Aprendiendo a querer

Te hablaré de cosas que he visto y me han hecho meditar,
de lo humano y de lo divino,
quizá de un modo un poco desordenado, pero...

Sinceramente


14. La herencia

Mi padre me dejó en herencia mi madre. Cristo me dejó la suya.


     Pide ayuda cuando la necesites. No tengas miedo de molestar a las monjas. Lo que les preocuparía es que tuvieses un problema y no lo dijeses.

     ¿Y ésto no se cura?

     Nos lo dijo bien claro el Doctor: la degeneración macular no tiene arreglo.
A mí me da mucha paz decirle a Dios:
Gracias por la vista que tuve, aunque ahora la vaya perdiendo.
Gracias por la vista que todavía me queda.
Gracias por los que ven perfectamente, y no se acuerdan de agradecértelo.

     ¿Vienes para aquí?

El resto de la jornada lo pasaba por los alrededores del mercado, vendiendo cupones de la ONCE 2, cigarrillos sueltos      ¡Celtas, Ideales, Peninsulares...!      , cerillas y algún caliqueño. Los caliqueños son unos puritos cortos, secos y retorcidos, a los que debo en parte mi aversión al tabaco. Intenté fumar uno y no lo conseguí. Todavía no comprendo cómo pueden aficionarse algunos a cosa tan horrible.
     Ahora estará bajando del autobús      pensaba     . ¡Aquellos autobuses Chausson de los cincuenta!
     Ahora estará dando la vuelta a la esquina      Me parecía verlo, subiendo la cuesta, con su pata de palo y su bastón.
     ¡Ahora abrirá la puerta...!
Nada. Silencio.
Y volvía a empezar:      Ahora estará bajando del autobús...

Finalmente llegaba, y me abrazaba, y me enseñaba los melocotones y lechugas de la cosecha, sonriendo como un pirata que muestra su tesoro.
     ¡Ah! Tráeme también chocolate. Pero que no sea de avellanas, porque no puedo resistir la tentación y no me dura nada.
Aprendiendo a querer
_______________________________________
 1 Del catalán pagès, campesino.
 2 Organización Nacional de Ciegos Españoles.

volver al texto...



Antonio Parra
Navidad, 2008