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Llegeix
primer el text sobre la utilització del cub en l'art
minimalista, una de les tendències artístiques
apareguda als anys seixanta. Després observa les obres
de Sol Le Witt que es serveixen de la forma cúbica i
llegeix també el text de Suzi Gablik 'Minimalismo', per
a contestar les següents preguntes:
1. Busca
què significa minimalisme.
2. Què
consideraven art els minimalistes?
3. Com definiries
aquesta tendència?
4. Per què
i com utilitzaven el cub?
5. Què
et semblen les seves obres?
A
classe també podeu comentar algunes parts del text perquè
aquest sigui més comprensible:
Sobre l'abstracció
'Cuando, en el año
1913, Malevich colocó un cuadrado negro sobre un fondo
blanco, alegando que "el arte ya no se preocupa de servir
al Estado y a la religión, ya no desea ilustrar la historia
de las costumbres, ya no quiere seguir teniendo que ver con el
objecto en cuanto tal, y cree que puede exitir en y por sí
mismo, sin necesidad de cosas", sentó las bases de
un arte secular que se desligaba de propósitos utilitarios
y se apartaba de la función ideológica de la representación.'
(p.201)
Sobre l'expressionisme abstracte
'Las maneras tradicionales
de composición habían sido tiradas por la borda
en beneficio de la imporvización, la espontaneidad y el
automatismo, y el estilo se había convertido, para los
pintores expresionistas abstractos, en una cuestión de
jeroglíficos andantes y gestos vertiginosos, trayendo cada
pincelada al mundo chorreante de insinuaciones metafísicas
y existenciales. El gesto mismo era el sentido, y lo que expresaba
era la libertad primigenia y subjetiva del artista'. (p.202)
El
Cub en l'escultura Minimalista |
El
cub és una idea matemàtica, un cos geomètric,
una de les formes més tancades, un arquetip de l'espai
cartesià i del món material, i també un
signe de l'actual funció d'habitar. Són molts
els artistes que s'han preocupat per la construcció de
caixes i de formes cúbiques, elements geomètrics
en els que es plantegen amb particular claredat els problemes
de volum, color, relació de proporcions, percepció,
fenòmens òptics, ordre geomètric i materialitat.
El cub, el volum prismàtic es converteix en un paradigma
de l'art minimal.
Aquest
esdevé un objecte específic de l'art minimalista.
Els cubs d'aristes concebuts per Sol Le Witt en el anys 60/70,
són un testimoni de la fredor geomètrica del cub.
En ells, les repeticions i variacions d'elements modulars defineixen
estructures que es desenvolupen seguint lleis d'apilament de
mòduls, que van omplint l'espai. El seu treball és
conceptual i parteix de la idea de cub, de les seves característiques,
de les seves possibilitats serials i de la seva intervenció
en un espai.
Desprovist
de qualsevol il.lusionisme o expressionisme, Le Witt explora
el cub a partir del model teòric i d'una idea conceptual
Reduït l'objecte a la seva materialitat, ens remet a l'intel.lecte
i refuta qualsevol emoció. La inexpressivitat porta també
a fugir de qualsevol gest de l'artista, a no deixar cap rastre
de l'autoria en l'obra construïda amb peces impecablement
realitzades en tallers d'obrers especialitzats. El caràcter
objectiu, quasi neutre de gran part de les obres del minimal
art, ve donada per la voluntat de no otorgar als objectes creats
altra identitat que la dels seus propis components constitutius
que són el material, la forma, el color i el volum, per
allunyar-los d'experiències externes i d'informacions
connotatives o apelatives, o d'altres aspectes que no siguin
la seva especificitat i pròpia presència. L'obra
acaba i comença en si mateixa, es remeta ella mateixa.



SOL LEWITT. Untitled, 1966-68.
Fusta pintada de blanc 37x222 cm.
Untitled cube(6). 1968. Metall pintat. Cub: 37x37x37 cm.
SOL LEWITT. Serial project AI / 0, 1966. Alumini pintat de blanc.
Untitled (white baked steel), 1968. Hacer 70x210x210 cm.
47-3-part variation of 3 different kind of cubes, 1968. Alumini
115x37x37 cm.
Complete open cube, 1973
Lectura
de Text fragment de l'article: |
Suzi
Gablik, 'Minimalismo', dins del llibre: Stangos, Nikos:
Conceptos de arte moderno. Madrid: Alianza Editorial, 1994.
Minimalismo
Cuando, en el ano 1913, Malevich colocó un cuadrado
negro sobre un fondo, blanco, alegando que "el arte
ya no se preocupa de servir al Estado y a la religión,
ya no desea ilustrar la historia de las costumbres, ya no
quiere seguir teniendo que ver con el objeto en cuanto tal,
y cree que puede existir en y por sí mismo, sin necesidad
de cosas" \ sentó las bases de un arte secular
que se desligaba de propósitos utilitarios y se apartaba
de la función ideológica de la representación.
Según Malevich, 1914 fue el año en el que
apareció el cuadrado. Constituía el elemento
suprematista básico, que no se encontraba nunca en
la naturaleza. El suprematismo dio vida en Rusia, durante
la segunda década de este siglo, a un arte que era
rigurosa y obstinadamente abstracto. Al igual que el constructivismo,
rendía culto al racionalismo y a un modo de pensar
matemático, al tiempo que sostenía "una
posición estética según la cual un
objeto debería apuntar hacia una geometría
inmediata y manifiesta". Se produjeron esculturas que
poseían la claridad de modelos matemáticos,
y se atrajo la atención sobre las innovaciones de
la moderna tecnología para que pesaran sobre la consciencia
artística. Tan es así que la directiva de
Tatlin de cultivar "el espacio real y los materiales
reales" habría de convertirse durante los años
sesenta, en América, en la fuente o punto de partida
de un nuevo tipo de escultura que había de tener
la especificidad y fuerza de los mismos materiales, colores
y espacio de la realidad, y que aplicaría la estética
a la tecnología hasta un grado que ni el propio Tatlin
hubiera podido imaginarse. "...El simbolismo se está
consumiendo -haciéndose insignificante"-, escribió
Dan Flavin en 1967 en torno al tema del minimalismo. "Estamos
reduciendo el arte hasta el extremo -una sensación
compartida de decoración psicológicamente
indiferente- un placer neutral de ver, accesible a todos."3
En 1964 Flavin creó una escultura de neón
que llevaba por título Monumento a V.Tatlin (figura
109). No era más que un agrupamiento de tubos de
neón que el artista no había esculpido ni
construido en lo más mínimo, y que no parecía
significar nada. Meramente existía -un objeto resplandeciente
por derecho propio.
Los minimalistas compartían
con Mondrian la opinión de que la mente debía
concebir plenamente una obra de arte antes de proceder a
su ejecución. El arte era una fuerza mediante la
cual la mente podía imponer su orden racional sobre
las cosas; y lo que desde luego no era, según los
minimalistas, es expresión de uno mismo. Todas aquellas
prioridades que el expresionismo abstracto, con sus excesos
de profunda subjetividad y alusiones a la emotividad, había
infundido en el arte americano durante los años cincuenta,
pasaron a rechazarse por ser demasiado "sentimentalonas".
Las maneras tradicionales de composición habían
sido tiradas por la borda en beneficio de la improvisación,
la espontaneidad y el automatismo, y el estilo se había
convertido, para los pintores expresionistas abstractos,
en una cuestión de jeroglíficos andantes y
gestos vertiginosos, trayendo cada pincelada al mundo chorreante
de insinuaciones metafísicas y existenciales. El
gesto mismo era el sentido, y lo que expresaba era la libertad
primigenia y subjetiva del artista.
Dentro de este flujo heraclíteo
de pintura gestual, y abogando, por así decirlo,
por el mínimo más absoluto que bastara para
que existiera un universo, los minimalistas introdujeron
un cubo epistemológico; se erguía como un
compromiso de claridad, rigor conceptual, literalidad y
simplicidad. Querían desviar el arte hacia un curso
alternativo de metodologías más precisas,
mensurables y sistemáticas.
Conjugando el cubo al infinito, transmitieron una impresión
de equilibrio perfecto y produjeron una simetría
plástica que nunca se desvía de su propio
campo rígidamente tramado -siendo, la monotonía
de las unidades determinadas conforme a módulos,
en cierto sentido, el polo opuesto de la libertad; como
las estrellas que siguen su curso.
En muchos aspectos el minimalismo
recibió su ímpetu inicial de la pintura, en
cuanto era una inversión manifiesta de los valores
que habían sido exaltados por la anterior generación
de expresionistas abstractos; Pero pronto desarrolló
el propósito de dotar a la escultura de un nuevo
conjunto de criterios plásticos -pues si en algo
había fracasado claramente el expresionismo abstracto
era en desarrollar algún tipo de estilo escultórico;
la totalidad de sus éxitos pertenecían al
ámbito de la pintura-. Todos los que se convirtieron
en los más destacados practicantes del "ABC"
o arte mínimo -Don Judd, Dan Flavin, Carl Andre,
Robert Morris y Frank Stella- terminaron interesándose
(con la posible excepción de Stella) por la construcción
de objetos tridimensionales, dándose el caso de que
muchos de ellos habían empezado sus carreras como
pintores -dentro de la modalidad del expresionismo abstracto-.
Su obra de madurez presenta, aun así, rasgos estilísticos
comunes: formas predominantemente rectangulares y cúbicas
de las que se ha expurgado toda metáfora y significado,
partes iguales entre sí, superficies repetidas e
indiferenciadas. Compartían la ambición de
crear obras de máxima inmediatez, en las que él
todo fuera más importante que las partes y en las
que se suprimiera la relación compositiva en beneficio
de un simple ordenamiento (progresivo, permutado o simétrico).
Tampoco estaría completa ninguna visión de
este período sin mencionar, dentro de este contexto,
los enormes monolitos negros de Tony Smith, las cajas de
espejos de Larry Bell, las láminas inclinadas y de
vivos colores de John McCracken y las construcciones reticulares
de Sol LeWitt (aunque LeWitt prefiere decir que es un artista
conceptual). Todos estos artistas se decidieron por materiales
industriales -utilizados de la manera más neutral
posible, sin alterar su identidad específica-. Tales
como el hierro galvanizado, el acero laminado en frío,
los tubos fluorescentes, los ladrillos refractarios, los
cubos de goma-espuma, las láminas de cobre, y la
pintura industrial; y todos ellos preferían formas
geométricas simples y unitarias, utilizadas por sí
solas, como pura gestalt (forma), o como una serie de unidades
idénticas repetidas.
Die Fähe hoch!, por ejemplo,
(¡Arriba la bandera!), Está constituido por
cuatro cuadrantes de franjas cada uno de ellos imagen refleja
invertida de los otros. Las pinturas no tratan de otra cosa
que de relaciones, relaciones ordenadas, materializadas
en una composición de franjas impersonales e inflexibles.
Como los números, son moral i metafísicamente
indiferentes. (Dice Carl Andre): "
Frank Stella
ha creído necesario pintar franjas. No hay nada más
en su pintura. La pintura de Frank Stella no es simbólica.
Sus franjas son las sendas del pincel sobre el lienzo. Esas
sendas no conducen más que a la pintura."
Una de las razones por las que la
gente no es capaz de apreciar el arte mínimo es que
no considera que una hilera de cubos de goma espuma, o de
ladrillos refractarios, pueda en lo más mínimo
ser arte. No ven evidencia alguna de que el artista haya
hecho el más mínimo "trabajo", y
en consecuencia creen muy sinceramente que se están
enfrentando a un Fraude gigantesco al que se ha permitido
extender sus ramificaciones por toda Europa y América.
Para Judd el modo normal de resolver
sus asuntos (de hacer sus obras) es que fabriquen sus cajas
fuera del estudio, lo mismo que Flavin elige tubos fluorescentes
estándar en razón de su neutralidad y disponibilidad,
y deja que sea el electricista e ingenieros quiénes
lleven a cabo lo que es propiamente el trabajo.
No pasó mucho tiempo antes
de que el minimalismo se convirtiera en una de las estéticas
más intransigentes y de efecto más extendido
de nuestra época, ocasionando cambios decisivos no
sólo en la pintura y la escultura, sino también
en la música y en la danza. Tanto Philip Glass como
Steve Reich han estado componiendo, desde hace ya un buen
número de años, música dotada de una
estructura modular -música basada en la repetición-,
elementos y retículas acumulados, que, en el caso
de Glass, significan a veces repetir una y otra vez la misma
frase musical. En los primeros tiempos del Judson Dance
Theater de Nueva York, Yvonne Rainer había revisado
sus procedimientos coreográficos para dar entrada
al movimiento "encontrado" (estar de pie, caminar,
correr -movimientos rutinarios, concretos y hasta banales-),
ejecutado de una manera tan neutral e inexpresiva que hacía
innecesario el virtuosismo técnico del bailarín.
En Transporte Discontinuidad, por ejemplo, una obra para
doce participantes, los bailarines se convierten en "ejecutantes"
neutrales, y llevan a cabo tareas tales como el transporte
de materiales insólitos a través del escenario:
100 planchas de madera, 100 planchas de cartón, 100
planchas de goma espuma, 5 colchones, 2 cubos de estireno,
2 láminas de madera contrachapada, 1 ladrillo, etcétera.
(El propio Morris colaboró con Rainer durante un
breve período a mediados de los anos sesenta.) Desprovisto
de toda ambigüedad, de todo contenido o clímax
dramáticos tradicionales, la obra de Rainer deja
al movimiento mismo, por así decirlo, caminando sobre
sus dos piernas. Más recientemente, Lucinda Childs
ha desarrollado una modalidad de danza que es aún
más drásticamente mínima, donde se
ejecutan sobre un escenario desnudo movimientos implacablemente
repetitivos que se parecen más a la pantomima de
una cierta simetría que a una actuación.
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