La Iglesia de los Buenos Cristianos, asamblea o comunidad
de fieles, que alcanzaba su salvación siguiendo una regla y siguiendo
al pie de la letra los preceptos del Evangelio, tenía una ordenación
interna, relacionada con la propia eclesiologia, y estaba estructurada
con la intención de cumplir eficazmente con su vocación universalista:
difundir la Palabra de Cristo y el Consolamentum
(su sacramento salvador del bautismo espiritual).
Esta Iglesia estaba dividida en tres niveles: CREYENTES, CONSOLADOS
y
BUENOS
CRISTIANOS.
a)
El CREYENTE
es el oyente, él que viene a escuchar la práctica cátara.
b)
El grado de CONSOLADO
es más difícil de definir. Hay el "simple consolado", es
decir, el enfermo que ha recibido el sacramento de los moribundos y después
ha sobrevivido, motivo por el cual, podría estar en espera de ser
realmente bautizado. El "simple perfecto o perfecta", es el bautizado durante
los períodos de paz y solamente tenía la potestad de decir
la Plegaria, de bendecir el pan y de dar el consolamentum a los moribundos.
c)
El papel realmente sacerdotal, de la predicación solemne y del oficio
del bautismo del espiritu, que se otorgaba al neófito o iniciado
que llevaba mucho tiempo preparándose, y que estaba destinado a
entrar en los órdenes cátaros, parece haber sido reservado
únicamente, a una jerarquía de BUENOS
CRISTIANOS o PERFECTOS
llamados ANCIANOS,
DIÁCONOS o OBISPOS.
Claro está, que muy pronto, a partir de la
época de les persecuciones, la diferencia entre simple perfecto,
consolado o miembro de la jerarquía desapareció completamente.
Entonces, el más humilde de los perfectos clandestinos, la más
aislada de las perfectas de los bosques, representaban en si mismos a toda
la Iglesia, y reunían en ellos todas las funciones pastorales y
sacerdotales de los buenos cristianos, protegidos por un pueblo de creyentes
encasillados por la burocracia inquisitorial.
La Iglesia cátara, fue en realidad la suma
de un determinado número de iglesias autónomas, que en general
mantenían lazos de buena amistad entre ellas. Cuando una comunidad
local llegaba a ser suficientemente numerosa y influyente, ésta
se organizaba como Iglesia, es decir, escogía un obispo gestor,
y se otorgaba un cierto número de diáconos destinados a asegurar
la predicación y la vida religiosa de las agrupaciones de los cristianos
de base: LAS CASAS CÁTARAS.
Las casas cátaras y su funcionamiento interno
no puede ser comparado con un monasterio o con un convento católico
de su época. Ignoraban toda clausura, estaban abiertas al mundo
y a la sociedad y tenían trazos de hostal y de taller. Eran sobretodo
el lugar donde los ritos de la Iglesia se mantenían, y donde todo
creyente sabía que podía ir a escuchar hablar de Dios y volver
a sus raíces, mediante prácticas piadosas.
Hemos explicado, que la jerarquía estaba compuesta
por OBISPOS, que contaban con dos coadjutores o ayudantes: un HIJO
MAYOR destinado a sucederle algún
día, y un HIJO MENOR
llamado a convertirse en "hijo mayor" (el prestigioso Guilhabert
de Castres, había sido "hijo mayor" del obispo Gaucelm).
Para hacer honor a la verdad, no hemos de imaginarnos
al obispo cátaro como a los prelados católicos, residiendo
en un palacio episcopal en su ciudad catedralicia. El obispo cátaro
continúa siendo pobre y itinerante como todo Buen Cristiano. Se
le solicita para las ceremonias y las ocasiones solemnes y, sin duda, mantiene
hasta el final la función de gestor "temporal" y "financiero" de
la Iglesia-comunidad. El "socius", compañero de vida y de camino
del obispo, era generalmente un joven diácono formado por él.
Los DIÁCONOS, presidían prédicas
y incluso ritos en la vida de las comunidades locales agrupadas en "casas".
Sens ninguna duda eran ellos los que, iban a celebrar el Service
o Aparelhament en cada casa cátara, organizaban las misiones
de predicación y la vida itinerante de los BUENOS HOMBRES, vinculadas
a su trabajo y a la comercialización de su producción artesanal.