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El cuidado de la interioridad

No te dejes embaucar por las veleidades del «sistema». Hay otra ruta, otra senda, otro camino... el camino que nos lleva a nuestro interior, a nuestro centro, a nuestro corazón, fuente de serenidad, armonía, paz, integridad personal, gozo íntimo...

Para ser humana, a nuestra vida le falta una dimensión esencial: interioridad. Se nos obliga a vivir con rapidez, sin detenernos en nada ni en nadie, y la felicidad no tiene tiempo para penetrar hasta nuestro corazón. Pasamos rápidamente por todo y nos quedamos casi siempre en la superficie. Se nos está olvidando escuchar la vida con un poco de hondura y profundidad. El silencio nos podría curar, pero ya no somos capaces de encontrarlo en medio de nuestras mil ocupaciones. Cada vez hay menos espacio para el espíritu en nuestra vida diaria. Por otra parte, ¿quién se va a ocupar de cosas tan poco estimadas hoy como la vida interior, la meditación o la búsqueda de Dios? Privados de alimento interior, sobrevivimos cerrando los ojos, olvidando nuestra alma, revistiéndonos de capas y más capas de proyectos, ocupaciones e ilusiones. Hemos aprendido ya a vivir «como cosas en medio de cosas» (J.A. Pagola). La propuesta, pues, es aprender a buscar la felicidad interior directamente y no a través de acontecimientos externos, que por naturaleza son cambiantes y efímeros.

La cuarta conferencia del curso 'La Espiritualidad del cuidado' corrió a cargo de Maria del Mar Albajar, OSB, Abadessa del Monestir de Sant Benet de Montserrat. Profunda, vivida, emocionante...vale la pena escucharla hasta el final y 'disfrutar' del mágico silencio que se creó después de la ponencia. La filósofa Natàlia Plá ( https://www.nataliapla.com/) se encargó de la introducción y presentación.

Presentación, a cargo de Natàlia Plá

1' 28'': La vida monástica es como ese amparo inveterado que permanece y está ahí. En un texto sobre sociología leía que había unas metáforas, unos tropos, que convenía cambiar y decían que en la madurez de la persona se hablaba mucho de ese echar raíces, las personas tienen que echar raíces... pero la contemporaneidad y eso de echar raíces y quedarte atado a algún sitio no se llevan muy bien… Para comprender el comportamiento contemporáneo la imagen que nos ayudaría sería la de echar y levar anclas... A las personas hoy en día les cuesta adscribirse, sabemos de la dificultad de pertenencia… como usuaria necesito y agradezco poder echar y elevar anclas, pero eso tiene un presupuesto y es que haya puertos y que haya quien cuide de esos puertos, que haya quien habite esos puertos… Lo primero que pensé fue en los monasterios, en algunos monasterios y en algunos monjes y en algunas monjas, pensé que eran unos de esos puertos contemporáneos que permanecen, que están ahí, en un ejercicio de mucha generosidad y de servicio al mundo, están ahí para que podamos atracar en ellos, podamos reparar las embarcaciones, podamos reabastecernos… Cuáles son esos monasterios que permanecen, que están ahí, los que saben hallar ese ejercicio complejo, nada sencillo, entre preservar lo atemporal, lo que entronca con lo eterno, lo atemporal de su tradición , de su sabiduría y al mismo tiempo conocer, atinar en lo suficiente del mundo, de la sociedad de la que forman parte y que les envuelve para poder tener una palabra y orientarlos… Montserrat es un  punto de referencia, las benedictinas de Montserrat, la orden de san Benito es un  punto de referencia en la tradición y en la vida de la espiritualidad.

Hoy nos acompaña Mª del Mar ALBAJAR quien decidió un día irse a vivir a un puerto y porque durante hace unos años está al cargo de ese puerto, está al servicio de ese puerto y está cuidando cómo sostener la atención de fortalecer la vida de sus comunidades y la misión que tienen en medio del mundo de hoy. Nos fascinan a todos las flores, pero a veces nos olvidamos que para que las hojas puedan nacer necesitamos que la vida interior de la planta esté sana… La serenidad con que Mª del Mar se expresa, nos dice que algo sabe de plantas, que algo sabe de eso que hace que nazcan flores y que de esas flores que es el ser, de ahí nazcan otras obras… deseamos que nos traiga agua de ese puerto y que nos ayude a reabastecernos…

El cuidado de la interioridad, por M. del Mar ALBAJAR


6' 40'': Voy a compartir algo... no estoy aquí por mis estudios sino por mi experiencia… lo que voy a decir parte de ahí, de esta experiencia que quiero compartir con todas vosotras/os, que viene de esta opción monástica que he tomado y también de mi inquietud personal por no conformarme nunca por la verdad… La vida monástica de hecho no es teoría, es práctica, es ese lanzarse a ese encuentro con Dios pero no a nivel teórico sino a nivel personal… y a partir de aquí, de esta experiencia, de esta búsqueda, de este encuentro, de esta pérdida con el Misterio y también a partir del focusing que es una de las herramientas que me han  servido a mí para ir haciendo mi camino y para ir acompañando a otras personas en su camino, pues planteo este tema del cuidado de la interioridad en su sentido más amplio, no solo en su dimensión más religiosa, sino «interioridad» como contrario a la «exterioridad», la interioridad de la persona...

Mi tesis es que sin el cuidado de la interioridad de las personas no hay vida. El cuidado de la interioridad es lo que permite la vida: la vida a nivel personal, mi vida, el cuidado de la interioridad es lo que me permite ser quien soy y el cuidado de la vida en general, de toda la vida, porque cuando yo me alejo de mí, cuando dejo de ser yo, también impido a los demás y a todo lo demás, naturaleza incluida, que sean quien son…

¿Cómo sabemos si estamos cuidando de la interioridad?

¿Cómo sabemos si estamos cuidando de la interioridad o no?... Pues en el cuidado de la exterioridad… cómo cuidamos nuestra interioridad se ve en el modo como cuido a mis hermanas, a mis vecinos, a los demás, a todos los demás… cómo cuido las cosas, cómo cuido las herramientas, cómo cuido lo que tengo, cómo cuido la naturaleza y cómo cuido la dimensión sagrada de la vida… cómo hago esto me dice cómo estoy cuidando mi interioridad.

Sin el cuidado de la interioridad no hay Vida y decir que este cuidado de la interioridad es urgente… porque si no se cuida la interioridad se está cuidando lo contrario que es la despersonalización… si el cuidado de la interioridad permite que yo sea quien soy, que sea la persona que soy… descuidar mi interioridad lo que causa es la despersonalización mía y de los demás.

Estamos viviendo u  momento de aumento de violencia y de tensión en todos los foros de la sociedad, la política que en teoría debería ser ese foro donde debería prevalecer el diálogo y el respeto por la diferencia se parece más a un foro de lucha donde la libertad de expresión solo se utiliza para escudar a los míos y para atacar a los otros.., se está malmetiendo la verdad y se utiliza la mentira institucionalmente, cambiando el nombre de las cosa, llamando libertad a aquello que destruye y llamando terroristas a aquellos que luchan por causas nobles… se fragilizan las comunidades humanas, donde se cuidaban los unos a los otros y los de fuera eran acogidos y bienvenidos… ahora se están creando grupos, muy cohesionados entre ellos, pero que repelen a todo aquel que no piense igual.

Ortega y Gasset hablaba de las sociedades de masas y hablaba del auge del hombre masaRiemen: el hombre masa, el hombre despersonalizado, la persona que no cuida su interioridad no quiere ser confrontado, menos aún agobiado con valores intelectuales o espirituales, no hay medida valor o verdad que pueda restringirlo, la vida debe ser sencilla y abundante, todo está permitido, no hay restricciones… el hombre masa es autoindulgente y se comporta como un niño malcriado… escuchar, evaluar críticamente sus propias opiniones o actuar con consideración hacia los otros no es necesario… tiene un fuerte sentido de poder, un anhelo de control… solo le importa él y sus iguales el resto debería adaptarse… el hombre masa siempre está en lo correcto, no necesita justificaciones, solo conoce un idioma la violencia, cualquier cosa diferente, cualquier cosa irrelevante para él no tiene derecho a existir, detesta ser diferente a la masa, se amolda a las modas dominantes y busca sus propias opiniones en el cálido cobijo de los medios de comunicación.

Otra manera de empezar esta presentación: somos infelices, estamos creando infelicidad cuando estamos hechos para la felicidad y esto es muy triste… solo hay una solución posible y es el cuidado de la interioridad, la responsabilidad para cada uno y cada una de nosotras…

Riemen leyó en una carta de un judío que éste en su última carta a su esposa Natalia terminada diciéndole: “se valiente” … Qué ele estaba diciendo el judío a su esposa con eso de “se valiente” y buscando en Sócrates él dice: El valor según Sócrates es la habilidad no de conquistar a los otros sino a uno mismo, es el valor para ser sabios y justos, el valor para cultivar nuestra alma, es decir lo mismo que cuidar nuestra interioridad… Quien no hace esto no es libre y una vida sin libertad, una vida vacía, condescendiente, es una vida sin sentido y en última instancia una vida sin amor… Y esto es lo que estamos viviendo una sociedad sin amor… este momento pide, urge, el cuidado de la interioridad.

¿A qué llamamos cuidado de la «interioridad»?

¿Y qué es el cuidado de la interioridad, a qué llamamos cuidado de la interioridad? Voy a comenzar con un cuento de la historia de una niña (mi profesora Ann Weiser Cornell) que tenía un perrito que era una monada (…)... Esto es lo que nos ha pasado a algunos de nosotros o a la mayoría de nosotros…, en algún momento de nuestra vida hemos entendido que nosotros, que yo, tal como soy era un problema... esto puede suceder y es normal que ocurra de pequeños… un niño/a pequeña depende absolutamente de sus progenitores… si le falta el cariño de su madre o de su padre ella entiende que le faltará el alimento, la protección, el calor, todo lo que necesita… para un niño, para un bebé que le falte el afecto es muerte... Pero más adelante también ha habido ocasiones que nos hemos encontrado con opciones en la vida que teníamos que decidir si seguíamos lo que nos decía el corazón, lo que yo sentía que quería hacer o lo que el grupo me pedía que hiciera... a veces esto en la juventud pasa, pasa muchas veces, pasa recurrentemente… El libro del éxodo es un largo relato de la historia de un pueblo que sabe quién es, que sabe cuál es su origen, que sabe quién es su Dios y que repetidamente le va diciendo que no, que no se fía de Dios, que prefiere fiarse de sus ídolos, de sus seguridades, incluso del pasado...

Muchas veces, repetidamente a lo largo de nuestra vida, activamos nuestros mecanismos de evitación, de evasión para evitar la elección entre ser yo misma o adaptarme al grupo y perdemos el contacto con nosotras mismas, abandonamos quien somos, nuestro modo de ser para adaptarnos, para estar mejor socializadas, para tener una mejor aceptación entre los demás y pasamos a depender de lo que los demás nos dicen, los padres la escuela, los medios de comunicación, la iglesia…

En esta conexión, en este depender del exterior estamos construyendo un personaje, lo que se llama el “ego”, esto es, una personalidad que no está en contacto con quien soy originalmente, con quien soy más auténticamente, sino que se nutre o pretende nutrirse del exterior perdiendo el contacto con su origen.

Dibujo con una circunferencia y un punto en el centro de la misma, representa el dibujo de una persona: el centro sería lo que soy más originalmente, quien soy yo en mi originalidad... pero por diferentes razones en algún momento he entendido que esto era un problema… ser como yo soy crea problemas y me aleja del afecto, del reconocimiento, de la pertenencia, del amor que para todo ser humano es imprescindible… entonces lo que hacemos es desconectar, perder contacto con nuestro centro y conectar con el exterior… y nos construimos un personaje, una manera de ser adaptada al entorno que tenemos… Mientras yo estoy en la mi exterioridad, mi imagen, mi modo de actuar que he construido para que los demás me quieran, cuando estoy en mi exterioridad lo que sucede es que mi conciencia deja de estar en contacto con mi interior y entonces lo que estamos haciendo es como cera un agujero en el universo, es como si vaciáramos el centro de una estrella, generándose un vacío en el centro… nosotras cuando estamos más pendientes de nuestra exterioridad que de nuestra interioridad lo que estamos haciendo es crear, generar un agujero en el universo que nadie más puede llenar…

Cuando me identifico  con mi exterioridad, cuando me pienso que soy mi exterioridad, vivo pendiente de los demás, de su aprobación sobre mí, vivo pendiente de la mirada de los demás sobre mí, me esfuerzo para trabajar mi apariencia, sea mi físico, sean mis títulos, sean títulos académicos, títulos deportivos, vivo pendiente de los likes, de los seguidores que tengo… mientras vivo en la exterioridad es pura esclavitud y además víctima, porque todo lo que me sucede es culpa de los demás, es culpa de este reconocimiento que no me llega por parte de los demás… mientras estoy en mi exterioridad soy víctima de los sucesos, de lo que ocurre en el mundo, soy esclava…

En la exterioridad solo hay ideas fijas, me he construido un personaje y este personaje es rígido… porque como está lejos del centro que es donde se podría apoyar, necesita sostenerse en él mismo… entonces aquí las ideas son muy difíciles de cambiar, necesita que lo que cree sea verdad y aquí es muy difícil cambiar las ideas… Los demás desde aquí bien son seguidores, bien son amigos, bien son enemigos, porque si piensan diferente a mí me están cuestionando mis ideas… como no tengo otro punto de apoyo más que esta estructura que me he creado, que este personaje, si no están de acuerdo conmigo son enemigos porque me cuestionan…

...y si me cuestionan esta línea, si me cuestionan mi personaje me quedo sin nada... porque me he olvidado de mi centro… Mientras estoy en mi exterioridad vivo en el control, necesito controlarlo todo, necesito controlar a los demás, controlar su aprobación y controlar mis reacciones, controlar mis resultados… para mí mismo, para poder recibir el apoyo, el reconocimiento, la pertenencia que necesito. Aquí, cuando estoy aquí, me siento vacía... a veces aquí llegan piropos, a veces estando en la exterioridad llega reconocimiento, pero dura menos que el tiempo que se emplea en reconocer, no se absorbe, no se recibe este reconocimiento… porque la exterioridad es incapaz de recibir, la exterioridad solo proyecta, solo reacciona, pero no sabe recibir, no pueden acoger, es pura pantalla, pura proyección… Puede ser una persona muy famosos, con muchos títulos, muy reconocida, pero sentirse absolutamente sola… Desde la exterioridad se crean grupos, pero estos grupos son grupos que se aíslan, son grupos egoístas, son grupos que solo sirven para crear grupos masa, grupos que me protegen, que me dan identidad y que me diferencian del resto de la humanidad y que me sitúan por encima de los demás…

Cuidar la interioridad

¿Qué es pues cuidar la interioridad? Cuidar la interioridad es hacer este recorrido hasta el centro, es recuperar mi centro, es recuperar mi corazón, porque en mi corazón, aquí en mi centro hay quien soy más originalmente, más únicamente… esta persona más libre, esta persona creativa, responsable…

El centro es amor, el centro es luz, el centro es esponjosidad, no es tensión como la exterioridad, el centro es capacidad de colaboración, no confrontación como la exterioridad... el centro es relación, no exclusión como la exterioridad… en el centro encontramos la bondad, la verdad y la belleza… aunque nos parezca que la belleza está aquí fuera y nos esforcemos para conseguirla en la exterioridad… la belleza nace del interior.

Y como se hace? Cómo podemos trabajar esta interioridad, cómo podemos pasar de vivir de aquí que me da tanta seguridad, la exterioridad que me da tanta seguridad, a la interioridad, de esto que me da tanta seguridad, tanto control aparente, a este centro que no me da ninguna seguridad y desde el cual no puedo controlar nada… … pero donde está la vida, donde está la libertad, donde está la comunión, donde está el amor.

Hay dos posibilidades… La posibilidad de hacerlo desde la exterioridad, hacer el camino hacia el centro desde la exterioridad… esta es una posibilidad, este es el camino de los esforzados, de la gente de buena voluntad, es el camino de la gente que tiene buena voluntad y que lo intenta y se esfuerza y que intenta corregirse, intenta superarse, porque lo hace con los criterios del ego, del personaje y por tanto que sabe que tiene que corregirse…. Tenemos recetas para todo, hay tutoriales para todo, para ser feliz… la teoría la tenemos clarísima, entonces intentamos es aplicar esa teoría desde la razón y desde la fuerza de la voluntad hacia mi interior, hacia mi hondura… aplico la teoría para intentar superarme hacia el interior… es un camino... A mí no me ha funcionad mucho, no conozco a nadie que le haya funcionado bien… pero es un camino posible… hay muchos caminos ascéticos que lo proponen así, el esfuerzo, la ascesis como superación de los propios defectos…

Pero hay otro camino y este camino es el que va del centro al exterior. ¿Cómo puedo hacer este camino si estoy en el exterior? Imaginándonos, recibiendo o escuchando lo que pasa en nuestro interior… Sabemos que en nuestro interior hay amor, hay luz, hay originalidad, creatividad… si yo me sitúo, aunque sea con la intención, en el centro… en lugar de ir de fuera hacia adentro, vamos a hacer el camino de dentro hacia afuera, como si estuviéramos en el centro…

Cómo se hace esto?

Hay dos vías: Una es la vía de situarme en el presente, de situarme en la quietud, de situarme en el silencio… son las vías que proponen la meditación, la repetición del nombre de Jesús, la repetición del coan, el silenciamiento, el rosario… es una manera de situarme en este centro que siempre está en presente… que sabemos que está habitado por una Presencia, por la Ultimidad, por eso que llamamos Dios… Uno de los caminos es respirar, cualquier ejercicio en este sentido… son ejercicios de presencia: situarme en el presente, intentar silenciar, dejar pasar los pensamientos, acallar la mente, silenciar el corazón... y así irme situando en este centro que permite que se vaya transformando toda mi persona desde la luz, desde el calor, desde la bondad, desde la verdad, desde la belleza que me habita… no tengo que hacer nada más… más que dejarme habitar, poner conciencia en esa Presencia que me habita… este es uno de los caminos…

centro El otro de los caminos es el de la relación: nuestro centro es comunión, que es amor y en el amor, en una relación amorosa siempre tiene dos elementos: R= D x C… una relación de verdad, una relación amorosa necesita «Distancia», es decir libertad, capacidad de presente, capacidad de hacerme cargo de mí, iniciativa, claridad… esta conciencia de que yo sigo mi camino y los demás siguen su camino… esto es «Distancia», un elemento esencial del Amor, de la relación amorosa.

El otro elemento es el «Contacto»: no hay amor si no hay también «Contacto» … y qué quiere decir «Contacto», proximidad, capacidad de escucha, empatía, cercanía, interés por el otro… Hay amor, hay una relación verdadera cuando se dan los dos elementos… si no hay D.… si yo no permito al otro ser quien es y yo no me permito a mi ser quien soy, si yo no soy libre, si yo no elijo mis propias opciones y permito que el otro no tenga sus propias opciones… si esto es 0 el resulta de la ecuación es 0… si no hay C no hay amor… no hay relación…

Este centro nuestro es libertad y es amor, es Distancia y es «Contacto» … Qué es «Contacto» en la relación de interioridad… estoy hablando de esta relación que, desde el centro, desde esta libertad yo tengo con todo el resto de mi persona, toda esta parte que no he aceptado, toda esa parte de mí que no he aceptado, que he echado fuera de mí, que no he integrado, los demonios, es nuestro inconsciente, nuestra sombra, toda esa parte nuestra que cuando vamos hacia adentro, cuando intentamos ir hacia adentro, nos sale…

Imagen de un monje con un garrote en la mano y ante sí un monstruo, un demonio, un animal horroroso… esto es lo que nos pasa cuando intentamos acceder a nuestro interior… todas esas partes nuestras que no hemos atendido, que no hemos aceptado, nos dan miedo, nos asustan y el miedo crea monstruos… no es que yo dentro de mi tenga monstruos, mi miedo los ve como monstruos…

¿Cuál es el proceso?

Esto es lo que llamamos «Contacto»: desde mi centro que es libertad y que es amor voy acogiendo todo esto que me ha quedado por el camino… todos estos miedos, todas estas rabias, estos odios, estos impactos que la vida ha dejado en mí y que mi cuerpo ha ido grabando… los voy acogiendo todos y cada uno, los voy acogiendo con el cariño que enseña este monje, escuchando que es lo que hace el «Contacto», desde la exterioridad no escuchamos… para al final todas estas energías, todas estas sensaciones, que al principio nos asustan cuando entramos en nuestro interior… al final se convierten en energías aliadas, en energías nuestras, en fuerza que recuperamos para nuestro tronco, para nuestra vida… en lugar de ser enemigos interiores, a través de esta relación de «Proximidad-Contacto» y «Distancia» a la vez, el monje sabe que no es este lobo, que no es este perro, que son dos diferentes… vemos al monje pasando el rosario, esto quiere decir centrado en su presente, en su diferencia, en su contacto interior, acoger las «huellas», la sensaciones que la vida nos ha ido dejando y que podemos sentir en cualquier momento, los nervios antes de cantar, el ponernos nerviosos antes de una visita…,  esas formas que el cuerpo nos indica que está viviendo la vida… todo esto que está dentro nuestro lo incorporamos, lo integramos, lo transformamos desde esta relación que nace desde el interior… a esta relación también se le ha llamado la relación adulto-niño, Jung habla de la relación aminus-anima, la tradición monástica hablaba de la relación Adán-Eva y decía que el monje tiene que poner en contacto, relacionar en una relación de amor entre Adán y Eva, Adán tenía que aprender a escuchar a Eva, Eva representaba el mundo inconsciente, pasional….

Sea la imagen que sea dice la tradición monástica: escucha a tu Eva, pero de modo que no obedezcas más a Eva que a Dios… Nuestro Dios, ese Dios que nos habita nos está sustentando, nos está apoyando, nos está manteniendo para que podamos recuperar quien somos, para que podamos integrar todos estos pedacitos que hemos ido dejando por la vida, todas esas partes de nosotras que hemos creído que no eran adecuadas, que no iban a ser aceptadas, que nos causaban problemas… nuestro Dios está sosteniéndonos desde el interior para que podamos unificarnos que es de lo que habla la tradición monástica, volver a ser unos con nosotras mismas, idénticas a nosotras mismas, con toda nuestra originalidad, con todo nuestro potencial, con todos nuestros sueños.. y este es el lugar en el cual Dios es más fácil encontrarle... porque Dios también tiene esta relación con nosotras… Dios quiere seres completos… a Dios nunca le cogemos, nunca le tenemos, Dios es libre, siempre se nos escapa, siempre nos sorprende y quiere que nosotras también le sorprendamos, quiere que también nos escapemos, que también creemos esa persona que somos… Dios necesita colaboradoras, necesita colaboradores, para engendrar este Reino que sueña… sin nosotras Dios no puede… Dejarme leer un fragmento para terminar… de una niña que hablaba desde mi interior y decía:

No os olvidéis de vuestro interior. No abandonéis quien sois. Dentro vuestro está la Vida. Estáis llenas de posibilidades. Aquí en vuestro interior está la posibilidad de una Nueva Creación. De un nuevo principio. No más tarde. No después sino ya, y con estas condiciones. Estáis malviviendo. Estáis malmetiéndoos. Estáis destrozándoos vosotros y lo de todo a vuestro alrededor. Parar. Escuchar el viento. Escuchar el mar, los bosques, el cielo, las flores, la tierra, el río. Todo, todo os habla de vosotros, de vuestra Verdad. De la Vida que os llena y de la inmensidad que os habita. Escuchar. Escuchar dentro vuestro, en vosotros. Ahí está la verdad. Desde ahí aprenderéis a ver. Ahora no veis nada. No os dais cuenta de quien sois. Escuchad y aprenderéis a ver la Verdad, vuestra verdad, la verdad de la Vida y la Verdad de las personas con las que vivís, mucho más allá de lo que ellos son capaces de ver. Volved. Volved a vosotros. Pararos. Parar esta carrera loca hacia ningún sitio y escuchar. Lo tenéis muy cerca. Dentro vuestro, en vuestro corazón. Es el principio. Es un principio que empieza cada vez que escucháis quien sois y expresáis lo que vivís. Haciendo esto me permitís, dice Dios, ser Dios. 

49' 04''… y aquí lo dejo…

Fuente: EIFP, Mª del Mar ALBAJAR, Abadesa del monasterio benedictino de Sant Benet de Montserrat (Barcelona)

Ver también la sección: INTERIORITAT, ESPIRITUALITATS, SAVIESA


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