Todos somos diferentes, todos somos iguales


  

Poco a poco, el animal humano se diferencia de sus primos simiescos. Poco a poco, los humanos humanizan la tierra: se distancian de la naturaleza, colonizándola, transformándola. Los colores de la piel se modifican, pero cada ser humano lleva los mismos tipos de genes que su vecino. Vale más recibir sangre de un individuo de Papúa del mismo grupo sanguíneo que no de un vecino de escalera pero de otro grupo.

De la mano de Dominique Simonnet, André Langaney, Jean Clottes y Jean Guilaine recrean en La historia más bella del hombre. Como la Tierra se hizo humana, la forma en que los humanos conquistaron el territorio, como conquistaron un mundo mental desde el arte hasta la religión, como se conquistó el poder con la agricultura y la domesticación de ellos mismos. Pero cada paso adelante ha implicado pagar un elevado precio!

La historia más bella del hombre


 
  

      «Las poblaciones humanas actuales se asemejan genéticamente las unas a las otras, aún cuando tienen aspectos físicos muy diversos. De hecho, la «carrocería» del cuerpo, el aspecto externo -color, forma, dimensión-, todo cuanto está en contacto directo con el entorno, todo eso es muy inestable y evolucionó rápidamente después de les primeras migraciones. En cambio, el «motor», todo cuanto es interior, no cambia: los doscientos once huesos que forman el esqueleto humano no han cambiado mucho desde los primeros antepasados primates; aunque la presencia de este gen o de aquel otro difiera algo según los pueblos, el material genético de todos los seres humanos actuales continúa hecho a partir de mismo stock ancestral común de la especie. Este patrimonio común nos viene de los cinco o diez mil «reproductores» de la prehistoria. Con el paso del tiempo ha aumentado hasta los seis mil millones de ejemplares actuales, ¡pero es el mismo! Por su parte, si juntamos todos los genes actuales, encontramos un patrimonio genético parecido al que se encuentra al este de la África, en Oriente Próximo y en la península india.

«Hay personas que aún creen en la posibilidad de dividir la humanidad en razas diferenciadas. Es imposible. Todas las clasificaciones que se pueden inventar son arbitrarias a la fuerza. Decir que los humanos no se pueden clasificar no significa que no tengan diferencias. Al contrario: la diversidad de los humana es inmensa, extrema. Es desconcertante. Todos juntos formamos una sola especie, todos tenemos el mismo repertorio de genes, todos hemos salido de los mismos antepasados, todos hablamos lenguas diferentes derivadas de una misma lengua. Y, como individuos, cada uno de nosotros es único. En realidad, la especie humana está compuesta de casos particulares. Todo el mundo es diferente a todo el mundo. Desde nuestros primeros antepasados, ochenta mil millones de seres humanos se han sucedido en la Tierra. Y, sin embargo, nunca ha habido nadie como usted ni como yo en toda la historia del hombre. O sea que todos somos diferentes. Y todos somos parientes...»

LANGANEY, André, CLOTTES, Jean; GUILAINE, Jean; SIMONNET, Dominique. La historia más bella del hombre. Como la Tierra se hizo humana. Barcelona: Anagrama, 19xx.



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