La prosa medieval española es hoy objeto de estudios brillantes y, quizá, exhaustivos, en lo referente a sus orígenes. Sin embargo, los relativos al siglo XV son irregulares. Existen numerosos ensayos sobre aspectos aislados, mientras carecemosaún de una visión general, que se anuncia desde hace muchos años por los más prestigiosos investigadores. En las tres paginas que siguen a esta introducción se ha procurado ofrecer una visión amplia de la literatura castellana medieval. A la espera de próximos estudios, ofrecemos un esquema de la literatura del siglo XV, en el que preferimos la ordenación cronológica a la genérica, más habitual. 

La presentación por géneros ofrece una visión ordenada y pedagógica de la literatura, mientras que la cronológica, si se aplicase de modo estricto, se parecería a nuestros Anales toledanos y no permitiría observar los cambios de una época. Por eso, elegimos un criterio cronológico flexible, que respete la coherencia habitual en introducciones de esta índole. Es, simplemente, una visión peculiar, acaso no compartida por la mayoría, pero, al fin y al cabo, diferente. 
 
 

 
De los orígenes a Alfonso X el Sabio

La prosa castellana existe desde fecha indeterminada. Sus primeros testimonios se dan en el siglo X, cuando un monje del monasterio de San Millán de la Cogolla escribe, entre anotaciones romances, vascas o latinas a un libro escrito en esta lengua, una breve oración, que dice, en castellano actual: "Con la ayuda de Nuestro Dueño Dueño Cristo, Dueño Salvador, que es dueño con honor..." 

Esta es la primera vez que el castellano va más allá de palabras aisladas y compone una frase con sentido. Por encontrarse en libros del Monasterio de San Millán de la Cogolla se llaman glosas emilianenses. Las de Santo Domingo de Silos, se conocen como glosas silenses. 

Posteriormente, los intereses literarios se proyectarían sobre temas históricos o religiosos. Entre los históricos, destacan los anales toledanos, escueta relación de acontecimientos asociados a cada año, y la versión castellana del Liber Regum, llamado Cronicón Villarense.

Los religiosos se relacionan con el problema judío español. Encontramos opúsculos polémicos, como la Disputa entre un cristiano y un judío o las Biblias romanceadas, muchas de ellas de procedencia judía, como la Fazienda de Ultramar, que anuncian la obra alfonsí. 

Cronológicamente, volvemos a los romanceamientos de historias latinas, que, posteriormente, aprovecharía Alfonso X: la de Lucas de Tuy (el tudense) (1236) o la de Jiménez de Rada (el toledano) (1244). 

Otro tema de la prosa medieval fue la geografía, representada por la Semejança del mundo, continuada hasta el siglo XV.

Del árabe derivan las dos primeras colecciones de cuentos medievales:

a. Calila y Dimna, probablemente encargada por Alfonso X, antes de ser rey. Narra cómo las inquisiciones del sabio Berzabuey culminan con la adquisición para su rey de un libro indio que trata de cómo los dos lobos cervales, Calila y Dimna, aconsejan mal o bien a su rey, el león, con el triunfo de la justicia sobre el mal. 

b. El Sendebar o Libro de los engaños de las mujeres debió ser encargado por su
hermano, don Fadrique. Como indica su título, desarrolla una temática misógina,
derivada del episodio bíblico de la mujer de Putifar: el hijo del rey Alcos de Judea
rechaza las proposiciones deshonestas de su madastra, que, airada, le acusa de haber intentado forzarla. El Infante, cumpliendo un voto de silencio, debe callar durante siete días y siete noches, tiempo que aprovechan los sabios del rey y la madrastra para defenderlo o atacarlo. Finalmente, triunfa la verdad: vive el Infante y muere la madrastra. Comoen Calila e Dimna, la argumentación se hará mediante cuentos, cuya moraleja se aplica directamente a la situación presente.

Se perdió una versión castellana del Libro de la escala de Mahoma, serie de visiones del profeta árabe, que Alfonso X mandó traducir y que conocemos por la versión latina, o francesa.

Un género muy cultivado de la prosa prealfonsí es el de la literatura sapiencial, de proyección política.Se da a conocer con el Libro de los doze sabios o Tractado de la nobleza y lealtad (1237), de época de Fernando III, concluido por su hijo Alfonso, a quien va dedicado, hacia la década de 1250.

Flores de Filosofía, en sus dos redacciones, es una colección de sentencias para
reyes y nobles.

Más interesantes resultan Poridat de poridades y Secreto de los secretos, derivados de versiones árabes sobre la vida y sabiduría de Alejandro Magno.

Una extensa recopilación de textos jurídicos se escribe ahora como paso previo a las grandes colecciones de leyes alfonsíes. Primero recogería el Fuero Juzgo visigodo para, después, recopilar las leyes contemporáneas en el Libro de los fueros de Castilla y en el Fuero viejo de Castilla. En un tercer paso se compone un Fuero Real, primera obra que manifiesta el pensamiento original alfonsí. En leyes equivalentes a capítulos, se divide el Setenario, proyecto de catecismo o enciclopedia inacabado, sobre diversos temas.
El Espéculo, borrador de las Partidas, ya define el autoritarismo del rey. Para estos proyectos contó Alfonso con la asistencia de juristas españoles o italianos, como Jacobo de Junta, Fernando de Zamora o el Maestro Roldán. 

Conservamos obras científicas recopiladas por el rey y utilizadas posteriormente: distintas versiones del Lapidario, el Libro conplido de los judizios de las estrellas, tomado del autor árabe Aly Aben Ragel o el Libro de las cruzes. 
 
 


 
 
La literatura alfonsí.

De época de Alfonso X son varias obras del género de la literatura sapiencial o gnómica: 

El Libro de los cien capítulos es refundición de Flores de Filosofía y busca alcanzar la dimensión política o de regimiento de príncipes. 

El Libro de los buenos proverbios es adaptación del árabe Kitâb âdâb al-falasîa, de Hunayn ibn Ishâq. Comienza con reuniones de filósofos y termina con nombres como Sócrates, Platón y derivaciones de una correspondencia espúrea entre Aristóteles y Alejandro Magno.

Finalmente, el Bonium o Libro de los bocados de oro, es también versión de una obra árabe de Ibn Fâtik, que recoge textos de Diógenes Laercio. Ofrece sentencias apócrifas desde el profeta Sed y Hermes hasta Gregorio, Galieno y otros filósofos no identificados.

Asociados a personajes más concretos, nos han llegado el Diálogo de Epicteto y el
Emperador Adriano, derivado de los Juegos de los monjes: manuales de preguntas y respuestas a modo de catecismos.

La Historia de la donzella Teodor se relaciona, en parte, con la obra anterior, aunque su estructura es más compleja: una mujer sabia luce sus conocimientos ante un juez de sabiduría. Con el dinero que recibe como recompensa, ayudará a su amo a salir de la pobreza.

El Capitulo de Segundo Filósofo presenta versiones con variantes: Segundo es un
filósofo de época de Trajano. Su Capítulo se incluyó en la Estoria de España de Alfonso X.

Del taller alfonsí proceden las grandes obras de este momento, divididas en varios géneros: jurídicas, científicas, históricas y lúdicas.

Al primer grupo responden las Siete Partidas, cuyo embrión vimos en el Espéculo. Esta obra, no operativa hasta Alfonso XI, refleja el interés del rey por imponerse en sus territorios. Su fracaso no quita validez a este trabajo, pues recoge aspectos interesantísimos de la vida cotidiana. La Primera partida trata la vida de los religiosos. La Segunda partida, la de los caballeros. Ha sido muy influyente sobre la literatura posterior y sobre los tratados de caballerías hasta finales del siglo XV. Esta obra, no operativa hasta Alfonso XI, refleja el interés del rey por imponerse en sus territorios. Su fracaso no quita validez a este trabajo, pues recoge aspectos interesantísimos de la vida cotidiana. La Primera partida trata la vida de los religiosos. La Segunda partida, la de los caballeros. Ha sido muy influyente sobre la literatura posterior y sobre los tratados de caballerías hasta finales del siglo XV. La Tercera partida se dedica al derecho procesal, y la cuarta, a los matrimonios. La vida de los comerciantes se regula en la quinta Partida y, en la Sexta Partida, los testamentos. Finalmente, la Séptima Partida trata el derecho penal.

El interés de Alfonso X por la astrología le puso en contacto con sabios judíos y árabes, de quienes aprovechó sus traducciones latinas o encargó nuevas versiones romanceadas. Con ellas elabora textos como el Libro del saber de astrología,
colección de tratados sobre temas astronómicos, o el Libro de la ochava esfera.

También escribió tratados sobre instrumentos de medición o unas Tablas astronómicas, pues su objetivo era descubrir el porvenir -astrología judiciaria-. Por ello consultaba a sus estrelleros al tomar decisiones, lo que le valió el recelo y desconfianza de clérigos e intrigantes cortesanos. Se acercó a temas relacionados con la magia, en su Libro de las formas et de las imágenes o en su versión, parcialmente conservada, del Picatrix árabe.

Su mayor prestigio lo debe, con todo, a las obras historiográficas: su Estoria de España y su Grande e General Estoria.

Libro alfonsí. La Grande e General Estoria.

De la Estoria de España conservamos dos versiones: de 1272 -versión regia- y 1283 -versión crítica-, aproximadamente. Incluye una primera parte de historia primitiva y romana; una segunda, de historia bárbara y gótica; una tercera, del reino asturleonés, y una cuarta, del castellanoleonés. Para su composición se usaron obras muy diversas, como las crónicas de San Isidoro a Jiménez de Rada, o la Farsalia de Lucano.

Durante el siglo XX, la Estoria de España se identificó con la Primera Crónica General, refundición posterior a Sancho IV, editada por Ramón Menéndez Pidal.

Pero la gran obra de Alfonso X fue la Grande e General estoria, ambicioso intento de una historia universal. Para su elaboración, partió de una Biblia, en la que intercaló sucesos históricos de las fuentes más heterogéneas: desde la Historia Regum Britaniae hasta las obras de materia clásica o pagana. Se interrumpió en la sexta parte, en la genealogía de la Virgen María. 

Pero no todo era estudio en la corte del rey Alfonso. El ocio encuentra una forma literaria en el Libro de ajedrez, el Libro de los dados y el Libro de las tablas, que presentan juegos de origen indio y situaciones semejantes a los problemas de ajedrez actuales.De época alfonsí es una interesante Historia troyana polimétrica en verso y  prosa, probable fuente de obras posteriores de materia troyana. 
 
 

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