acorde con la ley natural, sino servir como instrumento para imponer la revolución de la izquierda en los países que la rechazan. Se han convertido en un instrumento de dominación ideológica" Grégor Puppinck, IV Cumbre Transatlántica de la Red Política por los Valores.
      • El aborto no la emancipa, al contrario, convierte a la mujer en algo que históricamente las culturas han evitado: el estar atadas al deseo sexual, que en la mujer requiere, para no generar sufrimiento, estar vinculado a una relación no solo fisiológica, sino emotiva, creadora de vínculos, de amor. Al negar esta especificidad femenina, al querer convertirla en un hombre, el resultado es todo lo contrario a su realización personal.
      • El trasfondo común: la satisfacción de la pulsión pasional del deseo, sin cauces, límites ni restricciones. El aborto como "último recurso", como "método anticonceptivo de ultimísima generación", alentado por un progresismo trasnochado y un feminismo radical desbocado y auspiciado y fomentado por el poder (Estado).


      • ESPAÑA. La legalización del aborto en España tuvo lugar en 1985, mediante la Ley Orgánica 9/1985. Esta ley despenalizó parcialmente el aborto y estableció tres supuestos en los que se permitía la interrupción voluntaria del embarazo: Supuesto terapéutico: Se autorizaba el aborto en caso de riesgo grave para la salud física o mental de la mujer embarazada. Supuesto criminológico: Se permitía en situaciones de violación. Supuesto eugenésico: Se contemplaba en casos de malformaciones o taras, físicas o psíquicas, en el feto. Según esta ley, la gestante podía interrumpir el embarazo en centros públicos o privados dentro de las primeras 12 semanas en el caso criminológico, 22 semanas en el eugenésico y en cualquier momento del embarazo en el caso terapéutico. Además, se requería un informe médico que certificara el cumplimiento de las condiciones establecidas por la ley.
      • Antes de esta ley, el aborto había estado estrictamente prohibido y penalizado, excepto durante un breve período en la Segunda República Española (1937) y después de la aprobación de la Ley Orgánica 9/1985. Estas leyes, en diferentes grados, despenalizaron la práctica del aborto inducido. En resumen, la legalización del aborto en España comenzó en 1985, y desde entonces ha habido cambios en la legislación para adaptarse a diferentes circunstancias y perspectivas.
      • En España la primera ley del aborto fue recurrida y el dictamen del Tribunal Supremo establece que existe un tercero en la persona del nasciturus, el ser humano que ha de nacer, que es portador de unos determinados derechos, que entran en colisión con la necesidad de la madre de abortar. Esa primera ley se basaba en una serie de supuestos, y por tanto en una condición de necesidad: violación, malformación extrema del feto y riesgo para la vida de la madre. La confusión se producía, por lo tanto, entre el respeto a la vida humana engendrada y la necesidad de abortar por causa grave de la madre. De esta sentencia conviene retener que el Tribunal Constitucional establece que hay "un tercero" y esto dejaba sin efecto todo derecho de la madre a considerar que el ser que está engendrando es una simple prolongación suya sin ninguna virtualidad propia según aquello que expresa el eslogan de "nosotras parimos nosotras decidimos", que carece de sentido porque nadie puede decidir sobre la vida del otro, aunque este dependa en todo y para todo del cuidador.
      • Más recientemente en España se eliminaron los dos días de reflexión antes de matar al feto, así como la entrega de información sobre las alternativas y ayudas en el caso de seguir con el embarazo, a no ser que la embarazada lo solicite. De igual manera, las jóvenes de 16 y 17 años pasaban a no necesitar el consentimiento paterno y la píldora del día después comenzaba a ser gratuita. Medidas que, junto a la aprobación de la eutanasia, promueven la cultura de la muerte como está haciendo la izquierda en todos los países europeos. En esta última reforma no se alteraron los plazos, por lo que se puede abortar hasta la semana 14 de embarazo, aunque excepcionalmente se puede interrumpir hasta la semana 22 cuando exista grave riesgo para la vida o la salud de la embarazada o riesgo de graves anomalías para el feto. Asimismo, en 2022 se modificó el Código Penal para castigar a las personas que se concentren en los alrededores de las clínicas abortivas. A pesar de que estas personas ejercen su derecho a la libertad de expresión y solo quieren ofrecer otra alternativa a las madres que quieren abortar, sus manifestaciones están ya prohibidas en nuestro país.
      • La Sentencia 44/2023 del Tribunal Constitucional español aborda el recurso de inconstitucionalidad presentado por más de cincuenta diputados del Grupo Parlamentario Popular del Congreso en relación con diversos preceptos de la Ley Orgánica 2/2010, que trata sobre salud sexual y reproductiva y la interrupción voluntaria del embarazo1. A continuación, se resumen los aspectos clave de la sentencia:
          • Derecho a la vida y autodeterminación de la mujer: La sentencia considera que la vida prenatal es un bien constitucionalmente protegido, pero también reconoce el derecho de la mujer a la autodeterminación respecto de la interrupción del embarazo.
          • Sistema de plazos: Se declara constitucional el sistema de plazos que permite la interrupción del embarazo dentro de las catorce primeras semanas de gestación o por indicación terapéutica o embriopática.
          • Garantías de acceso: La sentencia aborda las garantías de acceso a la interrupción voluntaria del embarazo y la objeción de conciencia de los profesionales sanitarios.
          • Perspectiva de género: Se destaca la importancia de la perspectiva de género en la formación de los profesionales de la salud.
          • Pérdida parcial de objeto: Se señala que parte del objeto del proceso ha perdido relevancia debido a cambios legislativos.
          • En resumen, la sentencia reconoce tanto el derecho a la vida como la autonomía de la mujer en decisiones relacionadas con la interrupción del embarazo1. Para más detalles, puedes consultar la Sentencia 44/2023 en el Boletín Oficial del Estado.
      • En España cuando ante preguntas como "¿Qué necesitas para no abortar?", que respetuosamente realizan los "rescatadores" a las mujeres que van a abortar en las puertas de las clínicas abortistas, es considerada como "acoso" y un ataque a la "libertad" de las mujeres, dicen, y se tienen que introducir expresamente enmiendas en la ley del aborto para prohibir esas actividades ante las clínicas abortistas, es que realmente nuestros políticos antropológicamente andan muy escasos de luces, cómplices serviles y también víctimas inconscientes como son de la presión ejercida por todo un "sistema" al cual ellos mismos apuntalan con su mentalidad y orientación "abortista". Y nos quieren hacer creer que cuando una mujer se ve obligada a tomar tan dramática decisión está libre de todo condicionamiento y que su decisión es absolutamente "libre" de cualquier presión. Y que no es legal ni aceptable intentar ayudarla para librarla y contrarrestar tan sutil pero real presión a la que le somete un sistema que no valora ni protege de forma prioritaria la vida humana antes de nacer.


  14. Contamos con unos políticos nacionales o europeos, para nada verdaderos «hombres de Estado» que, con una visión cortoplacista, oportunista y miope, se convierten en simples gestores de las contradicciones y obscenidades del «sistema», terminando asumiéndolas y en ocasiones compulsivamente reforzándolas y agravándolas. No les importa la «Verdad», sino continuar permanentemente agarrardos al poder. Miedosos de la verdad real, intentan camuflarla... Políticos mediocres, de corto alcance, que no dejando de mirar de reojo la evolución de la opinión pública sobre determinadas cuestiones para perpetuarse en el poder, en ocasiones incluso prevaricando en contra la recta razón, terminan plegándose a determinadas demandas o requerimientos de sectores influyentes de la sociedad y a ciertas instancias del, en ocasiones descabellado, «orden internacional», ofreciéndoles el «pan y circo» que a veces estos demandan, en lugar de adoptar medidas a favor del verdadero bien común y optar por crear las condiciones adecuadas para desarrollar un estilo de vida más acorde con el orden natural de las cosas, en beneficio de todos (aunque no siempre inmediatamente perceptible y apreciable), con una mirada de largo alcance, realmente humanizante y verdaderamente civilizatoria…
  15. Se trata de denunciar las falsedades que la política actual trata de vender a la opinión pública presentando ciertas prácticas como avances sociales, cuando todos sabemos (por ley natural y sentido común) aunque muchos no se atrevan a confesarlo, que en perspectiva histórica son claras involuciones y regresiones antropológicas y civilizatorias (aunque nos las quieran vender como avances «emancipatorios» y «progreso»).
  16. No podemos permitir que se socave el derecho más básico y fundamental: el derecho a la vida. Ningún derecho puede ser construido sobre la destrucción de otro ser humano indefenso. Es inaceptable que se promueva la cultura del aborto y se niegue el valor de cada vida humana, desde su concepción hasta su muerte natural.
  17. Nuestro esfuerzo: un grito de resistencia contra la cultura del descarte y la "cultura de la muerte". Un acto de solidaridad con las mujeres embarazadas en dificultad, ofreciéndoles apoyo y alternativas al aborto. Una llamada a la responsabilidad y a la protección de los más vulnerables en nuestra sociedad.
  18. Aquí nos proponemos, pues, promover valores críticos con el «sistema» dominante y alternativos a los valores mayoritariamente imperantes... unos valores que pretenden ser des-alineadores, emancipadores y liberadores de tantas a menudo sutiles esclavitudes presentes en nuestras vidas... Una sociedad que aprecia la vida humana en todas sus etapas, garantiza un futuro de esperanza.

2ª parte:

B. De la «cultura de la muerte» a la «cultura de la vida»

Por una Europa en la que se respete el derecho «fundamental» a la vida de todo ser humano.

  • Una atroz «ingeniería social» está devastando nuestra civilización. Contra la perversa y cruel «mentalidad abortista».
  • Apuntalando el derecho fundamental a la vida en el ámbito europeo.
  • Si dejamos de considerar la vida humana como el valor supremo por excelencia y lo convertimos en un valor relativo, si no nos importa que los seres humanos nos matemos unos a otros ¿en qué otros valores basales podremos fundamentar la convivencia humana?
  • «El aborto es la forma más atroz de violencia contra el ser humano más vulnerable, indefenso e inocente».
    Por una Europa en la que se respete el derecho «fundamental» a la vida de todo ser humano.
  1. El aborto y las dos grandes tendencias ante la vida: biófila y necrófila
  2. Las dos pulsiones básicas tematizadas por Freud fueron la pulsión de vida o eros y la pulsión de muerte o thánatos. Estos conceptos son interpretados por Erich Fromm, recobrando nuevos significados, a partir de la citada idea de la "contradicción inherente" que define al ser humano, y son denominados como tendencias biófilas y tendencias necrófilas, respectivamente. Estas orientaciones biófila y necrófila se relacionan con los conceptos desarrollados por Freud de instinto de vida e instinto de muerte. E. Fromm (1900-80) poco antes de morir publicó un libro titulado: Anatomía de la destructividad humana. En este escrito planteó la idea de que el hombre se decanta en su vida entre dos fuerzas: la biofilia y la necrofilia. La primera es la fuerza que impulsa al ser humano a amar la vida y a crear. La necrofilia surge cuando el hombre se decanta por el egoísmo, y conlleva la soberbia, la avaricia, la violencia, el ansia de destruir y el odio a la vida. A la orientación que tiende a conservar la vida, Fromm la denomina tendencia biófila (biofilia, biofílica) y a la opuesta, la que tiende a destruirla, tendencia necrófila (necrofilia, necrofílica). Para Fromm la atracción por la vida es un impulso normal en tanto que su contrario es considerado una psicopatología.

    Abortar no es un derecho La orientación biófila se manifiesta principalmente en un doble aspecto: el primero, en cuanto a la tendencia a vivir y a combatir la muerte; el segundo, en cuanto a la tendencia de integrar y unir. La orientación necrófila es la única respuesta a la vida que está en completa oposición con ella: se inclina por la violencia y la destrucción, le atrae profundamente la muerte y adora la fuerza. El necrófilo ama todo lo que no crece, todo lo que es mecánico. Reduce todo (procesos, sentimientos y pensamientos de vida) a cosas que puede poseer y controlar, pues en el acto de controlar mata la vida. Por eso sus valores supremos son la obediencia y la alienación. Lo que cuenta para esta orientación no es el ser, sino el tener.

    De acuerdo con lo anterior, se entiende que en el ser humano esté la posibilidad de inclinarse tanto hacia la biofilia como hacia la necrofilia. Éstas constituyen estructuras de sentido ante las cuales el ser humano no puede sustraerse. Se infiere que las tendencias biófilas tienen que imponerse sobre las necrófilas porque están referidas a la promoción, acrecentamiento y desarrollo de la vida humana, hacia la conservación y también hacia el acrecentamiento (todo lo vivo quiere vivir). Hay una tendencia universal y natural entre los seres vivientes a preservar la vida. Podemos resumir el principio moral frommiano en la siguiente fórmula: "Bueno es la reverencia para la vida, todo lo que fortifica la vida, el crecimiento, el desarrollo. Malo es todo lo que ahoga la vida, lo que la angosta, lo que la parte en trozos".

    Si miramos la historia humana se hace patente que las pautas biófilas llevan siempre al acrecentamiento y desarrollo de las potencialidades humanas, mientras que las necrófilas conducen a la disfunción y a la patología, aunque estas últimas parezcan imponerse como norma a lo largo del tiempo. El que actúa éticamente debe (como obligación) producir, reproducir y desarrollar auto-rresponsablemente la vida concreta de cada sujeto humano, en la comunidad de vida solidariamente, teniendo como referencia última a toda la humanidad. Si bien la experiencia del ser humano como especie es preciosa y privilegiada en todo lo que ha logrado para su autoconservación, la constante histórica ha sido la crueldad, la muerte, el sufrimiento, en una palabra, la barbarie. Encontramos situaciones de barbarie cuando la humanidad es negada y dividida, cuando los humanos se enfrentan entre sí, ahí donde hallamos "suicidios colectivos". Esto se opone claramente al desarrollo de las tendencias biófilas o de las potencialidades humanas. El comportamiento agresivo del hombre, tangible en toda clase de manifestación de la destructividad no se debe a un instinto innato y, por tanto insuperable, como si el hombre estuviera programado genéticamente a la autoextinción, pues esta conducta obedecería a un destino fatal programado ya en la condición humana. Ciertamente, todo rasgo de conducta inhumano como la agresividad, la destructividad, la violencia o el egoísmo connota la maldad ética que virtualmente está ausente en el resto de los animales, lo cual acentúa su especificidad en la especie humana —y esto tiene carácter trágico, porque el hombre no puede dejar de ser humano y por tanto no puede sustraerse estas virtualidades—, pero debe subrayarse que, siguiendo a Fromm, paradójicamente no es innato en él.

    Así como derivado de las tendencias biófilas puede el hombre humanizarse, no debemos perder de vista que la deshumanización también es una posibilidad del hombre por su propia condición, pero causada por verse distorsionadas sus necesidades, lo cual hace que se perviertan los modos de satisfacción, reforzando la deshumanización desde las propias necesidades. Lo inhumano es considerado entonces como "la pérdida que de sí mismo sufre el hombre en el intento de escapar a la carga de su humanidad". De este modo queda claro que la maldad humana no tiene por sí misma una existencia independiente, sino que es resultado del fracaso en la realización de la vida. Es resultado del predominio de las tendencias necrófilas. La persona biófila prefiere construir a conservar. Quiere ser más y no tener más. Quiere moldear e influir por el amor, la razón y el ejemplo, no por la fuerza, la separación de las cosas, por el modo burocrático de administrar a la gente como si fueran cosas. Como goza con la vida y todas sus manifestaciones, no es consumidor apasionado de ‘excitaciones recién salidas al mercado’. La ética biófila tiene su principio, el bien es todo lo que favorece la vida y el mal es todo cuanto sirve a la muerte”.

  3. La «cultura de la vida»
    • La «cultura de la vida» significa respetar la Naturaleza de las cosas y toda forma o expresión de Vida, de manera especial de la vida humana.
    • El «valor» y la «dignidad» intrínseca de cada ser humano debería constituir un eje vertebrador prioritario en la Formación de todo ciudadano.
    • La lucha por el reconocimiento de la dignidad y valor de TODA vida humana no es una cuestión de «creencia» sino de ciencia, de consciencia y de conciencia.

    Una de las cuestiones más importantes, por primordial y básica, en el debate social actual hace referencia a todo cuanto tiene que ver con el valor otorgado a la vida humana (también en su estadio de gestación) y su debido respeto:  ¿qué entendemos por ésta y con qué amplitud o restricción deberíamos contemplarla? El ser humano por el simple hecho de serlo es depositario de un inmenso «valor», de una «dignidad infinita». Una «dignidad infinita», que se fundamenta inalienablemente en su propio ser, le corresponde a cada persona humana, más allá de toda circunstancia y en cualquier estado o situación en que se encuentre. Este principio, plenamente reconocible incluso por la sola razón, fundamenta la primacía de cada ser humano y la protección de sus derechos. Esta dignidad existe más allá de toda circunstancia. Una invitación, pues, a todos a defenderla en cada contexto cultural, en cada momento de la existencia del ser humano, independientemente de cualquier deficiencia física, psicológica, social o incluso moral. Porque cada vida importa.

    En nuestro contexto social actual, marcado por una dramática lucha entre la cultura de la vida y la cultura de la muerte, se necesita desarrollar un profundo sentido crítico capaz de discernir los valores verdaderos y las auténticas necesidades. Si olvidamos que ningún ser humano puede estar a merced de nuestro arbitrio, dejamos de lado el verdadero fundamento de los derechos humanos. Una obviedad que ha estado oscurecida durante décadas. El aborto es un ejemplo paradigmático que refleja de forma sintética una de las grandes contradicciones de la modernidad, fundamentada en un cientifismo omnipresente, ciego a los valores y al conocimiento «holístico». Las imágenes reales de fetos destrozados, congéneres nuestros en formación descuartizados y despedazados o la simple representación mental de las mismas horrorizan, no son queridas ni aceptadas por ninguna persona con un mínimo de sentido común y una mínima sensibilidad por lo humano. Sería lógico que una sociedad auténticamente «progresista» extendiera su sensibilidad y su voluntad de protección y respeto también a esos congéneres nuestros en sus primeros estadios de la vida. ¡No debería haber nadie que se arrogue el poder de decidir quién puede vivir y quien debe morir! Así como condenamos sin paliativo cualquier expresión de violencia contra las mujeres, la sociedad entera debería posicionarse en contra de cualquier tipo de violencia contra cualquier ser humano.

    No es fácil de asumir que muchos luchen contra el calentamiento global del planeta, que se propale entre el gran público un cierto ecologismo snob y no sientan compasión y rechazo ante tan grave destrozo humano y lacerante lacra social como es el aborto y la mentalidad abortista que lo ampara. Resulta paradójico que en la época de la hipersensibilidad sobre la protección ecológica medioambiental o en la condena sin paliativos de cualquier expresión de violencia en nuestra sociedad como medida protectora de la dignidad e integridad de todo ser humano, se alardee de abanderar la lucha contra la violencia contra las mujeres y no se ponga el mismo empeño y radicalidad en la protección de otras manifestaciones y expresiones de violencia como es el aborto provocado y el respeto absoluto a toda forma de vida, más aún cuando se trata de proteger la misma vida humana en su fase o estadio más vulnerable e indefenso. Desde la ética más natural y elemental aparece meridianamente clara la necesidad de proteger social y jurídicamente estos estadios o fases de la vida humana. Parecería lógico que una sociedad que se califica a sí misma como auténticamente “progresista” extendiera su sensibilidad y su voluntad de protección también a estos estadios de la vida humana. Por el contrario, no es verdaderamente progresista una sociedad y una clase política en vez de abordar las situaciones en toda su amplitud y complejidad afronta los problemas por caminos torcidos, con soluciones fáciles propias de un pensamiento paupérrimo, débil y deshumanizante.

    Conviene denunciar algunas estrategias propias de un pseudo-progresismo y pseudo-feminismo radical dominantes. A nivel social el camino seguido es siempre parecido: se admite un acto cuestionable, se introduce en la legislación y en el discurso ético, y al final arraiga en la cultura social. Se procura universalizar esas prácticas y se transforman en derechos. En medio de tantos signos positivos de progreso material y cultural, se extienden en la mentalidad colectiva estas formas de infravaloración y menosprecio por ciertas formas y expresiones de la vida humana. Los cambios en la legislación son seguidos lógicamente por cambios en la valoración social de esas prácticas. Si la legislación reconoce como legítimas esas manifestaciones de la cultura antivida, es inevitable que la gente llegue a pensar que quien se opone a esas leyes está denegando un supuesto derecho (No hay tal derecho, es un falso derecho proclamado por mayorías coyunturales históricamente. Nadie tiene derecho a acabar con la vida de otro ser humano).

  4. La «cultura de la vida» frente a la «cultura de la muerte»
  5. En el fondo de ese debate se encuentran dos concepciones divergentes: la concepción de la «cultura de la vida», entendida ésta en sentido amplio en cualquier estadio o forma que ésta se encuentre, frente a lo que se considera “socialmente no viable” en referencia a cuestiones que tienen que ver con el debido respeto a la vida humana y su dignidad como son el aborto, la eutanasia, la manipulación y destrucción de embriones humanos, los intentos de clonación... que podríamos convenir en denominar «cultura de la muerte». La expresión «cultura de la vida» pretende resumir una línea de pensamiento caracterizada por un profundo respecto a la vida, hacia toda forma de vida en sentido amplio. La «cultura de la vida» significa respetar la naturaleza y sus procesos naturales biófilos intrínsecos (no ejercer violencia contra ellos) y cualquier forma o expresión de la vida, de manera especial de la vida humana. De tal forma que la «cultura de la vida» está en contra de las prácticas que pretendan destruir cualquier forma de vida humana, es decir, propugna respetar la vida humana desde su inicio en el momento de la concepción hasta su final natural. 

    Vivimos en una sociedad donde hay una pugna constante entre la «cultura de la vida» y «la cultura de la muerte». Esta última es una cultura donde se promueve una visión que considera la muerte de los seres humanos, con cierta justificación y se concreta en actitudes, comportamientos, instituciones y leyes que la favorecen y la provocan. Para este tipo de cultura, la vida humana en el seno materno es un valor al albur de la voluntad de otros. En esta cultura se absolutiza la libertad individual subjetiva. Se considera la maternidad como una pesada carga de la que hay que librarse. Se considera la muerte como un “bien” al que se puede recurrir en caso de necesidad, contemplando la posibilidad de poder acabar con la vida, si así pareciera conveniente. Se la ve como una “salida” / “solución” aceptable ante “circunstancias” que así lo aconsejan.  Es una cultura que practica el menosprecio de ciertas formas de vida humana según el pseudo-progresismo no “rentables o viables” socialmente y que va extendiendo su tanática huella en el seno de la mentalidad colectiva e impregna la mentalidad de las jóvenes generaciones.

    Cuando hablamos de una «cultura de la vida», ¿qué es lo que queremos decir? ¿Cuáles son las manifestaciones de esta cultura de la vida? Sin duda son muchas; desde la preservación del medio natural hasta la defensa de la vida humana en todas sus manifestaciones; desde la construcción de la paz, sinónimo de ausencia de conflictos y de muertes, hasta la valoración de la ancianidad y de cualquier persona considerada “no viable/rentable” socialmente.  Defender la vida como un valor fundamental, es defender a la humanidad de cualquier enemigo de la vida: persona, régimen, legislación, creencia o mentalidad que pueda determinar el final de la vida, por medio de criterios subjetivos, ideológicos o políticos.

  6. Finalidades de la cultura de la vida
    • La «cultura de la vida» pretende dignificar la vida humana en todos sus extremos y por tanto abarca un amplio conjunto de aspectos de la misma. Sin embargo, en el mundo occidental, una vez proclamada y asegurada la dignidad y respeto a la vida humana en sus etapas posnatales, en nuestros días todavía no está clara entre muchos ciudadanos la idea de esa misma dignidad y respeto cuando se trata de la vida humana en sus estadios iniciales o finales. Por eso hoy la «cultura de la vida» focaliza principalmente su atención en estas dos fases del ciclo vital humano.
    • La «cultura de la vida» identifica la «vida humana» independientemente del estadio de desarrollo en que se encuentre como el principal «bien» que nos constituye como especie. Persigue su dignificación en toda su extensión, trabaja para el reconocimiento social de la misma e implica no sólo la erradicación del aborto sino la transformación de la mentalidad colectiva y las estructuras sociales que lo hacen posible, con alternativas realistas y viables.
    • Se trata de ir gestando una nueva mentalidad, en medio de una Europa instalada desde hace décadas por parte un pseudoprogresismo civilizatoriamente perverso en la lógica perversa de la minusvaloración de la vida humana en gestación y el abortismo, serviles y montadas al carro de las peores caras del «sistema».
    • Aceptemos y seamos consecuentes, con las cada vez mayores evidencias científicas sobre el inicio de la vida humana, y respetuosos con el mayor bien conocido existente en el cosmos, como es toda vida humana en cualquier estadio de desarrollo en que ésta se encuentre.
    • Removamos todos los obstáculos existentes en nuestra sociedad para que ninguna vida humana se tenga que desechar como consecuencia de las tendencias necrófilas perversamente inducidas y los prejuicios culturales “de conveniencia* actualmente predominantes en el seno de nuestra cultura occidental.
  7. La batalla «cultural»: la «guerra civil» de tipo cultural y civilizatorio continúa en Europa
  8. Ciertas prácticas socialmente toleradas en la actualidad nos retrotraen, en términos de evolución cultural, a estadios de civilización que como humanos creíamos haber superado.

    Antropológicamente la izquierda anda muy extraviada, perdida, desnortada.

    Frente a cualquier eventual contrariedad a que pueda estar expuesta la vida humana en gestación lo auténticamente progresista y lo verdaderamente revolucionario hoy, es posicionarse a favor de la vida humana en toda su extensión y amplitud.

  9. Una batalla «cultural»
  10. El pseudoprogresismo: idología antropológicamente nihilista. Nos hallamos bien entrados ya en pleno s. XXI. No valen ya las ideologías «pseudoprogresistas». La clave del «progreso» está en descubrir, reconocer y potenciar «el valor del ser humano». La ciencia nos desvela cada día con mayor evidencia la génesis, desarrollo y naturaleza de la vida humana en gestación.  Existe, sin embargo, todavía una mentalidad muy extendida que, siguiendo inercias anteriores ahormadas por un cierto pseudoprogresismo postmoderno, civilizatoriamente continúa instalada en sus trasnochados tópicos pseudoprogresistas. Antropológicamente la izquierda moldeada por un atávico y errático nihilismo anda muy extraviada, perdida, desnortada. En nombre de una impúdica idea de «libertad» (rayana a una concepción liberticida de la misma o a impostados aires necrófilos) o en nombre de una falaz emancipación/liberación (¿?) de la mujer, se niega a reconocer como «humanos» a quienes son nuestros congéneres en sus primeros estadios de desarrollo.

    La corriente cultural de fondo: una lógica perversa de trasfondo comunista. Europa se encuentra hoy inmersa en una batalla ideológico-cultural en diversos campos, uno de ellos gira en torno a la «cultura de la vida» frente a la implantación de una especie de «cultura de la muerte» de la mano de una izquierda pseudoprogresista empeñada desde hace ya décadas en imponer al conjunto de la sociedad una mentalidad abortista, heredera de la más perversa lógica comunistas según la cual el abortismo era una exigencia de su lógica interna a fin de incorporar a la mujer a la industria y al trabajo colectivizado. Para ello el comunismo consideró que era mejor que las mujeres no tuvieran hijos.

    La «cultura de la vida»: un tsunami cultural que viene para quedarse. El movimiento pro-vida es una corriente cultural de fondo, corriente de presente y sobre todo de futuro, que va recorriendo lenta pero progresivamente toda la faz de la Tierra. Un tsunami cultural que en este s. XXI viene para quedarse. Tres de sus grandes funciones:

    1. Contribuir a difundir en el conjunto del cuerpo social las evidencias científicas sobre la génesis y desarrollo de la vida humana en gestación.
    2. Trabajar para conseguir el pleno reconocimiento social, jurídico, político de la condición de «humanos» de quienes humanos como nosotros se encuentran en sus primeras fases de gestación.
    3. Reconocimiento de su dignidad y su derecho a la vida, reconocimiento de todo no nacido como sujeto de derechos: que el no-nacido sea considerado como «ser humano» desde el mismo momento de su concepción y por tanto como sujeto de derechos (al menos como sujeto del primero de los derechos: el «derecho a la vida»). Tal principio debería considerarse como una conquista definitiva e irrenunciable para cualquier sociedad madura que se precie de auténticamente civilizada.

    En las sociedades occidentales nos encontramos inmersos en una sórdida pero real batalla cultural: uno de sus flancos gira en torno a la identificación del principal «bien» que nos constituye como especie: la vida humana (considerada ésta en toda su amplitud y manifestación) y la consideración y el respeto que socialmente le otorgamos (su infravaloración o dignificación, especialmente en sus fases iniciales y finales). Gran parte de la sociedad europea está profundamente impregnada desde hace décadas de una mentalidad abortista; revertir ese hecho no será una tarea fácil. Es fundamental que el movimiento pro-vida sepa que se trata de una batalla larga pero necesaria y posible. Tratándose del destino futuro de miles de seres humanos concebidos, pero aún no nacidos, la cuestión no es de menor importancia. Y aunque desde ciertas posiciones e instancias sociales y políticas se pretende continuar manteniendo el tema en la penumbra es positivo todo cuanto se haga para mantener el tema en la agenda política y obligar a la opinión pública a mirar de frente el horror de tan grave lacra social.

  11. ¿Cómo es posible que nuestra época execre la pena de muerte, cuando al mismo tiempo desprotege la vida humana en el seno materno?
    • ¿Cómo es posible que nuestra época se proclame pomposamente «solidaria» con quienes padecen calamidades y abusos, hambrunas y persecuciones, cuando es incapaz de «solidarizarse» con esas vidas humanas en gestación a las que arbitrariamente se arrebata su destino?
    • ¿Cómo es posible que nuestra época aspire a la paz y a la concordia cuando el autodenominado progresismo y adláteres radicales (es decir, pseudoprogresismo) está librando una guerra implacable contra quienes más protección precisan, y allá donde la naturaleza les brinda el refugio más seguro?
    • ¿Cómo es posible que se combata la violencia contra las mujeres, el machismo, la xenofobia, todo tipo de discriminación, etc. y se admita socialmente la expresión máxima de violencia contra el indefenso nasciturus, y además en el entorno más seguro que debería existir para él como es el claustro materno, donde se llega a ejercer la violencia en su grado máximo, masacrando la vida de un indefenso e inocente ser humano… la violencia humana se expresa así de la manera más encarnizada, llegando a su máximo grado de expresión con la práctica cruel del aborto?
    • ¿Cómo es posible que hagamos leyes y defendamos todo tipo de flora y la fauna, preocupados por la vida de nuestras queridas “mascotas” y no alcemos el grito al cielo contra esa forma de violencia tan cruel como es la práctica del aborto…? Las contradicciones del sistema creado por nosotros mismos son, pues, evidentes.
  12. La ‘guerra civil' de tipo cultural y civilizatorio continúa en Europa. Veamos señores de la UE:
    • ¿Matar a seres humanos inocentes e indefensos puede ser un valor europeo? ¿Cómo se puede permitir e incluso alentar, en nuestro teóricamente civilizado s. XXI, segar vidas humanas inocentes en el seno materno? ¿Acaso el derecho a la vida de todo miembro de la familia humana no es uno de los vectores axiales y uno de los grandes hitos de nuestro acervo cultural europeo? ¿Cómo podemos dejarnos comer el coco de esta manera por perniciosas ideologías de trasfondo nihilista?
    • Si el primero de los derechos, el «derecho a la vida», no es un valor primordial europeo… si el derecho a toda vida humana no se defiende…  ¿qué otros valores pretende abanderar la UE? ¿Quién podrá confiar verdaderamente en ella?
    • ¿Cuáles son las fuerzas políticas que por intereses electoralistas prefieren montarse al carro de la perversa tendencia que ellas mismas están alentando, siguiendo la estela de los inconfesables intereses de los grupos de presión que controlan la gobernanza global (Agenda 2030), expresión de la peor cara del «sistema» imperante?
  13. La batalla contra la «violencia». El progresismo está abanderando y además positivamente la lucha contra cualquier atisbo de violencia contra las mujeres. Sin embargo, obvia, silencia, encubre otros tipos de violencia aún más perversa y cruel. El aborto y la mentalidad que lo ampara debe ser considerada como la más abominable y desgarradora violencia contra los seres humanos más vulnerables e inocentes, una violencia extrema que está acabando con la vida de congéneres nuestros en gestación.
  14. La verdad está de nuestra parte. Para Platón, la finalidad de un debate no estriba en “vencer a toda costa” o “poder convencer a alguien de cualquier cosa”, sino en avanzar cooperativamente hacia la verdad. Si uno no tiene la verdad, lo mejor es ser derrotado en el debate y así tomar conciencia de su error. Y la victoria en los debates no la alcanza el que maneja con más habilidad los trucos dialécticos sofísticos, sino el que tiene (mayor parte de) la verdad. La verdad cuenta. Si somos platónicos y no sofistas, los pro-vida europeos no deberíamos perder el ánimo. Pues, por tupida que sea la red de autoengaños, eufemismos y sofismas tejidos durante 40 años por el “progresismo”, tenemos una baza fundamental: la verdad.
    • El pro-abortista sólo puede seguir siéndolo mediante el autoengaño sistemático: intentando convencerse de que el bebé in útero “no es un ser humano, sino sólo un amasijo de células” y/o de que “el aborto se seguirá practicando, en cualquier caso: la cuestión es si va a ser clandestino e insalubre, o legal y seguro para la mujer”. Estos autoengaños sólo son viables a condición de que se recubra ambas cosas (la realidad maravillosa del niño in útero y la realidad espeluznante de los métodos de aborto) con un velo de invisibilidad. Los pocos centímetros de piel que recubren el útero son la clave de la aceptación social del aborto: si el vientre materno fuese transparente, ninguna mujer sería capaz de abortar, y ningún ciudadano mínimamente civilizado sería capaz de aprobar dicha práctica.
    • El aborto se sostiene sobre la mentira sistemática acerca de la humanidad del feto y la pudorosa ocultación de los detalles macabros de las técnicas empleadas. El abortismo necesita de la oscuridad; en cambio, todo lo que implique visibilización de lo ocultado favorece a los pro-vida. Nuestra mejor baza propagandística es la simple imagen de un feto de 10 semanas aún pequeño en tamaño, pero ya con forma inequívocamente humana: brazos, piernas, uñas, corazón latiente, actividad eléctrica en el cerebro … La sociedad abortista se niega a mirar el rostro de sus víctimas, de aquéllos a los que ha declarado sacrificables.
    • El aborto no libera a la mujer, sino al varón: exime a éste de toda responsabilidad por su conducta sexual. El aborto facilita que los varones puedan utilizar a las mujeres como “objetos de consumo” sexual, induciéndolas después a desembarazarse de los bebés que resulten de tales relaciones efímeras. El aborto promueve, no la liberación, sino la cosificación de la mujer y el servilismo de la misma a los inconfesables objetivos de un «sistema» que con sus mecanismos de dominación bajo la falacia de una libertad esclavizante nos induce al exterminio masivo de multitud de congéneres nuestros en el vientre materno.

    Las consideraciones anteriores se basan exclusivamente en la razón, y son independientes de cualquier tipo de creencia religiosa. El anti-abortismo no es (necesariamente) una creencia religiosa, sino una conclusión racional accesible a cualquiera que esté dispuesto a examinar los datos científicos y antropológicos de manera imparcial. Al abortismo le interesa “enmarcar” la cuestión del aborto en el terreno de la religión; los pro-vida debemos eludir esa trampa, y mostrar que el derecho del no nacido es defendible desde premisas independientes de cualquier credo religioso.

    Trabajar por etapas. Gran parte de la sociedad europea está profundamente impregnada desde hace décadas de la mentalidad abortista; revertir ese hecho no será una tarea fácil. Es fundamental que el movimiento pro-vida sepa que se tratará de una batalla muy larga, y que es razonable, por tanto, adoptar una estrategia gradualista. 

  15. Hacia la superación de la lógica imperante en la que somos «domesticados» y «ahormados» por el actual «sistema».
  16. Esa es la «lógica» ante la que hay que realmente indignarse (por horrenda, corrompida, indignante) y contra la que hay que luchar a fin de transformarla.

    • La defensa de la «vida en gestación y la dignidad humana es la idea más moderna y progresista que existe.
    • En este s. XXI el respeto a la «dignidad humana» debe convertirse en algo «vertebrador» y axial e incuestionable en cualquier circunstancia.
    • El aborto, lacra social y paradigma de la falta de reconocimiento y no respeto a la «dignidad» de todo ser humano.
    • En este s. XXI se impone, pues, la restauración del valor de la «ida y dignidad humana como «alores en alza al lugar que les corresponde, especialmente en sus eslabones más frágiles y vulnerables. Tan noble tarea es responsabilidad de todos.
    • «Nuestra meta no es simplemente hacer que desaparezca la inhumana y cruel lacra social del aborto, sino revertir la perversa mentalidad abortista y en su lugar construir una verdadera cultura de la vida».
  17. Ciertas perversas tendencias sociales y legislaciones han necesitado un determinado humus cultural para su florecimiento (esa dramática aceptación social del aborto de la que hablaba Julián Marías) y lo han fomentado. Han conseguido que fuera calando la idea de que matar no es matar, o de que -fuera máscaras- matar seres humanos indefensos y en gestación puede ser bueno, legitimo, legal y hasta progresista y emancipador. Pero las evidencias científicas son tozudas: el concebido, que aún no ha nacido, pero que, si no se lo impedimos, -muy probablemente- va a nacer, no es un «ser humano», sino un simple amasijo de células, un ser humano único y singular que existe desde que se constituye su identidad genética: un ser único e irrepetible, un ser distinto al de la madre, aunque crezca y se desarrolle en su interior y en íntima dependencia de ella. Es una vida humana desde el momento de la fecundación y a lo largo de sus sucesivas fases prenatales embrionarias y fetal. O defendemos la dignidad ontológica de todos los seres humanos, o se verá gravemente comprometida y sometida a consensos históricos relativistas, reducida a un mero y arbitrario acuerdo de plazos, que -como muestra la experiencia- serán plazos cada vez más amplios, para acabar afirmando y exaltando la libertad individual (una falsa “libertad” y ciertamente perversa) de cada cual para hacer lo que le venga en gana con la vida de su hijo en gestación. Por supuesto que una mujer puede decidir si es madre de un ser humano vivo o de uno descuartizado y muerto.

  18. 3ª parte:

    C. Hay alternativas

  19. El aborto no es la solución: ¡Hay alternativas!
    • El aborto nunca puede ser un «derecho»; en todo caso siempre tiene que ser una «excepción».
    • La libertad real de las mujeres se garantiza mejor ofreciéndoles todas las alternativas posibles al aborto y no abandonándolas a su suerte y abocándolas a él.
    • Frente a una ley criminal como la del aborto deben revertirse radicalmente las políticas sociales orientándolas al fomento y apoyo integral a la maternidad.

    Hacia la creación de un clima social favorable a la vida:

    • Frente a cualquier eventual contrariedad a que pueda estar expuesta la vida humana en gestación lo auténticamente progresista y lo verdaderamente revolucionario hoy, es posicionarse a favor de la vida humana en toda su extensión y amplitud, no solo de los ya nacidos sino también de los que van a nacer y no permanecer instalados en una cultura del cortoplacismo políticos, social y cultural coyuntural, de una gran estrechez de miras o en la senda de la «cultura de la muerte».
    • Ante la problemática de los embarazos no planificados, el aborto no es la solución. Es sí en el fondo la putrefacta solución de una inteligencia débil y decadente… ¡Hay otras alternativas! Ante la problemática de los embarazos no deseados o no planificados, está emergiendo una nueva conciencia planetaria, un alegato positivo, alegre, festivo, biófila, bien armado argumentalmente, a favor de la vida, del reconocimiento de la dignidad humana y de la condición de humanos de quienes no son sino nuestros congéneres en su estadio naciente, y de su derecho a vivir.
    • El movimiento pro-vida trata de concienciar al conjunto del cuerpo social sobre el incalculable valor que toda vida humana encierra y convertir en una responsabilidad compartida, de toda la tribu, con el Estado a la cabeza, el reconocer, valorar, proteger, cuidar y velar por la condición de humanos de “quienes son de los nuestros” y su derecho fundamental e inalienable a la vida, independiente de la fase de desarrollo en que se encuentre. Porque un clima social favorable a la vida y en apoyo total a la mujer necesitada y a la maternidad podría hacer disminuir las razones para el aborto y porque una sociedad sana no infravalora una vida humana en gestación y se plantea proteger la vida humana al menos tanto como la de los linces. Esa debería ser la actitud propia de toda sociedad que se precie de civilizada y auténticamente avanzada y progresista, (no cegada ni narcotizada por ideologías nihilistas y pseudoprogresistas), ante cualquier atentado a una vida humana.
    • Sería mucho más positivo y supondría un gran progreso civilizatorio... si por parte de algunos en lugar de alentar, jalear, justificar y liberalizar una práctica tan cruel e inhumana como el aborto, segando vidas en el seno materno y convirtiendo dicha práctica en una verdadera lacra social indigna de una sociedad auténticamente civilizada, instituciones públicas o privadas, medios de comunicación, creadores de opinión y particulares hiciésemos una apuesta decidida por la VIDA, construyendo entre todos un CLIMA SOCIAL FAVORABLE A LA VIDA EN GESTACIÓN, para que ésta pueda llegar a buen término en TODOS los casos, implementando los cambios necesarios en la estructura social, axiológica y mental del conjunto del cuerpo social, a fin de hacerlo posible.
    • Revirtiendo políticas izquierdistas propias de la «cultura de la muerte». En algunos países de la Unión Europea a diferencia de España se están revirtiendo políticas izquierdistas propias de la «cultura de la muerte» endureciendo el acceso a la píldora abortiva, proponiendo que las madres escuchen el latido del feto o vean una ecografía antes de tomar una decisión, al tiempo que se impone que «no hay que criminalizar a quienes están en contra del aborto» y abogando por la libertad de conciencia. Así mismo, se está recabando la colaboración de entidades del Tercer Sector con experiencia cualificada en el apoyo a la maternidad, permitiendo que las asociaciones provida puedan acudir a los abortorios, ya que estas personas ejercen su derecho a la libertad de expresión y solo quieren ofrecer otra alternativa a las madres que quieren abortar, así como promover políticas que den una «oportunidad» a todas aquellas mujeres «que muy a menudo se ven obligadas a abortar.
    • Esa sería la senda del auténtico progreso en humanidad y no el falaz y obsoleto discurso abortista que algunos pretenden inocular de forma más o menos explícita en el seno de nuestra sociedad.

    (continuará...)

Elaboración a partir de materiales diversos

No te pierdas este interesantísimo recurso sobre la evolución del embrión y del feto:

Education Resource Fund



Ver también:

CULTURA DE LA VIDA: artículos 2010-2015

La cultura de la vida

Argumentario crítico sobre la ley del aborto (2009)

CULTURA DE LA VIDA: artículos 2015...


Per a «construir» junts...
Són temps per a «construir» junts...
Tu també tens la teva tasca...
Les teves mans també són necessàries...

Si comparteixes els valors que aquí defenem...
Difon aquest lloc !!!
Contribuiràs a divulgar-los...
Para «construir» juntos...
Son tiempos para «construir» juntos...
Tú también tienes tu tarea...
Tus manos también son necesarias...

Si compartes los valores que aquí defendemos...
Difunde este sitio !!!
Contribuirás a divulgarlos...