Article publicat a La Vanguardia el 17/03/02 per Xavi Ayén
  La "gauche divine", en directo
La escritora 
  Ana María Moix (Barcelona, 1947) 
  recibió en 1971 un divertido encargo. La editorial Lumen le encomendó 
  la redacción de un texto que reflejara la vida cotidiana de lo que ya 
  entonces se conocía como "gauche divine", aquel selecto grupo 
  de intelectuales progresistas al que ella pertenecía- que acababan sus 
  noches en la barra de Bocaccio. El trabajo de Moix 
  debía formar parte de un libro con fotos de Colita y textos de Manuel 
  Vázquez Montalbán, Josep Maria 
  Carandell y Juan Marsé, pero el proyecto 
  no se materializó. 
  Treinta años después, Esther Tusquets abandona la dirección 
  de la editorial y, al recoger las cosas de su despacho, encuentra en un cajón 
  el manuscrito de Moix. Con el tiempo transcurrido, el texto ha cobrado un nuevo 
  valor testimonial, por lo que Lumen decide publicarlo, con el título 
  de "24 horas con la gauche divine" (a la venta el próximo jueves). 
  
  Moix, en un tono cercano al nuevo periodismo, narra las historias desde dentro 
  y demuestra conocer a los personajes y los lugares clave del grupo. Incluso 
  a los menos conocidos. En el primer capítulo, "Las violeteras", 
  evoca a Montse Esther e Isabel Arnau, entonces esposa de Oriol Bohigas, que 
  regentaban el restaurante Las Violetas y la boutique Saltar i Parar, donde toda 
  la "gauche" se abastecía de trajes, faldas, objetos para regalo... 
  "Son las madrazas de la gauche", dice Moix, las confidentes 
  de sus miembros, al menos cuando no era necesario acudir a los psiquiatras más 
  frecuentados por el grupo, Vidal Teixidor o Mariano de la Cruz. 
  El libro abunda en retratos de personajes. Esther 
  Tusquets, por ejemplo, es definida como "muy seria, racional, al margen 
  de las juergas que han definido al grupo". "Aunque viva al margen 
  de la gauche divine, las gentes que la integran no le caen del todo 
  mal. Todas las tonterías que haga la gauche divine 
  me parecen bien mientras surja de ella un Thomas Mann, un Gaudí o un 
  Picasso", decía la editora. 
  Una de las escenas más jocosas es una reunión de Libros de Enlace, 
  la distribuidora común a las editoriales de la "gauche" (Barral, 
  Anagrama, Lumen, Tusquets, Edicions 62, Península, Laia y Cuadernos para 
  el Diálogo). En la puerta del despacho, un letrero advierte que la reunión 
  es para "leer cifras de ventas mensuales. No molesten. Se sospechan graves. 
  Recen rosarios y lleven cirios a santa Rita, patrona de los imposibles". 
  Rosa Regás les anima: "¡No 
  hay que desesperar; en un par de meses, Navidad: ¡algún libro venderemos!". 
  "¡Sí -asiente Barral-, a lo mejor vendemos quince!" "¡Hombre! 
  -ahora es Herralde-, ¡quince quizá no, pero seis...!" 
  Moix retrata, vivaz y urgentemente, cócteles 
  frecuentados por una extraña mezcla de modelos y filósofos (a 
  uno de ellos va incluso Aranguren). A Oriol Bohigas lo refleja como un ex católico 
  progresista que defiende la música clásica romántica y 
  considera "una estafa" a los Beatles y la cultura de masas. 
  El volumen se cierra con una entrevista a Jaime Gil de Biedma, que teoriza sobre 
  la "gauche divine": "Son, en su mayoría, burgueses y gozan 
  de cierta independencia económica que les permite vivir como quieren 
  a partir de las ocho de la noche, cosa que no ocurre con frecuencia en el resto 
  del país". Para el poeta, "su problema radica en que sus ilusiones 
  colectivas se fueron al garete, mientras que su propia vida, dado que tenían 
  cierta preparación, se ha establecido bien. Es decir, en su vida personal, 
  han alcanzado un éxito que no esperaban y, en cambio, lo que esperaban 
  no se produjo". 
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