Ciencia y filosofía: un continuo


  

Ciencia viva. Reflexionas sobre la aventura intelectual de nuestro tiempo del profesor de Lógica y Filosofía de la Ciencia, Jesús Mosterin, está dividido en tres partos. En la primera, que lleva por título «Ciencia, filosofía y sociedad», concreta las relaciones existentes entre estas tres entidades; reflexiona sobre lo que llamamos 'racionalidad' mostrando sus diferentes sentidos; analiza la situación de la filosofía actual exponiendo el pensamiento de los dos más famosos filósofos de la ciencia, Popper y Kuhn. El texto seleccionado, que pertenece a esta parte, subraya la necesidad de interacción entre ciencia y filosofía a la hora de tratar los más grandes problemas humanos.

Portada libro [Mosterín]

La segunda parte, con el título «Biología», se pregunta qué es la vida, cuáles son sus bases materiales, describe unos organismos modélicos en los cuales hemos aprendido mucho sobre nosotros mismos, estudia aspectos del genoma humano. Remarcable es la presentación de dos aportaciones científicas, la del biólogo molecular, Jacques Monod, y la del naturalista Edward Wilson, uno de los fundadores de la sociobiología.

En la tercera parte, titulada «Astronomía, física y matemáticas», desarrolla cuestiones diversas de estas disciplinas. En un capítulo distingue entre Universo perceptible, Universo observable y Universo inteligible: todos ellos intentos de acercamiento a la realidad total. En otro, constata no sólo la división y cisma existente hoy entre las dos grandes teorías físicas sino también su incompatibilidad.



 
  

     «Desde los orígenes del pensamiento racional, el ser humano, en momentos de lucidez, se ha planteado grandes preguntas: ¿de qué están hechas todas las cosas?, ¿cuál fue el origen y cuál será el fin del Universo?, ¿qué es la vida?, ¿de dónde venimos?, ¿adónde vamos?, ¿qué sentido tiene nuestra vida?, ¿qué podemos conocer? Contestar a estas grandes preguntas es la motivación profunda de la empresa científica y filosófica. Cuando los filósofos se olvidan de ellas o cuando tratan de contestarlas ignorando los resultados de la ciencia caen en el escolasticismo y la huera verborrea. Cuando los científicos se olvidan de ellas quedan reducidos a un tecnicismo árido y desabrido. Por el interface entre ciencia y filosofía pasa el horizonte en expansión de la comprensión racional del mundo y el punto álgido del placer intelectual, aquel placer en que, según Aristóteles, consiste la máxima felicidad humana.

No hay ninguna oposición ni separación tajante entre ciencia y filosofía. La contraposición se da, más bien, entre la frivolidad, la superstición y la ignorancia, por un lado, y la tendencia al saber, el empeño esforzado y racional por comprender la realidad, por otro. Este esfuerzo se plasma en la curiosidad universal, el rigor, la claridad conceptual y la contrastación empírica de nuestras representaciones. En, la medida en que estos ideales se realizan parcial y localmente, hablamos de ciencia. En la medida en que solo se dan como aspiración todavía no realizada, hablamos de filosofía. Pero solo en su conjunción alcanza la aventura intelectual humana su más jugosa plenitud.»

MOSTERIN, Jesús. Ciencia viva. Reflexionas sobre la aventura intelectual de nuestro tiempo. Madrid: Espada, 2001. (Págs. 38-39)



[Guía] [Anterior] [Siguiente]