Diferencia sin desigualdad


  

En cuatro partes se estructura el libro del profesor Josep Ma Terricabras que lleva por título ¿Y a ti, qué te importa? Los valores. La elección personal y el interés colectivo. Primera, un punto de partida, constatando que los humanos somos animales reflexivos que encontramos bien unas cosas y mal otras; se distingue entre hecho y valor y se señalan algunos aspectos de la sociedad del siglo XXI, etc ... En una segunda, con el título «¿Hay crisis de valores?», se revisa lo que puede significar ‘crisis de valores' y se analizan valores existentes como por ejemplo los valores del consumo; también, se examinan diferentes posiciones ante los valores, junto con el mito del pensamiento único.

A la tercera parte, «La necesidad de valores preferentes», corresponde el fragmento adjunto, donde se matiza la distinción entre diferencia y desigualdad: la defensa de la diversidad puede esconder una aceptación de injusticias. Valores preferentes son la libertad, la igualdad, la autonomía, la dignidad,... En la última parte se responde a la pregunta «¿Se pueden educar los valores?». Los valores no se transmiten tal y como se transmiten los datos, informaciones o técnicas, sino tal y como que se contagian actitudes, vivencias y compromisos.



 
   

     «El otro lado de la discusión viene representado por aquéllos que no niegan la existencia de la libertad, sino que, al contrario, la acentúan y reclaman con respecto a la diversidad. Éste es un concepto hoy muy aceptado en el lenguaje político, cultural o social. A veces, pero, se hace una defensa retórica y acrílica, como si se tratase de un valor absoluto, incontestable, como si la diversidad, paradójicamente, fuera de una pieza y se tuviera que entender siempre del mismo modo. Se pasa por alto que la diversidad presenta matices muy interesantes. A menudo no nos damos cuenta de que con esta palabra tapamos y disimulemos una distinción importante entre la diversidad que es, de hecho, una diferencia, y la diversidad que es una desigualdad. Así, la diversidad que hay entre un niño y una niña, un blanco y un negro, un joven y un viejo, un homosexual y un heterosexual, un creyente y un ateo, o un comunista y un capitalista, es la diversidad de la diferencia: y es que las diferencias que hay entre ellos tienen su origen o bien en la naturaleza misma o bien en la elección que ha hecho alguien y que no perjudica los otros. En cambio, la diversidad que hay entre un pobre y un rico, un letrado y un analfabeto, un maleducado y una persona respetuosa, un violento y un pacífico, es la diversidad de la desigualdad: las relaciones que se establecen entre ellos son relaciones de desigualdad, que tienen su origen en condiciones de vida, en relaciones sociales o en opciones personales que benefician unos y perjudican otros.

     La distinción entre diferencia y desigualdad es importante, pero no siempre hay coincidencia a la hora de aplicarla. Puede pasar que, ante los mismos hechos -de experimentos con animales, de mala educación o de ablación de clítoris, ponemos por caso-, unos vean los hechos como ejemplos de diferencias -culturales, sociales o étnicas- que se tienen que respetar y otros, en cambio, los consideren casos de desigualdades injustas que conviene superar. La distinción ayuda a hacer evidente que no basta en constatar que en el mundo hay diversidad. Siempre conviene aún ver de qué diversidad se trata: una sociedad que defienda a los valores de la libertad y la igualdad, parece ser que también habría que preciar y respetar las diferencias, que enriquecen, pero que, en cambio, tendría que hacer lo posible para superar las desigualdades, que condicionan gravemente la libertad de muchos.

     De hecho, la igualdad sólo es incompatible con la diversidad cuando identificamos igualdad con uniformidad. En cambio, el dilema desaparece cuando se quiere plantear la igualdad en libertad. Estas opciones -tanto de personas como de grupos-, no acostumbran a ser sólo teóricas, sino que, cuando van en serio, siempre llegan a la práctica. Y es que la historia de la humanidad también es la historia de la lucha de intereses y de poderes. Por ello, las cuestiones en qué hay implicadas la libertad, la igualdad o la justicia no son nunca fáciles.»

TERRICABRAS, Josep Ma. I a tu, què t’importa? Els valors. La tria personal i l’interès col·lectiu. Barcelona: La campana, 2002. (Págs. 113-119)



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