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«Los motivos de su crítica a la teoría de las ideas se reducen siempre a este núcleo básico: las ideas no sirven para la función que Platón les asignó. Dado que son trascendentes a las cosas, no pueden ser la causa de su inteligibilidad. De hecho, son un engorro. Y, en consecuencia, nos las podemos muy bien ahorrar.
Por esto, Aristóteles desplaza las ideas platónicas de su trascendencia y las introduce, como formas inteligibles inmanentes, en la materia sensible. En lugar de separar, como Platón, dos mundos, el inteligible y el sensible, Aristóteles cumple la separación al interior del único mundo que él considera real.
Por lo tanto, no hay más que un mundo, el sensible, pero su trama es inteligible. En otras palabras, el mundo de Aristóteles es, para decirlo así, bidimensional. Cada uno de los seres o substancias individuales que lo configuran se compone de materia y forma. Materia y forma son las dos caras de una misma realidad, tan inseparables la una de la otra, como un individuo chato respecto a su nariz.»
Adaptado de la Introducció de E. Colomer al libro: Psicologia d'Aristòtil, Barcelona, Laia, 1981 |