Acabamos de ver que cuando nos expresamos, no lo hacemos siempre de
la misma manera,
sino que seleccionamos una forma de hablar
que se adecúe a la situación en la que nos
encontramos. Por tanto, cada hablante tiene distintos modos de
expresarse, aunque
hay que advertir que un hablante inculto sólo dispone de un registro
vulgar,
coloquial o familiar, porque no sabe más, aunque trate de intentarlo;
de aquí vienen fenómenos como la ultracorrección, como por
ejemplo:
*bacalado por bacalao. En cambio, un hablante
medianamente preparado,
tendrá
mayor capacidad para usar las distintas modalidades expresivas, o registros,
es decir, el conjunto de variables contextuales,
sociolingüísticas y de otro tipo que condicionan el modo en que una
lengua es usada en un contexto concreto.
Los tres registros más habituales a los que acude un hablante son: