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Preguntes
sobre el text de La Tour Eiffel |
El
text que teniu a continuació, extret del llibre LEMOINE,
Bertrand: Eiffel. Barcelona: Editorial Stylos, 1986, ens parla
de la construcció de la Tour Eiffel a Paris. Llegiu-lo
i, tenint en compte el seu contingut i allò explicat
a classe contesteu les següents preguntes.
1. Busca informació sobre la figura de Gustav
Eiffel i escriu-ne un petit resum.
2.
Explica què representà, en el seu moment,
la construcció de la Tour Eiffel.
3.
Què pots destacar del context i del temps de la seva
construcció?
4.
Quines característiques formals pots destacar d'ella?
Fes-ne una descripció.
5.
Per què es possible tècnica i conceptualment
que s'acabi construint un edifici com aquest?
6.
Quina rebuda tingué en el seu temps aquest projecte
i perquè creus que fou així?
7.
Al segon paràgraf de la cinquena pàgina del
text (allà on teniu la marca*), hi ha una cita de Gustav
Eiffel on defensa la seva torre davant les crítiques
de què aquesta fou objecte. Quina idea de bellesa creus
que es desprèn d'aquest text, què considera bell
Gustav Eiffel?
8.
Al final del penúltim paràgraf del text, (marcat
amb ** i subratllat) se'ns diu: 'El genio de Eiffel consiste
en haber ofrecido un soporte al imaginario colectivo, singular
por su escala excepcional pero reductible y reproductible al
infinito'. Què creus que significa aquesta frase, què
ens vol fer entendre l'autor?
9.
La Tour Eiffel fou un emblema, en el seu temps, conjuntament
amb d'altres arquitectures suposà un canvi en les idees,
en l'estètica i en la manera d'entendre les construccions.
Imaginar que l'arquitectura podia ésser concebuda a partir
de l'estructura de ferro que la sustentava, fou un canvi important
dins del pensament arquitectònic. Aquest canvi és
possible degut a una sèrie de causes de caire social,
econòmic, polític i cultural del moment.
Podries
posar l'exemple d'alguna arquitectura actual que pugui tenir
unes repercussions semblants a la Tour Eiffel o que sigui representativa
dels nostres temps? Com la relacionaries amb el món actual
per a explicar les seves característiques?
Si la estatua de la Libertad y la cúpula
del Observatorio de Niza ya constituyen dos proezas técnicas,
la torre Eiffel marca la culminación de la carrera del
gran constructor. El origen de la idea inicial de la Torre ha
permanecido largo tiempo borroso ya que la gloria de la realización
se centró en el único nombre de Eiffel. Eiffel
desde luego no dejó de citar a todos sus "colaboradores"
en esta extraordinaria empresa, pero no siempre lo hizo con
la exactitud que hubiera sido de esperar. La construcción
de la torre Eiffel se inscribe obviamente en el marco de la
Exposición Universal de 1889. Esta manifestación,
destinada a celebrar el centenario de la Revolución francesa,
surgió en el contexto de crisis económica y de
inestabilidad política de los años 1880. La idea
de una nueva Exposición Universal aparece como un medio
de relanzar la economía a través de grandes obras
animadas por el Estado, proponiendo a la Nación un proyecto
que movilice las energías y recree un consenso político,
capaz de devolver a Francia su "rango" entre las grandes
potencias. Algunos ya suenan con proponer un monumento que marcaría
de forma espectacular la exposición. Para celebrar el
Reform Bill votado en 1832 por el Parlamento, el inglés
Trevithick, reputado experto en máquinas de vapor, había
propuesto al ano siguiente construir una columna de fundición
calada de mil pies (304,80 m) de altura, que midiera 30 m en
la base y 3,60 en la cúspide.
James Bogardus, el especialista americano
de los edificios de fundición, había imaginado
superar el palacio de la Exposición de Nueva York en
1853 con una torre-observatorio de 90 m de altura. Sus compatriotas,
los ingenieros Clarke y Reeves, proyectaron posteriormente la
construcción de una torre de 1.000 pies para la Exposición
Universal de 1876 en Filadelfia. Describían así
su proyecto en 1874: "Queremos imitar a los primeros descendientes
de Noé. La más antigua de las viejas naciones
dio forma a los ladrillos e hizo mortero, levantando una torre
conmemorativa de su existencia. Nosotros, la más joven
de las modernas naciones, queremos levantar una torre, para
celebrar el aniversario del primer siglo de nuestra vida nacional.
Al lado de su prototipo Babel, nuestra graciosa columna de metal,
que elevará su cumbre a 1.000 pies de altura, constituirá
un asombroso contraste y pondrá de relieve los progresos
de la ciencia y del arte a través del tiempo". El
proyecto no era completamente idealista. Un cilindro de hierro
de 9 metros de diámetro era sostenido por tirantes de
fijación metálicos dispuestos en celosía,
anclados en una base circular de 45 metros de diámetro
era sostenido por tirantes de fijación metálicos
dispuestos en celosía, anclados en una base circular
de 45 metros de diámetro. Al carecer de créditos,
este proyecto no pudo ser realizado pero fue publicado en Francia,
particularmente en la revista La Nature.
Fue en mayo de 1884 cuando Nouguier y
Koechlin, "hablando entre ellos de la Exposición
Universal proyectada para 1889, se preguntaron qué podría
hacerse para dar atractivo a esta exposición y tuvieron
la idea de una torre muy alta". Koechlin hizo en su casa
un cálculo aproximado y dibujó un croquis fechado
el 6 de junio de 1884. Representaba un gran pilar constituido
por cuatro vigas de celosía separadas en la base y unidas
en el vértice, sujetas entre sí por vigas metálicas
dispuestas a intervalos regulares. El proyecto de la torre Eiffel,
al menos en sus líneas generales, ya había nacido.
El viaducto de Garabit y el de Tardes estaban casi terminados,
la estatua de la Libertad virtualmente acabada en París.
Koechlin y Nouguier sometieron entonces el proyecto a la consideración
de su jefe, "que declaró no tener intenciones de
interesarse en ello, pero que sin embargo autorizó a
sus ingenieros a proseguir el estudio". Estos incorporaron
entonces a Sauvestres que era ya el arquitecto titular de la
empresa desde hacia algunos anos. Éste da forma al proyecto,
que hasta entonces no era más que un simple esquema:
une los cuatro montantes y el primer piso por unos arcos monumentales,
destinados a la vez a acrecentar la impresión de estabilidad
que debe ofrecer el conjunto y a representar una eventual puerta
de entrada de la Exposición; coloca en primer término
una gran sala acristalada, bastante parecida a la del proyecto
de puente para la Exposición de 1878; adorna cada cara
del segundo piso con esculturas de celebridades, etc. Así
"decorado", el proyecto es presentado a Bartholdi
y figura en la exposición de las Artes decorativas celebrada
en otoño en el Palacio de la Industria de los Campos
Elíseos. Antes de ser expuesto, Eiffel es invitado a
verlo y cambia completamente de actitud. Considera la idea tan
interesante que se apresura a obtener una patente a los nombres
de Eiffel, Koechlin y Nouguier el 18 de septiembre de 1884,
"para una nueva disposición que permita construir
pilares y pilones de una altura superior a los 300 (trescientos)
metros". Los preparativos para la Exposición Universal
no obstante van siguiendo su curso con la aparición el
8 de noviembre de 1884 de un informe del ministro de Comercio,
Maurice Rouvier, favorable a la Exposición. Eiffel compra
entonces a sus colaboradores "la propiedad exclusiva de
la patente", incluso para el extranjero. Como contrapartida,
se compromete "en el caso de obtener la construcción
de una torre de gran altura basada en el actual proyecto (...)
a reservar sobre el total de las cantidades que fueran a pagarle
por las diversas partes de la construcción una prima
de un uno por ciento" para cada uno. Se compromete asimismo
a citar sus nombres. Cada uno recibirá así algo
más de cincuenta mil francos sobre la base del presupuesto
establecido en 1888. Eiffel retirara evidentemente mucho más
de esta "invención", pero también habrá
desplegado la energía, el savoír-faire, los medios
y la mundología que probablemente sólo él
podía reunir para llevar a buen puerto la culminación
de la torre. El genio de Eiffel no consiste en haber inventado
la torre: consiste en haberla realizado y haberle dado su nombre.
Va a desplegar todo su talento de publicista para llevar a cabo
lo que a partir de ahora es "su" idea. El periódico
La France publica el 25 de diciembre un artículo orientado
a demostrar la utilidad de la torre, lo que el mismo Eiffel
se aplicará a subrayar también insistentemente.
La elección del emplazamiento y el plan de financiación
que implica una subscripción pública, están
fijados para el 10 de marzo. El gabinete Ferry presenta la dimisión
veinte días más tarde, el 30 de marzo de 1885.
Ese mismo día, Eiffel presenta su proyecto a la Sociedad
de Ingenieros Civiles. Ahora ya puede dar una descripción
técnica precisa. Inspirado en los "altos pilares
metálicos de los viaductos", el "principio
nuevo" del proyecto consiste en suprimir las grandes vigas
trianguladas de las caras verticales, disponiendo las pilas
"de forma que todo el esfuerzo cortante debido al viento
sea soportado por los montantes de las aristas (...). Las tangentes
a los montantes trazadas en puntos situados a la misma altura
convergen siempre en el punto por donde pasa la resultante de
las acciones que ejerce el viento sobre la parte del pilar por
encima de los dos puntos considerados".
 
Projecte de la torre-sol de Bourdais
i les diferents etapes del projecte de la torre eiffel, amb l'esquema
inicial de Koechlin, el dibujat novament per Suavestre i el projecte
definitiu tal com es realitzà
En 1885 Eiffel ya lo tiene todo previsto: el peso, 6.500 toneladas
(pesará 7.300 toneladas sin contar las construcciones anexas);
el precio, 3.155.000 francos, lo que no es un precio elevado por
kilo (la Torre costará finalmente casi dos veces y media
este precio, incluidos los ascensores); el plazo, un ano (la Torre
será construida en veintiséis meses). Pero esto
es suficiente para dar credibilidad al proyecto, y de momento
eso es lo que importa. También hay que eliminar al competidor
Bourdais (que quería construir otra torre de piedra): Eiffel
se dedica a demostrar que no es posible construir una torre de
piedra de 300 metros. Tampoco ha olvidado dotar a la cúspide
de un potente faro. Pero la Torre no es únicamente realizable.
Servirá para experiencias científicas, de meteorología,
de astronomía, de telegrafía óptica, como
pueden testimoniar diferentes expertos a los que Eiffel ha consultado.
El argumento final de Eiffel es patriótico: "La Torre
puede parecer digna de personificar el arte del ingeniero moderno
y el siglo de industria y de ciencia, cuyas vías han sido
preparadas por la Revolución de 1789, a la que este monumento
sería dedicado como testimonio del reconocimiento de Francia".
La Comisión (encargada de seleccionar
el proyecto) se pronuncia el 12 de junio dando a Eiffel la posibilidad
de construir su Torre, con la única reserva de estudiar
mejor los ascensores. Eiffel cambiará pues de proveedor,
reemplazando a Backmann por tres constructores: Roux-Combaluzier
y Lepape, Otis, y Edoux (un compañero de promoción
de la Escuela Central), cada uno encargado respectivamente de
la comunicación de un piso con otro. Estos ascensores hidráulicos,
cada uno concebido a partir de un modelo distinto costaron una
parte importante del precio global de la Torre. Eiffel tuvo todavía
que hacer frente a dos dificultades más. En primer lugar
el Consejo municipal, que delibera el 22 de octubre y el 28 de
diciembre sobre la Torre, todavía no ha acordado el emplazamiento.
Después de dudar entre la colina de Chaillot y el Champ-de-Mars,
se opta definitivamente por este último A pesar de ser
menos prominente, este emplazamiento tenía la ventaja de
simplificar los cimientos y sobre todo de dotar a la Exposición
de una puerta monumental y por lo tanto de evitar la construcción
de una entrada especial. De esta forma se podía adjudicar
la subvención de 1.500.000 francos prevista para este efecto
al constructor de la Torre. Estas disposiciones fueron objeto
de un acuerdo firmado el 8 de enero de 1887 entre Lockroy, como
representante del Estado, Poubelle, prefecto del Sena, como representante
del Ayuntamiento de París, y Gustave Eiffel, que actuaba
en su propio nombre y no en el de la empresa. Eiffel asumía
así sobre sus propios hombros la responsabilidad de la
construcción y de la explotación de la Torre, ya
oficialmente bautizada Eiffel, a cambio de un usufructo de explotación
de 20 anos a partir del 1 de enero de 1890, estableciéndose
asimismo que la propiedad de la Torre pasaría del Ayuntamiento
al Estado una vez finalizada la Exposición. Este contrato
será renovado en 1910 para un período de 70 anos,
antes de que el Ayuntamiento recupere en 1980 la explotación
del edificio. Ahora Eiffel sólo tiene que encontrar el
dinero necesario para la construcción.
Como el presupuesto de la Torre ascendía entonces a 6.500.000
francos, el 31 de diciembre de 1888 crea a este efecto una sociedad
anónima con un capital de 5.100.000 francos, de los que
la mitad son de su propiedad y el resto ha sido adquirido por
un consorcio de tres bancos. Los gastos de la construcción
van a superar notablemente el presupuesto inicial, pero los beneficios
nada más finalizar la Exposición de 1889 permitirán
reembolsar íntegramente el capital a los accionistas.
La otra dificultad a la que se ve enfrentado
Eiffel, es la larvada oposición que suscita su torre entre
la opinión pública. El 12 de junio de 1886, el día
del resultado del concurso. La influyente revista de arquitectura
La Construction Moderne, emanación de la Sociedad Central
de los Arquitectos, ataca la torre Eiffel, optando por la defensa
de Bourdais. La argumentación, que revela bastante mala
fe, se apoya fundamentalmente en supuestos imponderables técnicos,
relativos sobre todo a los ascensores "imposibles de instalar
en esos pilares curvilíneos". Durante todo el ano
1886 irán apareciendo otros panfletos y todo tipo de artículos,
entre los que se encuentran también numerosas opiniones
favorables, cuando súbitamente salen a la luz pública
las intrigas urdidas desde hace algunos meses por el establishment
artístico. Las obras acaban de comenzar cuando aparece
en Le Temps una "Protesta contra la Torre de G. Eiffel"
dirigida a Alphand. La firman personajes importantes del mundo
de las letras y de las artes: Charles Gounod, Guy de Maupassant,
Alexandre Dumas hijo, François Coppée, Leconte de
Lisle, Sully Prudhomme, William Bouguereau, E. Meissonier, Victorien
Sardou y muchos otros cuyos nombres no han pasado las fronteras
del siglo XIX. Los autores de este texto "protestan con todas
sus fuerzas, con toda su indignación, en nombre del gusto
francés ignorado, en nombre del arte y de la historia francesa
amenazados, contra la erección. En pleno centro de nuestra
capital, de la inútil y monstruosa torre Eiffel, que la
malignidad pública, a menudo cargada de sentido común
y de espíritu de justicia, ya ha bautizado con el nombre
de "torre de Babel"32. Siguen calificaciones como "las
barrocas, las mercantiles fantasías de un constructor de
máquinas", "una torre vertiginosamente ridícula",
"una gigantesca y negra chimenea de fábrica",
"como una mancha de tinta, la sombra odiosa y la odiosa columna
de chapa fijada con pernos"... Las frases que citamos a continuación
son las perlas de la flamante colección de injurias que
va a suscitar la Torre: "esta farola verdaderamente trágica"
(Léon Bloy): "este esqueleto de atalaya" (Verlaine);
"El mástil de hierro de los duros aparejos" (F.
Coppée); "el odioso pilón de rejas. Reja infundibuliforme,
horrible pajarera, gloria del alambre y de la chapa, flecha de
Nótre-Dame de la Brocante, tubo de fábrica en construcción,
etc." (J. K. Huysmans).

Un consejero de París, vecino del Champ-de-Mars, llegará
al extremo de intentar procesar a Eiffel, aduciendo el peligro
que la construcción de la Torre supondría para las
casas circunstantes. Para evitar el largo proceso que habría
interrumpido las obras, Eiffel asume personalmente todos los riesgos
y se declara dispuesto a indemnizar a los vecinos en caso de accidente.
Si la Torre levantaba tan fuertes oposiciones no era sólo
por ser de hierro. Huysmans por ejemplo, que era uno de sus más
feroces detractores, no escatimaba elogios a la concepción
arquitectónica moderna propiciada por el metal: "Ahí
están los monumentos; los arquitectos y los ingenieros
que han construido la estación del Norte, les Halles, el
mercado de ganado de La Villette y el nuevo hipódromo,
han creado un arte nuevo, tan elevado como el antiguo, un arte
contemporáneo de pies a cabeza, suprimiendo prácticamente
la madera, los materiales brutos proporcionados por la tierra,
y recogiendo de las fabricas y de los altos hornos el poder y
la libertad de sus fundiciones". En realidad, el carácter
industrial claramente afirmado de los edificios de la Exposición
de 1889 resquebrajaba ya el frágil consenso surgido inmediatamente
después de la precedente Exposición. "Hacia
1878, se creyó encontrar la salvación en la arquitectura
de hierro: las aspiraciones verticales, el predominio de los vacíos
sobre los llenos y la ligereza de la estructura visible hicieron
confiar en que nacería un estilo donde resucitaría
lo esencial del genio gótico, rejuvenecido por un espíritu
y materiales nuevos. Cuando los ingenieros levantaron la Galería
de las máquinas y la torre Eiffel, se dejó de confiar
en el arte del hierro. Demasiado pronto tal vez".
A la protesta de los artistas, Lockroy respondió
con una carta abierta dirigida a Alphand, prodigio de ironía,
que termina así: "Lo que les ruego que hagan, es que
acepten la protesta y que la guarden. Deberá figurar en
las vitrinas de la Exposición. Una prosa tan hermosa y
tan noble suscrita por nombres conocidos en el mundo entero no
podrá dejar de atraer a las multitudes y, tal vez, de asombrarlas".
Lockroy ciertamente tenia dotes de escritor, como atestiguan sus
memorias, pero quizá se hizo ayudar por Georges Moineaux,
entonces redactor en el Ayuntamiento, conocido más tarde
bajo el nombre de Courteline, o bien por León Daudet, hijo
de Alphonse, entonces estudiante de medicina y amigo íntimo
de Lockroy. Eiffel por su parte también responde a la protesta
en una entrevista concedida a Paul Bourde de Le Temps, que resume
perfectamente su doctrina artística. Replica punto por
punto en su estilo habitual, claro e incisivo. *(pregunta 7)Sobre
la estética: "Creo, por mi parte, que la Torre tendrá
su propia belleza. Por el hecho de ser ingenieros, ¿se
cree acaso que la belleza no nos preocupa en nuestras construcciones
y que al mismo tiempo que las hacemos sólidas y duraderas,
no nos esforzamos en hacerlas elegantes? ¿Es que las verdaderas
funciones de la fuerza no se corresponden siempre con los acondicionamientos
secretos de la armonía? (...) ¿Y qué acondicionamientos
he tenido, en primer lugar, que tener en cuenta en la Torre? La
resistencia al viento. ¡Pues bien! Sostengo que las curvas
de las cuatro aristas del monumento, tal como el cálculo
las ha determinado (...) darán una gran impresión
de fuerza y de belleza; ya que traducirán ante la mirada
la osadía de la concepción en su conjunto. Al igual
que los numerosos vacíos existentes en los propios elementos
de la construcción acusarán fuertemente la constante
preocupación de no exponer inútilmente a las violencias
de los huracanes, superficies peligrosas para la estabilidad del
edificio. Existe por otra parte en lo colosal, una atracción,
un encanto propio, a los que no pueden aplicarse las teorías
de arte habituales". Si compara implícitamente la
Torre con las Pirámides, que no son más, "al
fin y al cabo. Que montículos artificiales", es para
hacer resaltar el carácter trivial y a la vez excepcional
del monumento, que no pretende situarse al mismo nivel que las
creaciones artísticas de la época, de las que Eiffel
por otra parte era un firme partidario. Sus casas. Sus muebles,
sus cuadros, la decoración de su vida doméstica
revelan en efecto a un burgués perfectamente integrado
en la cultura dominante de su siglo. Para Eiffel, la estética
de la Torre no es de vanguardia, simplemente no está donde
quieren buscarla. Es a la vez puramente racional, abstracta. Emanación
de las leyes de la ciencia, y moral, "símbolo de fuerza
y de dificultades vencidas". Lo único que Eiffel no
previó, es que esta materialización de una concepción
del espíritu iba a convertirse en el emblema mundialmente
célebre de una ciudad como París. Tan generosamente
dotada de monumentos. **El genio de Eiffel consiste en haber ofrecido
un soporte a lo imaginario colectivo. Singular por su escala excepcional
pero reducible y reproducible al infinito.
La construcción de la Torre se llevó
a cabo en 26 meses sin mayores problemas, salvo una huelga de
una semana a finales de 1888, que Eiffel supo desarmar con las
mínimas concesiones, y el accidente mortal de un obrero,
donde Eiffel indemnizó discretamente a la viuda. El montaje
fue en sí mismo una maravilla de precisión, como
coinciden en reconocer todos los cronistas de la época.
Para los parisinos debía ser un espectáculo extraordinario
ver progresar, día a día. Aquel inmenso andamiaje
metálico. Los cimientos, realizados al lado del Sena mediante
cajones de aire comprimido a causa de la capa freática,
estaban terminados en junio de 1887. El montaje de los pilares
comenzaba el 1 de julio. Todas las piezas diseñadas con
una exactitud de décimas de milímetro llegaban ya
preparadas por la fábrica de Levallois-Perret. Si presentaban
el menor defecto, eran inmediatamente devueltas a la fábrica
y jamás retocadas al pie de la obra. Las 12.000 piezas
de la Torre exigieron por tanto 700 diseños de ingenieros,
3.000 diseños de taller de 1 x 0,80 m que tuvieron ocupados
a 40 dibujantes y calculadores durante dos anos. Ciento cuarenta
obreros trabajaban en la fábrica, donde se colocaron con
ayuda de un utillaje especial las dos terceras partes de los 2.500.000
roblones que incluye la Torre. En la obra había entre 150
y 300 obreros, perfectamente adiestrados por un equipo de veteranos
de los grandes viaductos metálicos dirigido por Compagnon.
La construcción de los pilares primero se llevó
a cabo con ayuda de grúas muy sencillas que colocaban las
piezas metálicas, ensambladas por tachas provisionales,
luego por pernos y finalmente por roblones. Luego hubo que apuntalar
las barras con doce andamios de madera de treinta metros de altura,
donde unas grúas móviles colocadas en el interior
de los pilares subían las piezas. Nuevos andamios de 45
metros fueron necesarios para sostener las grandes vigas del primer
piso. Eiffel pretendía alzar dos de los pilares sobre gatos
hidráulicos, con objeto de poder levantarlos ligeramente
y compensar así la holgura que podría resultar de
la unión de los cuatro pilares y del primer piso. Tras
la colocación, los gatos fueron bloqueados. Para controlar
el desmonte de los andamios, se habían interpuesto, entre
éstos y los elementos metálicos ligeramente alzados
por encima de su posición normal, unas cajas de arena que
podían vaciarse progresivamente, hasta que los agujeros
de los remaches de las piezas coincidían exactamente. Era
efectivamente la parte más delicada del montaje, donde
apenas unos centímetros de error podían bastar para
comprometer la realización. Esta operación crucial
fue realizada el 7 de diciembre de 1887. Eiffel sabia desde este
instante que podría proseguir hasta el final.
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